Capítulo 10. La colina de Weide D'Arcy

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—¿Y me iría contigo porque...? —hago un mohín de duda.

Danger suelta un poco de aire y desliza su lengua por el interior de su mejilla, dedicándome una mirada frívola, como solo él sabe hacerlas.

—Súbete al auto y descúbrelo —aunque parezca extraño habla en un tono sereno y autoritario a la vez.

¿Este me vio cara de idiota o qué demonios le pasa?

—Yo no voy contigo a ninguna parte —digo en tono bastante reñidor.

Bufa casi con diversión, digo casi porque nunca he visto una sonrisa en su rostro, y este tampoco es el caso.

Antipático.

—Supuse que te negarías. Pareces tonta, pero al parecer no lo suficiente como para largarte en un auto con un extraño en plena noche.

Vuelve sus manos a los bolsillos recibiendo un resoplido y una mirada asesina de mi parte. Luego cruza las piernas aún con su espalda recostada al coche.

—Deja de ofenderme idiota, y no, no te equivocas, no me voy a subir contigo a ese auto—me cruzo de brazos encarándole.

Exhala tranquilo y frunce un poco sus labios.  

—Aunque, ya lo hiciste una vez, y no con uno, sino con dos extraño —dice como si fuera un tema random.

—Esa vez fue porque no tenía otra opción, de lo contrario no hubiese pasado. Y con respecto a lo otro, te sorprendería saber lo tonta que soy —sonrío ladeada.

Se quedó observando mi rostro con pura seriedad, como si quisiese buscar algo en mi expresión, sé que es así porque le estoy mirando de la misma forma. Mis ojos sobre los suyos, los suyos sobre los míos, sus brazos cruzados, mis brazos cruzados, mis cejas enarcadas, sus cejas levemente contraídas, así nos mantuvimos por unos segundos que se me hacían eternos, porque su mirada tiene un peso como no se hacen una idea, pero me rehúso a rendirme ante ella.  

Noto que no tiene intenciones de responder y continúo hablando.

—Soy lo suficientemente tonta como para tener claro en quien me debo fiar, y está claro que en ti no, Danger —ironizo arrastrando intencionalmente cada letra de su nombre y luego alzo la vista en una mirada retadora—. No me iría contigo en ese coche así como así —él contrae un poco la mandíbula—. Y eso lo tienes claro, así que estoy esperando el pretexto que usarás para que me suba contigo a ese auto sin que me quede otra alternativa.

Es lógico que no me subiré a su auto por el simple hecho de que me lo haya pedido. Sabe que no confió en él, puesto que imagino que debe tener algún haz bajo la manga, algo a lo que simplemente no pueda negarme.

Ladea la cabeza, suspira tranquilamente sin mostrar ninguna reacción a lo que le he dicho, y eso justamente es lo que más detesto de él.

—¿Esperas un chantaje o algo parecido?

No digo nada, él interpreta mi silencio y luego suelta un bufido como si no pudiera creerse lo que está pasando.

—Estaba esperando que me lo demostraras, Peace —pronuncia mi nombre de la misma forma en la que yo lo hice con el suyo, alargando cada letra.

Okay, no he entendido.

—¿A qué te refieres? ¿Qué debía demostrarte? —agudizo la contracción entre mis cejas en confusión.

Clava sus ojos sobre los míos con detenimiento.

—Estaba esperando que me demostraras que tan tonta eres, Peace  —separa su cuerpo del auto y comienza a bordearlo acercándose a la puerta del piloto—. A eso me refería.

Danger ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora