Capítulo 1. Weide D'Arcy

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—¡Peace! —Miro a todos lados saliendo de mi despiste y veo a la tía Brand agitar sus manos para llamar mi atención—. Las cajas esperan cariño —me sonríe y continua bajando algunos cajones empolvados de la furgoneta.

Bajo las escalerillas del porche y camino hasta el vehículo para continuar ayudando con la mudanza.

Junto a la tía está papá bajando las cajas más pesadas, no son muchas cosas, pero nos llevará algunas horas terminar de ordenar nuestra nueva casa.

—He dejado las cajas en el salón —les indico y tomo algunos cuadros y lienzos de la cajuela de la camioneta—. ¿No he acabado de entrar un cajón lleno de estos cuadros?

Mi padre asiente.

—No hubo espacio para estos en la caja Peace, no te quejes, ya casi terminamos de bajarlo todo —coloca una caja encima de otra, las carga a ambas y se encamina hacia el porche.

—Vale, pero que conste que he sido yo la que ha llevado lo que está adentro —le grito mientras camina.

Empuja la puerta de la entrada con su hombro teniendo cuidado de que no se le caigan las valijas y entra con ellas sin ningún problema.

—Aquí solamente hay una caja Peace —protesta desde adentro.

Suelto una risilla y me dirijo junto a la tía Brand hacia la entrada de la casa, ella carga un baúl de madera.

—A tu padre se le ve mejor últimamente ¿no crees?

—Si, es muy notorio —agarro mejor algunos de los lienzos que se me estaban escabullendo de las manos.

—Estoy muy feliz de que estén acá, ya no tendré que verlos solo por Skype, estaremos a tres cuadras —subimos las pequeñas escalerillas del porche.

—Eso es estupendo, solo espero que esta vez sí nos quedemos aquí, además, me gusta bastante la casa.

—Sí, a mí también, es más grande que la mía, me iba a quedar con esta, pero vivo sola, no necesito tanto espacio.

Una vez dentro dejo los cuadros sobre el sofá.

—Es muy bonita.

La casa es mejor de lo que esperé, no es demasiado grande, pero tampoco pequeña, lo normal. Una verja de madera blanca bordea el terreno, típico en todas las casas del condominio. La fachada del porche tiene muros medianos con columnas esquineras.

Algunos arbustos rodean el sendero de concreto que conduce a la escalerilla del porche. Las paredes del exterior son de un azul celeste muy claro y los ventanales son bastante amplios.

Por dentro solo he podido ver el salón, pero me agrada bastante hasta ahora.

—Y espera a ver tu habitación, te va encantar, tiene grandes ventanas con lindas vistas, como me has dicho que te gusta —me mira entusiasmada.

—Gracias por todo tía Brand —le sonrío acomodándome un mechón del cabello tras la oreja.

—No me agradezcas, al contrario, gracias a ustedes por mudarse, ya no me sentiré tan sola en este pueblo tan aburrido —me da un abrazo estrangulador de los comunes en ella.

—¿Cuál era el nombre del pueblo? —pregunta mi padre con las cejas alzadas y se rasca la cabeza.

Es la enésima vez que lo pregunta, no se le acaba de garbar el nombre del lugar. Pero bueno, al menos logró que la tía Brand me zafara de su abrazo para mirarlo ceñuda.

Weide D'Arcy papá, última vez que te lo digo.

Mi padre alza las manos en señal de rendición.

Danger ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora