Capitulo 6: Llave

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El castillo estaba silente. Los guardias permanecían fuera de las puertas, y la servidumbre dormía en la lejanía.

Sus pies descalzos la llevaron por los pasillos, por los cuartos, por la penumbra. El collar en su cuello le pesaba más que nunca. Le ardía. Quizás eran sus intenciones las que ardían.

Sus malas intenciones.

Aunque hubiera personas cerca, nadie podría escucharla. Su sigilo era algo incomprendido por los mortales. Solo necesitaba una cosa. Aquellas palabras que la reina le había dicho. Aquella frase al aire. Si era cierto, había una llave. Una llave para su libertad.

Abrió la puerta de la habitación principal.

Nunca había entrado ahí. Era enorme. Gigantesca. El pequeño cuerpo en la gran cama solo lucía aún más pequeño en su entorno. Diminuto en comparación. La cama rodeada por cortinas traslucidas que hacían del lugar aún más sagrado. La luz era mínima. Las velas habían sido apagadas y apenas entraba luminosidad por una de las ventanas.

El leve manto de la luna.

Sus ojos ya no pestañeaban. Sus piernas no vacilaban.

No. Si se trataba de robar, nunca iba a vacilar.

Si se trataba de hacer daño, nunca iba a retroceder.

Estaba siendo guiada por sus más primitivos instintos.

Huir.

Escapar.

Sobrevivir.

Tenía que proteger su cuello. Vivir por sí misma. Protegerse. No pensar en nadie más, solo en su persona.

Buscó, aun bañada por la oscuridad incógnita, siendo la noche y la luna en la lejanía los únicos testigos de sus actos deshonrosos. Si, estaba siendo una rata. Estaba haciendo todo a su modo. Sin importar quien saliera lastimado en el proceso.

Incluso si la reina estaba en contra.

Sus manos indagaron en cada rincón.

En cada velador.

En cada joyero. Necesitaba buscar y encontrar. Necesitaba tener aquel objeto que la liberaría de sus ataduras. De su destino. Necesitaba la llave, para liberarse del peso, y luego tomar el tesoro bajo tierra. No quería hacer eso, como tampoco quería salir de ahí sin despedirse, pero era demasiado tarde. Si pensaba en la reina, iba a caer. Iba a arrepentirse, y no podía.

Estaba en su naturaleza.

Huir era su naturaleza.

Iba a vacilar si hablaba con ella una vez más y probablemente ella insistiría en su permanencia en el castillo. Pero eso no favorecería a ninguna de las dos. Ni al pueblo.

No la encontraba.

Empezaba a frustrarse. No había nada similar a una llave en el cuarto. Absolutamente nada. Quizás había pasado algún lugar por alto.

Volvió a revisar en el cajón que estaba al lado derecho de la cama de la reina. Tenía que estar en algún lado.

¡Debía estarlo!

No podía huir sin sacarse eso del cuello.

Si lo tenía, seguiría conectada con aquella reina maldita. Seguiría siendo un peso para ella. Los que querían su cabeza la atosigarían con el pasar del tiempo. No podía darle aquel destino. No quería seguir siendo una carga. No después de todo lo que recibió en ese tiempo.

La llave era la única forma de no lastimarla.

De que sus lazos fuesen cortados para siempre.

"¿Qué haces?"

Cursed Kingdom (Reino Maldito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora