Capitulo veintiseis

68 5 1
                                    

Capítulo veintiséis

Camille Hampton

Ahí está.

Lo dije. Admití para alguien más lo que por años he mantenido en silencio, incluso después de enterarme.

Raymond me mantiene en su regazo y estoy bastante segura que es su intento por no salir a buscarlo ahora que lo que para él solo eran sospechas está confirmado.

—¿Dijiste videos, Camille? ¿Por qué nadie hablo del tipo de material que este cabrón sigue teniendo de ti hoy?—murmura entre dientes mientras ni siquiera me molesto por ocultar mis lágrimas de él. Dios, tengo que ser un desastre andante, con los ojos hinchados y sin nada que hacer para ocultarlo, soy como una rio, no hay manera de detener el agua.

Afloja su agarre en mí cuando me retuerzo en su regazo con incomodidad, pero no me libera del todo, toma mi rostro entre sus manos limpiando las lágrimas una vez más y manteniéndose tan serio que nadie podría decir que hace tan solo unas horas estaba riendo conmigo.

Raymond está furioso.

Tan furioso como no creo haberlo visto jamás. Y creo que es furia lo que me da fuerza para mantenerme serena mientras hablo dejando caricias sobre el brazo que me mantiene firmemente en su regazo.

—Porque nunca lo mencione, Raymond. Mamá lo sabe porque tuvo que llevarme al médico, tres días después tú llegaste a mi vida... Nunca te lo dije, pero esos días iniciales fueron un infierno, me dolía y cuando te dije que sospechaba, fue porque creí que pudo hacerme otras cosas... Lo dejé pasar al inicio, pero un día estaba intentando ir al baño y el dolor fue tal que me desmaye. Así que cuando fuimos al hospital, y tenia un desgarro, unir los cabos fue bastante sencillo, pero nunca hable, no quise y no quiero hacerlo—confieso.—Solo quiero que quede en el pasado, no quiero que siga manejando mi vida. No quiero más carga sobre Nicholas y no quiero perderte por esto. No me lo quito todo, y no voy a permitir que lo haga ahora. Es pasado.

Raymond gruñe y me sujeta la barbilla cuando intento alejar mi mirada de él.

—No intentes restarle importancia. Es horrible, es una mierda, daría mi vida por evitarte este sufrimiento, por evitar que te tocará, pero si lo hubieras dicho, no habría salido tan fácil, Camille. Necesitas decirlo. No va a tocarte, no puede tocarte, no estás sola y no vas a encubrir a ese maldito bastardo por miedo.

Salto fuera de su regazo ante sus palabras y mi cuerpo se tensa.

No es lo que estoy haciendo.

Estoy protegiendo a Nicholas, no a mí. Si lo hubiera dicho, lo habría matado sin siquiera pensarlo...

Por supuesto que sé que habría sido más fácil, pero el escarnio público no. Y no quiero esto, no quiero la lástima, no quiero ser la maldita víctima. ¿Cuál es el punto de hablar ahora cuando no lo hice hace años? ¿Por qué ir a un estrado una vez más mientras un jurado cuestiona que hice yo para provocar su reacción en lugar de que está mal con él para abusar de una niña?

—No lo voy a hacer, Raymond. No voy a ponerme en frente de ese maldito jurado una vez más mientras ellos me preguntan acerca de mis acciones, si le coqueteaba, si me insinué, si ofrecí mi cuerpo a cambio de fama. ¿Recuerdas el último juicio? ¿Recuerdas como intentaban que él fuera la víctima por su posición de hombre? No voy a ponerme a mí misma en una posición donde todos de nuevo insinúen que es mi culpa, que un maldito bastardo me violara por tener un sueño y no de él por ser enfermo, criminal, sin escrúpulos. El día que me puedas asegurar que la justicia cambio, Raymond. Que nadie va a voltear a mirarme y culparme como si lo hubiera buscado, ese día el mundo va a saber toda la verdad. No antes. No te atrevas a hablarme de miedo cuando no has vivido en mi piel los últimos cuatro años.

La voz no me tiembla, pero la ira en cada una de mis palabras en bastante obvia.

Silencio.

Solo escucho mi respiración agitada mientras mi cuerpo empieza a temblar de nuevo mientras lloro recordando como un grupo de hombres intentaba hacerme lucir tan culpable como él cuando se supone que tenían que defenderme y hacerlo pagar.

No voy a hacerlo de nuevo.

Ese día entendí por qué son tantas las mujeres que callan al ser víctimas. Yo decidí callar algo que iba a extender una audiencia y seguir adelante.

No pueden culparme por ello.

—Camille...

Raymond camina cautelosamente hacia mí como si fuera un león a punto de atacarlo.

Mi mirada debe ser suficiente advertencia porque se detiene antes de intentar tocarme y levanta ambas manos.

‑—Tú sostuviste lo que quedo de esa Camille después del juicio, Raymond. Ni siquiera intentes culparme por su libertad. Hice lo mejor para mi, no me importa si es egoísta, pero es lo mejor para mi. Es mi historia, yo decido qué contar.

Da un paso más y pongo una mano frente a mí indicándole que se detenga.

Un sollozo se escapa de mis labios y decide que puede arriesgar su vida por mi propio bien y entonces corre hacia mí tomándome entre sus brazos.

Me aferro a su camisa y lloro.

Ya no deberían quedarme lágrimas.

Una Canción para Camille (TOP FLAIR 1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora