Capítulo treinta y tres
Bueno, aparentemente Raymond es bueno manejando las situaciones de los demás, pero muy malo dirigiendo las suyas, así que me puse a cargo porque realmente estoy en eso de hacer todo por conseguir nuestra felicidad... Finalmente.
Y definitivamente ningún jodido idiota va a arruinar la vida que planeamos construir.
Mi teléfono suena y corro lanzándome a la cama, así que termino contestando sin ver el identificador porque estoy esperando la llamada de Nicole. Sin embargo, la voz al otro lado me congela automáticamente.
Es una voz que había pasado por alto... Una que también fue parte de mis pesadillas.
Su maldito asistente.
La persona en la que nadie reparo, hasta ahora que su voz llena mis oídos y recuerdo quien grababa los videos.
—¿Me extrañaste, pequeña perra? Pensaste que podías meterte con mi jefe y salir bien, tan idiota como siempre.
No hablo, no puedo hacerlo, así que intento mantener mi mirada lejos de Raymond, que ahora está parado frente a mí intentando averiguar que es eso que acaba de derrumbar mis ganas de vivir.
—Resulta que tenemos amigos en común... Ya sabes, el enemigo de tu enemigo es mi amigo y tenemos algo que te interesa según me comentaron. La niña es una dulzura, seguro, compensaría todo el mal momento que Brandon está pasando por tu culpa... Un buen regalo para él. Tienes treinta horas a partir de este momento para reunirte conmigo y entregarme la suma que te voy a enviar en un mensaje de texto. Al menos claro, que no te interese tener a la hija de tu prometido en tu vida, si es así, puedo quedármela.
Dicho eso, cuelga la llamada y automáticamente llega el mensaje con la información. Mi mirada sube a los ojos de Raymond que me observa con preocupación.
—¿Bonita?—Su voz se escucha lejana.
Me va a odiar.
Es mi culpa por tener miedo. Es mi culpa por no recordar los detalles... Es mi culpa por no acabar con esto antes.
Una niña está en las manos de un psicópata porque yo no quería enfrentarlo y que me culparan a mí de lo que me paso... Porque no cuente la historia completamente.
Ahora es la hija del hombre que amo quien está en mi posición.
Y Raymond me va a odiar.
—Camille, háblame por favor. ¿Quién era al teléfono?
Deja un beso en mi frente y me abraza contra él. No quiero perderlo. No puedo perderlo. Tengo que recuperarla.
—Él la tiene—susurro.—Ese maldito psicópata la tiene. Lo siento mucho, Raymond. Lo siento, lo siento. Debí enfrentarlo, no debí dejar que siguiera libre, es mi culpa. Por estar conmigo la involucraron. Perdón. Había otra persona, no lo recordé, perdón... Él grababa los videos para Brandon, él la secuestro.
Siento como se tensa en el momento que analiza mis palabras y me preparo para el rechazo. Para que me suelte y se aleje de mí, pero solo me abraza más fuerte.
Intento alejarme, pero no me lo permite.
Me mantiene en mi lugar.
—No es tu culpa, Camille. Nada de esto es tu culpa y no voy a permitirte hacer lo que estás haciendo. Hay gente buena y gente mala en el mundo, bonita... Hay bastardos y víctimas, tú no eres culpable de nada de lo que paso, ellos lo es y voy a hacerlo pagar por atreverse siquiera a mirar de nuevo en tu dirección, por atreverse a arrebatarme a las mujeres de mi vida.
Sus músculos están tensos y sé que está conteniéndose para no explotar frente a mí. Sin embargo, respiro al escuchar sus palabras porque me traen a la realidad.
No es mi culpa estar asustada.
No es mi culpa lo que me paso.
No es mi culpa. Es de él. Él es quien tiene que pagar, no yo.
Raymond me deja ir y se apresura a llamar a Javier para ponerlo al tanto de la situación, mientras yo reviso el mensaje que el hijo de puta me mando y que viene acompañado de una foto de una niña peli roja, y si antes tenia alguna duda, esto solo me confirma que la sangre de Ray corre por sus venas.
Es su fotocopia.
Es impresionante.
Quinientas mil libras. Ni una más, ni una menos. No te pases de lista. Cuando tengas el dinero, responde a este mensaje y te proporcionaré el punto de encuentro. Ven sola. Sin trampas, Camille. ¿No quieres que juegue con esta dulzura, o si?
Quiero vomitar.
Dejo el teléfono en las manos de Raymond que sigue en su llamada y corro hasta el baño arrodillándome frente a la poceta.
No me detengo hasta que dejo allí cada alimento o líquido que consumí el día de hoy, siento a Raymond sosteniendo mi cabello, siento que no puedo respirar y el olor solo me hace vomitar más y más, hasta que caigo contra sus piernas mientras continúa acariciando mi cabello.
—Es una niña hermosa, Raymond. Dime por favor que tienes un plan porque se me acabaron las ideas. Necesito que me digas que todo va a estar bien. Si se da cuenta de que la policía está involucrada, esto no va a terminar bien.
—Javier viene en camino, también el investigador que me ayudo a encontrarla, le envíe el mensaje a ambos y la policía acordó manejar un perfil bajo. Ahora, necesito que tu estes bien para poder hacer esto, Camille... Todo va a estar bien. Va a estar bien. No es una repetición de tu historia, estoy bastante seguro que esto no tiene que ver contigo solamente, ella está involucrada y voy a destruirlos a ambos antes que puedan dañar un solo cabello de su cabeza.
Asiento.
Estamos juntos.
No se va a repetir la historia.
Me repito eso como un mantra mientras lo envió a hacer todos los tramites respecto a la cantidad insana de dinero que quiere el bastardo mientras lavo mis dientes y cambio mi ropa. Para cuando salgo del baño, ya ambos hombres están aquí junto a un policía y Raymond los puso al día sobre el mensaje y todo lo demás... En lo que concierne a mi propia historia. Esta vez, cuando suena el teléfono, me encargo de revisar antes de responder.
—Nicole... Su socio la tiene. El bastardo hijo de puta que lo ayudaba a grabar se la llevo y estoy muy segura que Brandon está al tanto de esto—siseo. Hay una pausa del otro lado de la línea y es mi hermano quien responde.
—Los videos están tu correo, Nicole y yo estamos volando hacia allá esta noche... Escúchame bien, no vas a hacer nada estúpido, vas a esperar por mí y todos lo vamos a resolver, pero no vas a volver a estar a solas con ese hijo de puta, con ninguno.
Suspiro.
—Quiere que yo haga la entrega del dinero, Nicholas...
—No—me corta.—Vean lo que Christina consiguió. No son personas inteligentes, Camille. Están desesperados y la desesperación solo lleva a un resultado: errores catastróficos. Espera por mí. Te amo.
Dicho esto, cuelga el teléfono y me apresuro a comprobar los videos que envió.
—Raymond...—le entrego el teléfono y si antes pensé que estaba furioso, en este momento podría matar a alguien. Su mandíbula está firmemente apretada, sus manos alrededor de mi teléfono podrían partirlo en cualquier momento, y su espalda tan rígida que debe ser doloroso. No sé muy bien el porqué de su reacción hasta que espeta:
—Es ella. La hija de puta se atrevió a arrebatármela de nuevo y entregársela al jodido enfermo que abuso de mi prometida.—El investigador y el policía cuyo nombre desconozco empiezan a ver el material, pero son interrumpidos cuando Raymond abre los ojos desmesuradamente.—Ya sé donde están.
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Una Canción para Camille (TOP FLAIR 1.5)
RomanceCuando Camille logra contactar con un agente que le promete el cielo, las estrellas y la admiración eterna de todos en el mundo del modelaje, cree que su vida finalmente se va a convertir en lo que siempre ha soñado... Lo que no esperaba es que ese...