Parte 13 Culpa

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Edmund se encontraba recargado contra la puerta de la habitación de Valeria, se había encontrado a la enfermera de camino a ver al Dr. Gansinto y le había hecho saber que Val estaba despierta, por fín había lleado el día en que abrio sus ojos; en ese momento lo inundó el deseo de salir corriendo y verla, encontrar de nuevo sus ojos con los de ella, pero, mientras mas se acercaba más dudaba, quizá ahora que Valeria recordara todo lo odiaría, al final... todo esto comenzo por el. La culpa comenzó a invadirlo justo cuando se encontro frente a la puerta de Val, y entonces escucho, desde el otro lado como Annel le contaba a Valeria lo mas importante de lo que sabían hasta el momento, se tensó todo su cuerpo de la preocupación, ¿y si valería volvía a colapsar de la impresión? ¿y si era demasiado para ella? ¿qué tal si... comenzaba a alejarse de el de nuevo? 

El miedo comenzo a invadirle aún más cuando Valeria no contestó si quería intentar vivir, los segundos pasaban como eternidades completas, sintió el impulso de entrar y pedirle que lo intentara, que no renunciara a la oportunidad. Justo cuando colocó la mano en el picaporte para entrar lo detuvieron, el cuerpo de alguien no le permitía moverse. 

Renné presionaba su cuerpo contra el de Edmund, mantenía su mano sobre la de el para impedir que pudiera girar el picaporte, no es que no quisiera que Ed viera a Valeria, solo, tenía miedo de que se desmoronara si ella lo rechazaba, que se desmoronara justo como cuando encontro a su Val en los brazos de Benjamin, que dejara de ser el.

-Ed, por favor... por favor, no entres

-Ella no esta respondiendo Renne, esta dudando... y si ella decide que no quiere luchar yo...

-No creo que vaya a decir esto, pero Ed, ella necesita pensar, debes darle su espacio, si entras ahora lo único que harás será alterarla, quizá ella no este lista para enfretarte todavía

Renné entendía como se sentía Edmund en ese momento, era justo como el se sintió cuando Ed no le veía sentido a nada justo después de su ruptura con Valeria, en parte... mucha parte de lo que ocurrió había sido su culpa y se sintió responsable de la estabilidad del muchacho del que había estado enamorado desde hacía ya demasiado tiempo como para poder decirlo en voz alta. Pasaron algunos meses antes de que Edmund tuviera el valor y la motivación para levantarse y luchar por cualquier cosa y resulto que aquello que lo hizo entrar en ese estado fue justo lo que lo hizo salir, esa niña tonta, Valeria Blanco.

Renne sintió como el cuerpo de Edmund se relajaba bajo el suyo, solo así solto su mano y retrocedio un poco, Ed se dio la vuelta, su rostro mostraba cansancio y derrota, no sabía que hacer, como continuarían con esto, se habían agotado las pistas para encontrar a la maldita, y nadie sabía que hacer, así que... si el se sentía tan perdido, ¿cómo se sentiria Valeria?

-Ed- Renné tomo la mano de Edmund entre las suyas y le miró a los ojos- se que es difícil, te he observado todo este tiempo, el dolor y la culpa que sientes, como haz cuidado de ella a diario, te he escuchado llorar, te he visto furioso y no he podido evitar sentirme culpable también. Me equivoque, el día en que... Te bese y te convencí de estar con migo, me equivoque, de verdad pensé que me verías como la veías a ella, creí que te darías cuenta de que realmente con quien querias estar era con migo, pero no debí aprovecharme del momento tan dificil por el que pasaba tu relación, debí apoyarte como amigo, no como amante... así que, aunque detesto a tu querida Valeria se que esto ocurrió también por mis actos, y por eso sigo aquí, a pesar de que se que siempre que me ves te recuerdo ese día, aunque se que me odias, voy a seguir aquí haciendo todo lo que pueda por ti, y si eso significa que tengo que verte con ella y ayudarla a vivir pues... lo haré, pero por favor lucha y no dejes que el dolor te consuma

-No te odio, si, es dificil verte, sobre todo cuando la maltratas, en esos momentos puede que si te odio... pero el resto de las veces no estás tan mal

Edmund y Renne se sonrieron sabiendo que, aunque no sabían donde continuar, encontrarían la forma de salir de esto y que estarían el uno con el otro, pero esta vez de la forma adecuada.

El teléfono de Edmund sonó en ese momento, en la pantalla no era visible el número del que hablaban, contestó. 

-¿Hola?

-Mi querido y hermoso Eddy, ¿Ya despertó no es así?

Era ella... la mujer que lo había dado a luz, la persona que había convencido a su Valeria de cometer esta locura.

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