Una Canción para Camille (TOP FLAIR 1.5)

Capítulo treinta y cinco

No ha despertado.

Me mantengo caminando de un lado a otro de la sala de espera del hospital, esperando que alguien salga a informarme sobre ambos. No sé cuanto tiempo ha pasado desde que salimos de aquel lugar.

Aún puedo ver a Raymond cayendo en el suelo mientras sus ojos se cerraban. Las lágrimas no han dejado de salir de mis ojos en ningún momento... Su hija está bien, la puso a salvo, solo sigue tan asustada como yo y no tengo permitido verla porque, después de todo, no soy nadie.

El cuchillo fue a dar a su brazo por el movimiento de última hora que realizo por mi grito, sin embargo, lo preocupante es el golpe en su cabeza, que al principio no parecía tan fuerte... Sin embargo, sigue inconsciente.

—¡Camille!—Alguien me llama, pero mi vista sigue fija en la puerta por la que nadie sale a darme noticias, acaricio mi anillo.

Unos brazos me rodean por la espalda y el olor característico de mi hermano hace que me relaje contra él.

Nicole entra en mi campo de visión tomando mi mano, es cuestión de minutos para que la prensa haga su entrada.

—Está bien, estoy aquí—susurra Nicholas en mi oído.

—No ha despertado—musito volviendo en mí.—Sigo esperando que alguien venga a decirme por qué mierdas, mi prometido no ha despertado.

Los brazos de mi hermano se tensan y es cuando me doy cuenta de mi error... He estado llamando en mi cabeza tantas veces a Raymond, de ese modo desde que puso el anillo en mi dedo, qué salió natural.

La sonrisa de Nicole es lo último que veo antes de girarme para enfrentar a mi sobre protector hermano. Sin embargo, las puertas se abren y me libero de su agarre corriendo hacia el doctor.

—Familiares de Raymond King—llama justo cuando lo alcanzo.

—Es mi prometido—digo—¿Está bien? Tiene que estar bien, no puede dejarme de nuevo, no puede dejar a su hija... Tenemos una familia que construir y tiene millones de personas que hacer feliz con su música, así que por favor, dígame que está bien y que esta pesadilla termina aquí.

—Supongo que eres "su bonita", no ha dejado de preguntar por ti desde que despertó, puedes entrar a verlo. Estará bien, solo lo mantendremos en observación hasta mañana, tiene una contusión.

Por primera vez en horas, respiro y siento el peso abandonar mis hombros.

Está bien. Todo está bien.

—Tienes mucho que explicar, Camille Hampton—espeta mi hermano mientras me alejo con el doctor y hago lo más lógico.

Levanto mi mano hacia él dejando que vea el perfecto anillo que rodea mi dedo.

—Lo único que tienes que saber, Nicholas, es que Raymond me hace la persona más feliz del mundo... Él es todo para mí, y cuando toda esta pesadilla termine, seguro te cuento la historia de amor más bonita que vas a escuchar jamás.

Nicole ríe mientras entro en la habitación y sé que va a estar en tantos problemas como yo por guardar mi secreto.

Raymond sonríe cuando por fin lo veo

—¿Estás bien, bonita?

Pongo los ojos en blanco, sentándome a su lado en la cama y tomando su mano entre la mía. Entrelaza nuestros dedos y le da un apretón.

—Yo no fui la que fue apuñalada y golpeada, Raymond. No vuelvas a hacer nada así de estúpido, no vuelvas a poner tu vida en riesgo de esa manera. Ya no sé vivir sin ti, por favor, no me hagas averiguar como se hace. Verte partir en ese auto fue como recibir una patada en las bolas. Estaba tan jodidamente molesta que tienes suerte que todos esos sentimientos estén eclipsados por tenerte aquí, vivo.