Alucinada

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Cuando me desperté, solo pude estar pendiente de Marcus, me daba pena que estuviera aquí, ya que el no tenia la culpa de que yo estuviera aquí. Lo que me da a recordad que fue lo que paso cuando estaba en mi habitación.

Marcus entró a la habitación y la enfermera de fue. Clavé mis ojos en los suyos, estaba triste, enfadado y rabioso. Veo que le afectó más de la cuenta lo ocurrido.
No aguanté las ganas que tenia de soltarle todo lo que le quería decir, y el por su parte se perdonó por no haber estado en el momento justo para haberme protegido.
Las lágrimas salieron de mis ojos, y el me cogió la cara con sus manos y vi que estaba alegre por verme, y decidí dar el paso definitivo.
Besarle.
Fue liberador, sentí como me gustaba esa sensación de gravedad, el me correspondió y nos subimos en un hermoso beso, ¿sería el primero de muchos? No lo sé. Pero lo único que sé es que no quería dejar de besar aquellos labios.

Marcus se quedó dormido en la cama, abrazado a mi y sin soltarme.

Al día siguiente me ayudó a vestirme y nos fuimos a su casa a pasar el día viendo películas.
-Bueno, creo que ya podemos decir que somos mucho más que amigos ¿no?- dijo el mientras me daba la mano.
-Claro, si tu quieres, claro.- dije mientras me sentaba encima de el y le abrazaba fuertemente.
-Claro que quiero pequeñina. -dijo mientras me dio un beso apasionado.

¿Porqué a mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora