Parte 10 Recuerdos

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Valeria se veía fijamente en el espejo, por fin reconocía su propio reflejo, las mejillas sonrosadas, los pómulos menos desencajados, el cabello corto y ligeramente ondulado.

El médico de Yara había hecho un gran trabajo con los ejercicios, con la exigencia, con su alegría, tenerla con ella facilitaba la situación; logró caminar por si solo en solo dos semanas.

Edmund, BJ y Annel se mantenían lejos de ella la mayor parte del tiempo, cuando llegaba a hablar con su amiga no lograba obtener mucha información sobre lo que estaba pasando y lo que hacían, lo único que le decía era que con el tiempo recordaría, que lo sabría pero que ella no podía decirlo.

Se encontraba aun frente al espejo, absorta en sus pensamientos, Edmund la veía a través del espejo, se encontraba recargado en el marco de la puerta de la habitación de Valería.

-Te harás un hoyo en la cara si no dejas de mirarte

Valería soltó un gritito, Edmund la trajo de regreso, y lo miró a través del espejo, se veía mas cansado que normalmente, las ojeras prominentes dejaban ver que había pasado varias noches sin dormir adecuadamente.

-Ponte un suéter vamos a salir...

Valería se sorprendió, en todo éste tiempo no había salido a otro lado que no fuera el jardín, estaba emocionada, podría ver la ciudad, quizá caminar por el lago que se veía al pie de la colina en el que estaba la casa.

-¿Annel irá con nosotros?

Preguntó ansiosa, ella era la única que estaba en la casa por esos días, Yera y Alice debían estar en otros lugares.

-He... No, ella salió con Benjamín, regresarán tarde en la noche

La confusión invadió a Valería, sabia que de alguna manera habían terminado trabajando juntos, pero no sabia en qué ni por qué, no quería pensar mal de su amiga, pero sintió miedo, pensó que todo el tiempo que pasó dormida ellos habían estado juntos, quizá se hicieron cercanos, y entonces ella se convertiría en una extraña.
La cabeza le daba vueltas, Edmund debió notarlo por que fue a su lado y colocó una mano sobre su hombro.

E: No dudes de tu amiga, ella está haciendo ésto por ti

A pesar de que Edmund había dicho aquellas palabras para tranquilizar a Valería, le había dolido escuchar aquello, pudo dejar que Valería creyera y pensada en cosas erróneas si eso significase que perdería la esperanza de estar con BJ, pero no podría mentirle... Después de todo, eso la dañaría más.

V: ¿Entonces por qué siempre están juntos?... Siempre trabajan juntos, tienen secretos y no me dicen nada, si es por mi, si es para mi, tengo el derecho de saber... Necesito saber...

Valería contenía las lágrimas, habían pasado semanas y ella no lograba recordar nada, se dedicaba a diario a ver como los demás la miraban con tristeza, con compasión, y ella detestaba eso.
A Edmund se le rompía el corazón, no era que no quisieran decirle, no podían...
Edmund la abrazó en un arrebato por quererla hacer sentir mejor, apoyó la cabeza de ella en su pecho y acarició suavemente su cabello.

E: Se que todo puede parecer mentira, se que quisieras pensar que esto es un sueño, y que es difícil soportarlo, pero la Valería que yo conocía no le daba la espalda a los problemas y salía corriendo... Es difícil... Pero puedes con esto... Por que eres tú

Las mejillas de Valería se pusieron de un carmín intenso, de todas las personas que había en la casa, no se esperaba que fuera Edmund quien la alentara.
Edmund la soltó y se dirigió a la puerta, sonreía, pero aún tenia esos tristes ojos de aquel primer día cúando despertó del coma.

-Vamos, se hará tarde y no podrás ver todo lo que quiero enseñarte

Valería dudo un poco, salir con Edmund de esa manera nunca había estado en sus planes, no que recordara... Salir así, se sentía casi como ¿Una cita?.
Valeria caminó detrás de Edmund, lo vio tomar las llaves de la casa de un pequeño plato en el recibidor, Judith estaba ahí, ofreciéndole un lindo abrigo a Edmund, Valería había visto ese abrigo antes, pero no lograba recordar en dónde o porqué, de cualquier forma, no le importó, se había acostumbrado a los restos inalcanzables de sus recuerdos.
Edmund se puso el abrigo antes de salir, Valería lo siguió unos pasos por detrás, Judith sonreír con un aire que jamás le había visto, quizá ella sabía algo que Valería no.
Caminaron colina abajo, las piernas de Valería aun no estaban del todo recuperadas y tropezaba de ver en cuando, por lo cual Edmund tuvo que tomarla de la mano, de esa manera, si se tropezaba de nuevo no se caería, al principio Valería se reuso y se sintió incómoda, pero cuando estuvo a punto de caer sobre un gran charco de lodo no se opuso mas.
Llegaron al pie de la colina, había un lago precioso redeado por arboles y luces, las luciérnagas danzaban en todas direcciones, al centro se encontraba un pequeño puente de piedra lisa, Valería soltó la mano de Edmund y corrió como pudo hasta aquel pequeño puente, ella observaba desde ahí la hermosura que se encontraba al otro lado de su puerta, estupefacta por todo lo que se había perdido por estar encerrada; Edmund tardó un poco en alcanzarla, guardaba el teléfono en la bolsa del abrigo, parpadeaba como si tuviera sueño, pero Valeria no quiso decir nada, a veces es mejor permanecer en silencio.

E: Esto es solo una parte de lo que hay por ver... ¿Quieres que te enseñe el resto?

Edmund le ofreció el brazo a Valería, tenia la sonrisa mas dulce que le había visto, así que no pudo negarse, aceptó su brazo y asintió con la cabeza.
Vieron las partes mas hermosas de la ciudad, restaurantes, parques, un teatro al aire libre, niños corriendo, cantando, el delicioso aroma del pan recién hecho, era como estar en una película de antaño.
El cielo obscurecia sobre sus cabezas, el sol de había puesto ya desde hace un tiempo, pero alado de Edmund solo vio cosas hermosas, río, y disfruto por primera vez en todo ese tiempo estar vida, regresaban a la casa por un camino diferente, había piedras enterradas en el piso a manera de camino, pudo ver unas cuantas ardillas correr hacia agujeros en árboles, los pájaros revoloteaban en el cielo como preparándose para dormir, podía ver al final del camino el brillo que el lago reflejaba de la luna, caminaron juntos hasta ahí, disfrutando de los sonidos que la noche les regalaba, justo ahí, al pie del río había una pequeña banca de madera tallada y barnizada, se sentaron en ella aun disfrutando de la noche.
Valería cerró sus ojos mientras disfrutaba la brisa, cuando los abrió, volteo para mirar que hacía Edmund, tenia los ojos cerrados, cabeceaba, Valería se sintió un poco culpable, en lugar de quedarse a descansar había salido con ella.
Jaló el abrigo de Edmund y de alguna forma hizo que se recostara sobre sus piernas, Ed abrió los ojos sorprendido...

V: Es, es que... Estas cansado, es mi forma de darte las gracias así que no digas nada...

Edmund sonrió, dulce, cálido, pero no permaneció sobre las piernas de Valería por mucho que el deseara permanecer así. Tomó la mano de Valería entre la suya y la puso sobre su pecho.

E: La mejor forma en la que me puedes agradecer es estar bien, sin locuras de maquinas alucinatorias

Valería río, se quedaron ahí, viéndose, en silencio, ambos corazones latían al mismo ritmo, apresurados, llevando sangre hasta sus mejillas. Su cabezas se fueron acercándose poco a poco, Valería no podía dejar de ver aquellos ojos que estaban frente a ella, sus narices se tocaron, suave y delicadamente... Edmund sabia que no era correcto, que debía detenerse, y lo intento, solo que, Valería lo jalo hacia si, su mano descansaba en la mejilla de el, el aliento le faltaba, pero se sentía viva, sus labios hormigueaban justo donde se juntaban con los de Edmund, cerró sus ojos, pero de repente todo cambió, escuchaba dentro de su cabeza un sonido horroroso, ensordecedor, sentía como si su cabeza explotara, y de repente lo vio, comenzaron a surgir imágenes por todas partes, vio a todas las personas que había conocido, se vio peleando con sus amigas, riendo con BJ, llorando frente a Edmund, sintió un gran dolor en el pecho, vio unos ojos grandes, amarillos, de gato, vio a una mujer, hermosa, delgada, misteriosa, Lamia...

Valería abrió los ojos, se encontraba arrodillada en el pasto aferrada a los brazos de Edmund, lo miró con los ojos llenos de lágrimas, la preocupación de el era palpable, abrió la boca para decir algo, pero la oscuridad la invadió, sus recuerdos estaban regresando, todos a la vez.

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