Se acercó a ambos, sin ningún cuidado tomó a la rubia del brazo arrastrandola con brusquedad a pesar de los quejidos y algunos insultos que soltaba.
-¡Largate! ¡Alejate de mi puta casa antes de que te asesine, maldita perra asquerosa!- la lanzó al patio provocando que esta cayera al suelo raspando sus manos y rodillas.
La mujer lo miró con rabia, se levantó y con la cabeza alta se dio la vuelta sacudiendo su largo cabello rubio.
-Te espero en el departamento, Zuzu- gritó mirando a Katsuki y sonriendo con sorna antes de correr pues el cenizo le lanzó un florero que había cerca de la puerta- ¡Maldito demente!
Una vez la puerta fue cerrada de golpe todo quedó en silencio. No hubo palabra alguna durante largos segundos.
-Kacchan...- no pudo seguir hablando, su cara se volteó después de la bofetada que se estrelló en su mejilla pecosa dejando una marca roja.
-No te atrevas...a llamarme así otra vez-espetó lleno de veneno. Sus dientes apretados y su ceño fruncido. Estaba furioso y con mucha razón
-¡No, Kacchan! ¡Tienes que creerme, No se que me paso!- lo tomó de las manos pero su pareja se soltó bruscamente retrocediendo
-Eres un ¡Hijo de puta! Me mentiste y no solo eso...¡Te acostaste con esa puta en Nuestra cama! ¿¡Qué mierda sucede contigo!?- lo empujó fuertemente mientras gritaba con fuerza.
-...Lo siento.
-¡Eso no basta para nada! ¡No está ni cerca de ser suficiente!- Golpeó el suelo con su zapato antes de tomarse el cabello con fuerza y jadear de forma temblorosa-Largate. ¡Largate! ¡Te quiero fuera de mi puta casa!
Lo empezó a empujar a la puerta, este se quiso negar. Quería hablar pero no había nada que explicar.
La puerta volvió a cerrarse, sacudiendo las ventanas y lámparas que adornaban el hogar que era tan acogedor. Donde un matrimonio se había roto en mil pedazos. Pero...¿De que se sorprendía? El sabía que todo acabaría mal para ellos.
Se pegó a la madera de la puerta de espaldas, y lentamente se deslizó hasta el suelo, abrazando sus piernas con fuerza. Los sollozos llenaron rápidamente el lugar, el llanto desgarrador, desbordante de dolor y tristeza.
Se sentía tan vacío.
No salió de su casa durante 1 larga semana, una semana donde se dedicó a llorar, maldecir y sentirse miserable de forma solitaria. Todos estaban preocupados porque no sabían que pasaba. No sabían que había sido tan malo para que Katsuki e Izuku estén así.
Y no era problema de nadie, no quería que nadie se metiera en su vida privada.
Estaba en su cocina, apoyado en el mesón, mirando el suelo en una especie de trance, mientras el soplido agudo de la tetera resonaba por la casa.
Lo que lo despertó fue el suave toque en su puerta. Sacudió su cabeza rápidamente y apagó la hornilla antes de caminar a la puerta y abrirla un poco solo asomando sus ojitos cansados.
Abrió los ojos y su sangre se congeló al igual que su respiración. Su cuerpo tembló y un nudo se formó en su garganta al ver nuevamente esos ojos verdes junto a ese rostro de apariencia angelical cuando en realidad era el demonio de sus pesadillas.
—Kacchan, vine a...hablar
—No. Largate de aquí..— intentó cerrar la puerta pero el pie del chico se lo impidió—¡No hay nada de que hablar! ¡Fuera de aquí!
—¡Kacchan!— empujó la puerta con su cuerpo haciendo a Katsuki retroceder por la fuerza permitiéndole entrar a la casa—¡Déjame hablar!
—¡No! ¡No quiero oírte, no quiero verte! ¡¡Quiero que te vayas!!— gritó con fuerza mientras lo intentaba empujar pero sus manos fueron agarradas con firmeza evitando que siga—¡No me toques! ¡Vete! V-Vete...
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Maldito sea el Destino
FanfictionUn día Katsuki es golpeado por un Quirk que le permite ver el hilo rojo del destino por 1 semana. Durante ese tiempo descubrió que no todos tienen una persona destinada como se creía, de hecho, en su clase solo un estudiante posee dicho hilo. Izuku...