Roxanne García

21 2 0
                                    

—¡un civil muerto sin marcas madre, ya lo repetí tres veces, es un caso real madre, no es mi imaginación! — dije frente a la imagen de otra mujer muy parecida a mí, la cual se proyectaba desde mi reloj

—hay hija, no deberías alegrarte de las desgracias de otros—

—¡pero mamá, le da sabor a la vida! —

—por Dios niña—

—enserio mamá, que expresión tan anticuada, y además, ya no soy una niña—

—hija, si algo estoy segura, es que en quince mil años de avances y tecnología, jamás se ha podido confirmar la inexistencia de Dios, así que para mí, el es real por ahora—

—bien mamá, ya me voooy, y son mas de quince mil años—

—eso es peor para ti niña, cuídate, y ten cuidado de no pecar—

—ja por favor, ¡y con quien se supone que pecaría? —

—no necesitas a un tercero para pecar hija, limpia tu mente pecaminosa, nos vemos—

—jaja, claro mamá— dije al colgar —pecados, claro, mi mama y sus cuentos del pasado— dije al continuar mis pasos, me dirijo ahora hacia un gran edificio de departamentos, donde encontraron el cuerpo del civil, voy a interrogar a algunos cuantos para ver que sale... es emocionante, ¿Qué clase de arma habrá utilizado el asesino? He entrado, un hombre me esta esperando, el chico parece ser el dueño del edificio.

—hola, soy Roxanne García, vengo a ver la habitación del inquilino que fue asesinado—

—claro, pase— dijo mientras me guiaba, una vez llegamos, el se fue — la dejo hacer lo suyo—

Bien, lo mío lo mío, es pura emoción, hace mucho que no estoy en algo así, pero no encuentro nada interesante, un extraño objeto de metal oxidado, es de muy mal gusto para nuestro estilo mas moderno, fotos antiguas, pinturas, cosas que definitivamente, son de raros, no cabe duda de que este chico perteneció a la época de la inmortalización, lo interesante, es que no hay ningún rastro de nada, de golpes, de sangre, ni siquiera hay vidrios rotos, nada, le quita la emoción, sin duda es un asesino silencioso, voy a necesitar ver el cuerpo. 

El Dia Que La Inmortalidad MurióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora