Capítulo 40

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Harry miraba en silencio por la ventana desde donde estaba sentado en su lugar favorito de la biblioteca. Esta ventana daba al patio trasero y podía ver el campo de quidditch que Snape había preparado para él. Todavía estaba sorprendido de tener un campo entero sólo para él, y no podía esperar a que Ron y los gemelos vinieran a jugar. Resopló mientras sacudía la cabeza. Como si eso fuera a ocurrir alguna vez.

—Con la mirada perdida en el espacio no vas a conseguir escribir esa redacción—dijo de repente Snape desde su espalda, haciendo que Harry se sobresaltara.

—¡Dos rollos de pergamino!—se quejó Harry en voz alta mientras dejaba caer su pluma sobre la mesa donde estaba sentado—Eso es algo que asignarías tú, no Remus. ¿Estás seguro de que no le has encargado eso?—.

Snape negó con la cabeza mientras entraba de lleno en la habitación y se sentaba frente a Harry. Tenía algunas cartas en la mano, y las estaba ordenando mientras decía: —Ni siquiera sabía qué ingrediente te habías escabullido para buscar—y entonces lo miró—pero espero que sepas que te has librado de todo—.

Harry suspiró—Lo sé, Snape. No hace falta que me des otro sermón. Tú y Remus lo han dejado muy claro: "Nada de meterse con ingredientes que no conoces"—Eran las palabras que Snape y Remus le habían inculcado los últimos días.

—Sí, bueno, espero que no lo olvides. ¿Cuánto te queda por escribir?—.

—Otro medio rollo. Por favor, Snape, ¿no puedo salir sólo un rato?—.

—No, Harry—respondió Snape, leyendo la carta que acababa de abrir—Te he dejado posponerlo todo lo que estoy dispuesto a permitir, pero las clases vuelven a empezar la semana que viene, y tienes que hacerlo—.

—Eres mayor que él, ¿verdad?—preguntó Harry de repente.

—Lo soy, pero sólo por dos meses, como él me dice habitualmente—Snape suspiró mientras volvía a doblar la carta y la colocaba en la pila con el resto, con el ceño fruncido al pensar en lo que había dicho.

—Bueno—dijo Harry, ajeno al sutil cambio de humor de su tutor mientras levantaba un pie y lo metía debajo de él, apoyándose en la mesa para poder ver mejor por la ventana—Ya que eres mayor, ¿no podrías desautorizarle en esto? Ya sabes, dile que he aprendido la lección y que el ensayo no es necesario—.

Snape lo miró con una ceja alzada antes de ponerse de pie—Claro—Dejó que Harry lo mirara esperanzado por un momento antes de continuar—Por supuesto, entonces tendría que seguir con mi plan original de castigarte durante dos semanas—.

Harry gimió—Snape- —.

—No, Harry. Termina la redacción. Cuando termines, si todavía hay suficiente luz afuera, puedes salir entonces. Ahora mismo, tengo que ir a Hogwarts por un momento y hablar con papá.

¿Quieres venir conmigo y trabajar un rato en nuestro salón, o prefieres quedarte aquí?—.

Harry miró a Snape con desprecio antes de bajar la cabeza para apoyarla en su mano y refunfuñar: —Me quedaré aquí—.

Snape asintió—Llama a Jenka si necesitas algo, pero volveré enseguida—Empezó a salir de la biblioteca, pero se volvió para mirar a Harry—Y no salgas y no...—.

—Abre la puerta—terminó Harry su frase poniendo los ojos en blanco—Lo tengo, Snape. Tengo trece años, no tres. No tienes que tratarme como a un niño pequeño—.

—Deja esa actitud, Harry—le amonestó Snape antes de volverse hacia la puerta y salir, dejando a Harry enfurruñado detrás de él sin poder hacer nada más que concentrarse en su redacción.

As Potter is to SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora