Eleven

273 45 4
                                    

Lluvia... muy pocas veces llegó a estar bajo ella, precisamente porque a Gustabo le relajaba, pero ahora... él estaba dormido. Su ropa estaba húmeda al igual que su rostro y cabello, miraba al cielo como si fuera la primera vez que veía ese tipo de panorama. A su lado estaba Carlo viendolo con una sonrisa, era como tener a un niño a su lado, le alegraba, pues Pogo a sufrido tanto como Gustabo teniendo una barrera mucho más gruesa que la del otro, solo en ese momento se estaba dando un respiro de lo mierda que era el mundo.

—Se... siente... bien... -dijo en un hilo de voz, sus ojos se cristalizaron y un par de lágrimas escaparon de sus ojos las cuales se revolvían con el agua que caía-.

Lo abraza por la espalda y posa la barbilla en su cuello —¿Te gusta? -lo ve asentir- son esos pequeños placeres de la vida.

—Carlo... mi padre es parte de la CIA...

Los ojos del italiano se abrieron como platos por aquella información, sorprendido se alejo del cuerpo contrario, estaba en shock ¿Cómo? ¿La CIA? Eso significa que si el padre de Gustabo los encontraba con él... ¿Porque no dijo un detalle tan importante como ese? ¡Porque sabía que esa sería la reacción! Lo miro a los ojos, se reflejaba tristeza y parecía que se estaban apagando, como si todo el recorrido que tuvieron estuviera cayendo en pedazos, al notar eso dejo de lado su preocupación y que su cuerpo estaba más blanco que el papel. Tomo los mejillas del chico con sus manos y juntó sus frentes.

—Creo que ahora entiendo porque querías llamar la atención de tú padre de ese modo -se relame los labios nervioso- n~no te preocupes, estarás bien con nosotros.

—Me preocupa que piense que yo obligue a Gustabo a estar en una mafia otra vez y mate a todos los miembros de formas espantosas...

—No pasará, escucha, hablaré con Toni, me encargaré de que nos mudemos a Italia, ahí nadie podrá tocarte, nadie, estaremos a salvó, te lo prometo, quiero salvarte.

—¿Enserio harías eso?

—Si, yo te amo, no puedo abandonarte

/////

—¿¡Que!? -se exaltó el italiano mayor con la pareja frente a él- ¿¡Cómo que la CIA!?

—Estoy condenado... -dijo Gustabo/Pogo bajando la cabeza-.

—No le has dicho nada ¿verdad?

—¡No! -lo mira a los ojos- quería huir de él, lo que menos quiero es volver a verlo.

Suspira y mira a Carlo —Llamare a papá, él nos enviara un avión privado para evitar ser vistos por terceros. Haré una reunión con la banda... solo... con ellos.

—Llamare a José, Anya y Salinas.

Ambos hermanos sacaron su celular y llamaron a sus contactos, Gustabo se sentó en el sillón triste, no podía ocultarles algo tan grave teniendo lo que tenían en una bodega, les había causado problemas, pero en su defensa no sabía que terminaría amando a ambos hermanos, lo trataban como a uno más y eso lo apreciaba.

Toni se sentó a su lado dejando el celular a un lado, hizo una pequeña mueca y sonrió.

—No estoy molesto, sorprendido es lo correcto, y... por tus problemas era algo que ya me imaginaba, pero... pensaba algo como abogado o policía de mierda, me impresionaste con lo de CIA.

—Tambien fui parte... por un muy corto periodo de tiempo... y la verdad fue Pogo quien estuvo en eso, yo no recuerdo nada de esa temporada.

—Entiendo -lo abraza con fuerza- no te preocupes Gus, estarás a salvó con nosotros, solo hay que decirle al equipo, si tenemos suerte podemos ir todos a Italia y ahí seremos intocables.

—Gracias por apoyarme, ambos -corresponde el abrazo-.

No pasaron ni treinta minutos y los miembros de la mafia ya estaban en la sala de la casa Gambino, Gustabo estaba nervioso, tanto que movía la pierna repetidamente sin control, solo logro calmarse un poco cuando Carlo poso la mano en su pierna regalandole una sonrisa.

—¿Sucede algo malo? -pregunto Salinas preocupado-.

—Talvez... -empezo Toni- Volkov no se a aparecido por un tiempo y nos dijo directamente que fue parte del CNI y el CNP de Los Santos, tenemos información de que tiene amigos en la CIA.

Fue decir "CIA" y los tres miembros se asustaron silenciosamente, intercambiaron miradas sin saber que decir con exactitud.

—En España tenemos mucho riesgo de ser atrapados por muchos, por lo que para asegurar nuestra protección Carlo y yo nos iremos a Italia y seguiremos con el negocio, Wilson nos seguirá ¿Quien se apunta? Si viene la CIA nos jodemos, piensenlo bien.

—Sin pensarlo -Jose se levantó- yo siempre iré con ustedes.

—Yo también voy -afirmo Anya- ustedes se han vuelto mi familia y no quiero dejarlos.

—¿Salinas? -el italiano de ojos azules lo mira- ¿Que dices?

—Yo... no lo sé chicos, limpio el dinero de muchas otras organizaciones, no solo de ustedes. Los aprecio mucho, me siento parte de ustedes, no puedo negarlo, pero estoy atado.

—Abogado -Carlo llamo su atención- en Italia manda nuestra familia, todos estarán a salvó, serían intocables.

—Esta bien, iré con ustedes -sonrie- ¿Que pasará con Hai y los demás?

—Bueno, ellos tienen sus propias cosas de china, nosotros no nos metemos en eso, pero les diremos de esto.

—¿Cuando iremos? -pregunto José emocionado-.

—Pues... -Toni recibe un mensaje y lo revisa- mañana mismo. Preparen sus maletas, tenemos que irnos antes de que llegue cualquier agente de altos rangos. Asegurense de no decirle a nadie, pueden provocar problemas con la huida.

Los miembros se fueron a alistarse:

José no tenía tantas cosas así que solo tomo una mochila guardando ropa con un arma y dejándolo en el sillón para después disponer a fumar un porro con Doritos.

Anya cogio un par de maletas guardando ropa y un par de pistolas.

Salinas guardo toda su ropa, droga y bastante dinero de la caja fuerte con ahorros de la ciudad, entrego a algunas bandas el dinero que los había limpiado, pudo quedarselo, pero entre menos problemas mejor.

Los hermanos tuvieron que guardar el dinero negro blanco, la droga las armas de la trastienda y la bodega pero lo lograron rápido gracias a qué estaban los tres juntos. Ya en casa guardaron ropa.

—¿Te ayudamos con tu equipaje? -pregunto Toni amablemente-.

—Yo... no tengo nada -apreto los labios con la mirada baja-.

—Eso no es problema -Carlo lo toma de las mejillas dándole un pequeño beso en los labios- te compraré todo un armario de ropa que elegirás de las tiendas más caras de Venecia.

—Claro -afirmo Toni- serás tratado como todo un rey -se le escapa una risita- y la mamma se asegurará de ello, si no, le cortará los huevos a Carlo.

—Antonio... -se quejo con la cara roja y solo aumento por las risas de Gustabo-.

-------------

A esta historia le queda poquito.

¿Lograrán irse todos con éxito?

Te veo [Carlabo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora