Sixteen

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Pogo bajo de la limo junto a las demás, los guardaespaldas se encargaron de llevarse las bolsas al cuarto de Carlo. El teñido sujeto la botellita en su collar y la rodeo con su puño con cierto miedo.

—No va a pasar nada -aseguro Ale- ¿No te parece suficiente con el amor que le demuestra a Gustabo?

—Pero no soy Gustabo, no somos iguales, el es un bombón y yo... soy una mierda.

—Nada de eso, ahora ve y dile al señor Carlo lo que realmente sientes.

—Si esto sale mal te culpo a tí, criada de pocos recuerdos económicos.

Tomó aire y entro a la mansión caminando hasta la habitación de su pareja quien tenía un libro en manos, cuando le sostuvo la mirada se sonrojo y estaba a punto de hecharse para atrás con su objetivo, pero sostener en su mano el collar lo hacía mantener el valor, y ese acto fue notado por el italiano así que dejó el libro a un lado dándole toda su atención.

—¿Sucede al...?

—¡Callate! -le interrumpió poniéndose aún más rojo- ¡Voy a hablar yo y no quiero que me hagas preguntas estúpidas hasta que termine -traga saliva- no entiendo porque Gustabo abrió su corazón, todo este tiempo intentamos huir de ello, pero... llegaste tú y... lograste cautivarnos a ambos. Yo... no pretendo hablar en su nombre, así que lo haré por el mío, realmente te amo, no sé cómo es esto, no soy alguien meloso, esas cosas no van conmigo pero... realmente quiero sentir como... tú... haces latir rápido mi corazón...

Carlo abrió los brazos, las piernas de Pogo se movieron solas y se lanzó a sus brazos sintiendo la calidez de aquel cuerpo, su aroma que lo lograba calmar y el bombeo de su corazón que era un plus a lo que quería.

—Te maldigo Carlo Gambino -se aferra fuerte- no quiero que te vayas nunca, no quiero alejarte.

—Nunca.

Está vez Pogo tomo la iniciativa y unió sus labios con el contrario tratando de darle un buen beso, pero debido a su inexperiencia se sintió un poco mal, sin embargo, el italiano lo guío.

—Lo siento.... Pogo se siente raro... pero no raro en el mal sentido de la palabra, si no...

—Yo te ayudaré en lo que necesites -le acaricia la mejilla- me encanta cuando hablas en tercera persona, te hace ver muy tierno.

—P~p... yo... eh... ¡Hijo puta! -desvía la mirada- Gustabo menciono algo de que haría el amor contigo.

—Si, no lo olvido... Tu... ¿No quieres?

—No se, nunca tuve deseos sexuales.

—¿Y ahora que sientes? -lo toma de la cintura- puedo imaginarme la respuesta, pero quiero que me lo digas tú.

—A~algo raro, pero me agrada.

—Lo haré hasta que ambos estén listos, no quiero arruinar una relación por otra, los amo a ambos y necesitan más comunicación.

Baja la mirada —Gustabo no me escucha, aún desconfía de mí.

—Dale tiempo, es difícil para él y entiendo que para tí también, pero están unidos y no pueden estar en contra por siempre. Ahora dime ¿Que te compraron?

Sonríe —Son cosas de Gustabo.

—Ergo, también tuyas.

Se muerde el labio levemente —Mucha ropa.

—¿Podrías modelar para mí? Quiero ver qué tal te queda todo con ese bello color rojo en tu cabello.

—Sera un placer señor Gambino -le guiña el ojo-.

Pogo se levantó y tomo algunas bolsas entrando al baño de la habitación, en eso, Carlo se preguntó si eso había sido buena idea, pues en cualquier momento podría tener una erección, pero prefería arriesgarse, quería ver a aquel alter desconfiado abrirse y no ser tan cerrado con sus ideas, gustos y opiniones.

Gustabo entraba y salía del baño mientras le mostraba sus conjuntos al italiano y hacia poses para llamar aún más su atención, Pogo pensó en si ser modelo era el gran talento de su anfitrión pues lo hacía bastante bien.

Paso un rato en el que Gustabo paseaba por el jardín ante la luz de la luna, ya estaban todos prácticamente dormidos, eran las dos de la mañana pero él realmente quería respirar algo de aire nocturno. Noto a Toni y Ale juntos hablando, así que decidió acercarse sin hacer ruido, justo porque no quería alarmar el sueño de alguien.

—Lo siento joven Gambino, pero no puedo hacer nada contra Gustabo, él me agrada y Pogo también, son mis amigos -escucho de la chica, así que se escondió detrás de un arbusto con forma de angel-.

—Pero yo soy tu amo, debes obedecerme -dijo Toni de brazos cruzados-.

—Pero el joven Carlo va a...

—Cualquier cosa yo voy a protegerte Ale, pero quiero a Gustabo lejos de mi hermano.

La vio negar con la cabeza y salir corriendo de ahí entrando a la mansión como alma que lleva el diablo, Toni suspiro con cierto cansancio. Gustabo apretó los labios nervioso, ¿Acaso el chico que lo apoyo con tener una relación amorosa con su hermano quería sabotear lo que tenían?

De forma inconsciente camino hasta Toni que le daba la espalda al estar pensativo, noto que no llevaba puestos los tapones. Algo muy normal de él era siempre cargar o tener a la mano un taser, así que lo saco de su zapato y lo puso a un lado de la oreja del contrario, quien percibió una presencia a su espalda, pero no logro actuar debido al estresante ruido que hacía el taser al ser activado, aquello provocó que cubriera sus oídos con sus manos y temblará asustado.

Pese a que no quería hacer ruido por los que dormían, fácilmente ese sonido puede ser confundido por los electrodomésticos de los vecinos y volverían rápido a su sueño.

—Me explicarias ¿Que fue esa conversación?

—G~gustabo... -lo mira a los ojos los cuales tiene humedecidos por el miedo- ¿Porque me hiciste eso? Sabes que no...

—Talvez porque escuché como convencias a tu sirvienta de que boicoteara mi relación con Carlo.

—¿Lo oíste? -se pone pálido-.

—Confiaba en tí Toni, pensaba que eras un osito abrazable, alguien en quien podía apoyarme, un buen amigo, pero eres igual que los demás -alza una vez más el taser-.

—Gustabo...

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Emmm pues... ¿Se lo esperaban?

Te veo [Carlabo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora