S N O W M A N ~ T - O - H ~_ [ Goldric ]

Hey mom~ cap • 00

~Hey mom, i'm back~

.

.

.

.

~[♧]~

.

.

.

.

La puerta fue cerrada, después del grito sonico de ecolocalizacion del pequeño titan, logrando empujar a los 5 chicos fuera del peligro y transportandolos bajo la llovizna que se presumía irreverente al otro lado de la puerta.

La desolación y la impotencia burbujeando en cada uno de ellos luego de caer al suelo y presenciar con ojos abiertos e incomprensibles el rápido cerrar de la puerta, y con ello desvaneciendo el portal que conducía a su mundo, su hogar...sus amigos y seres queridos.

Luz se quedó frente a aquel objeto rectangular que permitía el ingreso y salida de lo que parecía ser una cabaña abandonada desde hace muchísimos años, pues él mal estado de esta y el desorden que se percibía dentro junto al polvo que se levantaba cada vez que abría y cerraba el mismo objeto con esperanzas de que por algún milagro, el portal fuese abierto de nuevo....más esto fue en vano, la puerta no era más que solo eso y el mágico portal no volvería a abrirse, ya no había sangre de titan y aunque la tuvieran no sabrían como abrirlo de nueva cuenta sin la llave...

La castaña se quedó petrificada por unos momentos, los últimos sucesos se rebobinaban en su cabeza sin piedad alguna, King soltando sus manos y siendo llevado justo a las del coleccionista, lo incierto del destino del pequeño al que había amado como a un hermano menor, la sosobra era tan grande y angustiante. Cuando giro a ver a sus demás amigos con sus devastados ojos avellana, su perplejidad se transmitió, lo que indudablemente todos se temían fue confirmado con aquel gesto de dolor y aflicción de la humana...

~No volverían a casa~

Los cuatro chicos se quedaron anonadados, sin reaccionar siquiera, solo estando cual estatuas atónitas incapaces de evocar algun gesto, sus miradas conectadas con las avellanas de la castaña, y finalmente uno de los cinco flaqueo..

Augustus, el pequeño de tes morena se desequilibro a la par de que sus ojos se humedecian aun más, y no a producto de la insaciable lluvia que los acogía en su más grande apogeo. Gus, terminó sollozando y sus ojos cargados de lágrimas mientras caía sin fuerzas sobre sus rodillas y sus manos eran su único apoyo para no estrujar su cara contra el suelo, aunque ganas ni le faltaban de dejarse desfallecer entre la tierra del mundo humano.