Twenty

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Lo habían conseguido, se habían casado y Carlo ahora llevaba el apellido García, todos estaban muy contentos bebiendo, bailando y disfrutando, Toni intentaba bailar con Salinas con una melodía que ni siquiera sabía cuál era por sus tapones en los oídos, pero Raúl al ser mexicano sabía moverlo para ayudarle con los pasos, se les veía tan felices juntos, aparentemente los dos serían felices por siempre.

Tal parece que José y Ale si se conocían, pero cuando eran muy pequeños, ya que la madre de ella y de él eran amigas, talvez la sirvienta de la familia y el empleado de los herederos puedan tener algo...

Anya... tiene salud.

Carlo al enterarse de la verdad sobre su hermano lo reveló ante todos, por lo tanto los medios atacaron a los dos adultos, quienes no asistieron a la boda para no ser señalados... y puede que hayan desheredado a los dos hermanos y despedido a la sirvienta.

¿Cómo salió el dinero para pagar todo? Ahorros de venta de pirulas y ahorros de Salinas, se podría decir que José, Anya y Raúl lograron que la celebración se hiciera.

¿Dónde hicieron la fiesta? En un castillo que un extraño donador separó para ellos.

En un punto de la noche ambos salieron al jardín para despejar su mente del ruido y la fiesta... posiblemente Toni y Raúl también estarán por alguna parte alejados del ruido.

—La mejor noche -admitio Gustabo con un leve sonrojo-.

—Talvez ya no soy tan rico como quisiera, pero te aseguro que te daré todo lo que necesites -le da un pequeño beso en los labios-.

—Carlo, con tener una cama donde dormir soy feliz.

—Eso se puede arreglar -ambos voltearon hacia aquella voz-.

—Conway -lo abraza con fuerza siendo correspondido- creí que no habías venido-.

—Me hubiera gustado, pero no me dieron el día libre.

—¿No te quedarás?

—No -suspira y le acaricia el cabello- espero que seas muy feliz -mira a Carlo- te estaré vigilando, más te vale no romperle el corazón.

—Nunca...

—Gustabo -se revisa sus bolsillos y le entrega unas llaves- supongo que con esto estarán bien.

Toma las llaves —¿Es una casa...? -lo mira sorprendido-.

Asiente —Y esto -le entrega una tarjeta con un ticket-.

—¿Una tarjeta? No quiero sonar avaricioso... -parpadea un par de veces- pero yo si, Pogo quiere saber cuánto es -revisa el ticket- me cago en.... -queda petrificado ante la cifra- Pogo... necesita un respiro... -mira a Conway- ¿De dónde salió todo esto?

—Digamos que son herencias, de los padres de Julia, ellos eran ricos y el dinero lo dejaron para Danielle y para tí, más lo de Julia, más un regalo de bodas de mi parte y de Michelle, más lo de una directora del FBI que está muy agradecida contigo por un favor que le hiciste.

—Y~yo no conozco a nadie del FBI -estaba temblando sin dejar de ver la cifra-.

—No, pero ella te conoce muy bien, y su hermano se encargo de rentar el castillo para su boda.

—Creo que voy a vomitar -se soba la cien-.

Carlo mira la cifra —Eres prácticamente más rico que mis padres.

—Necesito sentarme...

—Deberias llevártelo -dice Conway señalando a Gustabo- estará así por unos minutos, un avión privado los está esperando para llevarlos a la casa -se despide y se retira-.

—Gus... -le pica el hombro pero sigue en shock así que lo carga como a una princesa- estarás bien -pero solo recibió balbuceos y palabras inentendibles-.

Justo como Conway les había dicho, un avión los esperaba en el helipuerto del castillo, entraron y después de algunos minutos en que Carlo le dió mimos a su pareja para que se calmara llegaron.

Se sorprendieron al ver que se trataba de una mansión, entraron y estaba amueblada y decorada, realmente parecía la vivienda de una persona rica.

Miraron todas las habitaciones de forma rápida mientras corrían pareciendo niños pequeños, hasta que llegaron a una que parecía amueblada perfectamente para que fuera su habitación, entraron alucinados, Carlo veía todo con detenimiento hasta que sintió unas manos rodearlo del cuello.

—Carlo... -una sonrojo se apodera de su rostro, estaba nervioso y prefería no decir lo que tenía en mente- es momento.

El italiano dió media para tenerlo frente a frente, estaban tan cerca que sus respiraciones chocaba, se unieron en un tierno y delicado beso, poco a poco fue subiendo de nivel. Gustabo estaba algo tenso por el nerviosismo, pero se fue relajando con la intensidad de la situación. Se separaron solo para que el mayor se recostara en la cama, Carlo lo siguió subiendo encima de él regalandole una sonrisa de que todo estaría bien.

Comenzó a besar el cuello contrario recibiendo suspiros y jadeos, siendo cuidadoso le fue quitando la ropa de a poco para no asustarlo y hacer que se arrepintiera. No estaba acostumbrado a tanta delicadeza, pero era la primera vez de Gustabo y no quería que su primera vez fuera tan horrible y desagradable como la suya.

Llevo una de sus manos hasta el miembro despierto del pelirojo y empezó un beiben que complemento con varios besos desde el cuello bajandolos lentamente por todo su cuerpo logrando que Gustabo solo diera chillidos de placer.

—¿Estás completamente seguro? -pregunto Carlo por última vez deteniendo sus toques-.

Lo mira a los ojos y asiente —Realmente quiero esto, si es contigo lo quiero todo.

Carlo asiente levemente no muy seguro de si mismo, pero revisa los cajones de la mesa de noche donde había lubricante y condones, tomo el lubricante y esparció una cantida generosa en al entrada de Gustabo, tomo un suspiro y le advirtió lo que iba a pasar, le introdujo con sumo cuidado un dedo y comenzó a moverlo.

—S~se siente incómodo -dice Gustavo con una mueca rara-.

—Ya pasará, es normal.

Introduce un dedo más y hace un movimiento de tijeras que logra estremecer a su pareja, uno más y nota la expresión del otro de puro placer.

Retira sus dedos y recibe una queja, incluso una patada por hacer eso, solo se sobó la pierna por aquello y se puso retiro los pantalones junto con los boxer poniéndose el condón.

—Va a doler.

Le advirtió e introdujo de a poco su miembro provocando algunas lágrimas de dolor en Gustabo, que rogó que lo sacará, pero logro calmarlo con un par de besos en la cara, se quedó quieto un par de minutos hasta que le permitieron continuar, tomo a Gus de las manos y comenzó con suaves embestidas que poco a poco fueron aumentando de ritmo y fuerza, los gemidos no se hacían esperar y el mayor con tal de callarlos tomo a Carlo del cuello aferrándose y besándolo en los labios, aquel beso era el más caliente que se habían dado, sus lenguas bailaban ocultando terriblemente los jadeos de ambos.

El pelirojo dejo salir un gemido diferente a los demás, Carlo noto eso, sonriendo lo tomo de la cintura y se concentro en embestir aquel punto que parecía volverlo loco al punto de que le encajaban las uñas en la espalda.

—E~espera... n~no puedo... d~detente -rogo Gustabo o al menos lo intento al apenas poder formular una palabra completa sin trabarse por el placer que recorría todo su cuerpo-.

Carlo volvió a masturbarlo sin dejar de darle en su punto provocando que Gustabo se corriera en su mano y abdomen, el menor dió un par de embestidas más y se corrió dentro del condón.

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Un capítulito más? Si, uno más, le falta a Pogo 😏

Te veo [Carlabo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora