Capítulo 2

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Cuando abro la puerta para entrar, veo a mi padre, que ésta mañana se ha levantado mas temprano que todos para empezar a hornear, tomo el mandil que esta detrás del mostrador, y me dirijo a ayudarlo, normalmente en éste día no abrimos la panadería y solo nos dedicamos a descansar, hoy es un día libre para todo el Distrito 12, pero parece ser que mi padre y yo somos los únicos que no podemos dormir hasta tarde.

—Peeta, buenos días— me dice.

—Buenos días— le respondo con una sonrisa, ocultando mi preocupación.

— ¿Cómo te sientes hoy hijo?—

—Bien gracias, aunque ayer no logré dormir mucho—

—Todo estará bien ya sabes, como los últimos años—

—Sí, lo sé— le respondo — ¿necesitas ayuda?—

—Puedes sacar las galletas del horno, creo que ya están listas—

Tomo los guantes, están en la mesa de madera que está pegada en la pared y saco las galletas, huelen realmente bien. 

Estas galletas no serán para la venta, mi padre suele hornearlas todos los años antes de la cosecha y se las lleva a nuestros vecinos y conocidos, que sabemos, el nombre de sus hijos entrará en las urnas, es para animarlos un poco y que sientan que no están solos, aunque la verdad unas galletas no pueden romper la tensión y la tristeza que se siente en cada habitante del Distrito en un día como éste, la intención de mi padre es buena.

Observo a mi padre, un hombre bueno y honesto, la mayor parte del Distrito lo conoce por ser el panadero de la ciudad, y porque es muy buena persona a pesar de como es mi madre, no estoy diciendo que mi madre sea mala, es solo que a veces es muy dura con todos, con mi padre incluso, trato de comprenderla, como se siente ser parte de éste Distrito, que ahora dos de sus hijos son elegibles para la Arena, y por los años que nos faltan. 

Intento entender su situación, solía pensar que mi madre se sentía sola porque solo tuvo hijos varones, al menos eso me hacía creer cuando escuchaba como admiraba a las hijas de las vecinas, como renegaba por no haber tenido una, lo enojada que la ponían mis hermanos, pero la verdad, han pasado muchos años ya, ya no somos unos niños pequeños y mi madre sigue siendo la misma mujer enojada que te golpea cuando haces algo mal, cuando no haces algo que ella te ordena. 

Yo realmente espero que ella algún día cambie, siempre he tenido la esperanza de eso, ya que nadie de nosotros merecemos su actitud, mucho menos mi padre.

✘Los Juegos del Hambre- Desde el punto de vista de Peeta✘ (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora