Capítulo II

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No lo comprendía, ayer Kacchan y él estaban perfectamente, pero hoy lo ha estado ignorando todo el día, no le regresaba ni a ver y cuando intentaba hablar con él este se iba sin decir nada.

Estaba genuinamente preocupado de que algo malo le haya pasado a su novio o que él le haya ofendido de alguna manera, aunque por ahora, lo mejor que podía hacer era dejarlo ser. No quería presionarlo porque sabía que lo empeoraría.

Por otro lado Katsuki no tenía suficiente espacio para que su inseguridad cupiera. Estaba destrozado por el hecho de que Izuku y él no estaban destinados a estar juntos y que en cambio, Izuku algún día lo dejaría por alguien más y que eso ya estaba escrito.

—¿Bakugou? ¿Qué sucede?— su amigo pelirrojo tocó la puerta del cubículo donde se había encerrado, no se había dado cuenta que estaba sollozando de forma algo ruidosa—Abreme, ¿sí?

Lo dudó, iba a decirle que se fuera pero estar lidiando solo con esto lo empezaba a matar así que abrió la puerta dejando que él pelirrojo entrara sin exponer demasiado al cenizo y cerrando detrás.

—Fui golpeado por un don—empezó lentamente, su amigo se vio consternado pues si lo tenía llorando debía ser muy grave—Es un don con el que puedo ver el hilo del destino...

—Oh... joder, crei que era algo que te mataría o algo así— dijo aliviado y ligeramente divertido. Al ver la expresión que puso Katsuki se recompuso—Perdón..

—No todos tiene un hilo, de hecho, en el curso solo uno de nosotros tiene uno— al ver el rostro de su amigo se dio cuenta que ya había comprendido su punto—Creo que ya sabes de quien hablo.

—¿Midoriya?— el asentimiento lento del chico le hizo suspirar y abrazarlo suavemente sintiendo como lloriqueaba contra su abdomen—Mierda...

Ambos se mantuvieron así hasta que la puerta de dicho cubículo se abriera mostrando a un pecoso mirándolos con sorpresa, expresión que cambió a incomodidad y disgusto. Los analizó unos segundos con los ojos oscurecidos.

No dejó que Katsuki hablara y la puerta se cerró de golpe, seguido se escuchó otro portazo pero esta vez de la puerta general. Desesperado se alejó de Kirishima e intento correr tras él pero al alcanzarlo, Izuku solo le dedicó una mirada que lo dejó congelado en su lugar sin capaz de siquiera respirar.

—No... por favor—Rogó en voz baja al destino que les respiraba en la nuca.

Lo vio irse con sus amigos que no opinaron nada al respecto y no volvieron a hablar a pesar de los intentos del cenizo por aclarar las cosas. 1 semana, una semana en donde llorar hasta quedarse dormido se hizo rutina. Después de una semana espantosa la puerta de su habitación fue tocada con fuerza, parecía que se caería en cualquier momento. Sus padres no estaban así que no comprendía quién podía ser.

—¡Kacchan!— se paralizó al escuchar la voz del pecoso al otro lado—Kacchan... por favor abre. Tenemos que hablar

No, no, no. Seguramente venía para terminar todo de una vez. No quería, no quería perderlo aún. Quería más tiempo, solo un poco más.

Tembloroso abrió la puerta viendo a Izuku al otro lado, miraba el suelo. Bajó su mirada al hilo que estaba firmemente atado a su meñique haciéndolo morderse el labio. ¿Por qué pedía más tiempo? ¿De qué servirá? Él ya había perdido sin siquiera intentarlo.

—¿Qué quieres?—trató de sonar lo más frío posible. Tal vez, era momento.. tal vez realmente era tiempo de aceptarlo. Ellos jamás debieron estar juntos—¿Buscas explicaciones o directamente a terminar todo?

—Kacchan ¿qué hice mal? ¿Por qué me odias tanto como para hacerme esto? ¡¿Por qué?!— los ojos verdes de su pareja se abrieron y le miraron con dolor. Su rostro se veía furioso y...herido. Muy herido.

—Yo...—no creía ser capaz de hacerlo. Volvió a ver el hilo y la voz en su cabeza le recordó que significaba.—Te odio— soltó como medida desesperada.

El silencio fue terriblemente largo, Katsuki quería que se fuera para poder largarse a llorar horas y horas pero Izuku no dejaba de verlo con sorpresa. Su rostro se endureció un poco más y entró al cuarto cerrando la puerta a su espalda

—No, Kacchan. No me odias— susurró acercandose un poco más a su novio—Lo sé.

—¡¿Tú que mierda vas a saber?!—gritó exasperado. La expresión triste pero extrañamente calmada de su pareja le hizo callar y que sus ojos rubí se humedecieran.

—Porque Kacchan... es Kacchan. Te gusta que te acaricie el cabello suavemente, te gusta dormir abrazados, te gusta ser la cucharita grande. Te conozco..—su voz empezaba a quebrarse un poco, pues aún sabiendo eso, dolia escuchar tales palabras de ma persona que amas.

El pecoso suspiró levemente mirando el suelo con tristeza. Él creía que estaba siendo un buen novio, pero por lo visto Kacchan tuvo que buscar lo que no le dio en alguien más.

—Largo— soltó suavemente llamando la atención de su pareja—Vete de aquí.

—Pero Kacch-

—¡¡Lárgate!!— su voz llenó el cuarto asustando al pecoso quien retrocedió—¡Vete! ¡Te odio! ¡¡te quiero lejos de mi habitación y de mi vida!!

Sin darse cuenta sus propias lágrimas empezaron a bajar por las mejillas hasta encontrarse en su mentón y caer como gruesas gotas al suelo.

—¡Kacchan..dime que sucede! Háblame—Lo tomó de los brazos sacudiendo con fuerza, su rostro consternado y triste—Yo se que no sientes eso...

—Basta... no lo hagas peor— suplicó con un hilo de voz tratando de soltarse—Vete..

—¡No! ¡Dime que sucede, Kacchan!— lo sacudió nuevamente apretando el agarre. Al ver que no había nada decidió hablar—Kacchan...¿Qué pasó? ¡Necesito saber! ¡Tengo derecho a saber!

—¡¡Es que duele!! ¡Duele tanto saber que me dejarás! Tarde o temprano, lo harás— notó el rostro confundido de Izuku, y realmente no quería explicarle todo pero era lo mínimo que Izuku merecia en ese momento—Yo fui golpeado con un Quirk..

—¿Qué clase de Quirk, Kacchan?—su rostro se desfiguró a uno totalmente preocupado—¿Hablaste con Aizawa sensei?

—¡¡Callate y déjame hablar!!— gritó— el Quirk me permite ver..el hilo rojo del destino. Y tú tienes un hilo rojo—freno para tomar un poco de aire— un hilo que...no está conectado a mí.

El rostro de Izuku era un poema, sorpresa, confusión, impotencia e ira. Tantas cosas mezcladas que no sabia con cual de ellas reaccionar.

—Tarde o temprano lo encontrarás, encontrarás a esa persona hecha para ti y yo...—tuvo que detenerse, el llanto le empezaba a ahogar—Y-Yo no quiero estar ahí cuando lo hagas

Las lágrimas caían por las mejillas perladas de Katsuki y una expresión se dolor se reflejaba en él.

—Tú estas...rompiendo conmigo—preguntó con un hilo de voz el peliverde.

—Así es— concluyó con la voz rota y algo congestionada—Estoy rompiendo contigo.

Maldito sea el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora