El encanto Monegasco

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Bahréin Pre Temporada 2021

Volver a pista después de unas largas vacaciones era de las sensaciones más satisfactorias. Volvía a las prácticas, a correr, y despertaba mi apetito por las victorias.
Este año prometía ser prometedor, y nada me emocionaba más que aventurarme con la marca Italiana.

—¡Buenos días Carlos!— La voz de Charles se hizo presente en mi caminata por la pista y me sacó de la onda de pensamientos que me abundaban.

Charles Leclerc, el niño dorado de Ferrari. Monegasco, piloto prodigio, fama de una noche, agresivo e impulsivo en pista, modelo y demasiado atractivo. Todo en uno.

—¿Estás listo para nuestras pruebas?—El Monegasco me dedicó una sonrisa.

Era descarado decir que mi compañero de equipo no tenía un carisma y encanto que hacía que todos en Ferrari se vieran atraídos a el, pero yo no terminaba de quedar encantado...

Estaba por responderle, cuando escuche a lo lejos un patín eléctrico y risas familiares acercarse a nosotros. Ambos volteamos por medida de precaución y nos topamos con un Lando Norris salvaje jugando con George a las carreras.

Mis ojos se cruzaron con los de Lando por unos breves segundos, tenía una sonrisa en el rostro y sus rizos volaban por el viento. Traía su playera del equipo y sus jeans a juego.

Yo no terminaba de quedar encantando por que no era él...

Seguía reponiéndome de haberme separado del equipo Naranja, no por que no me sintiera cómodo con el rojo, y yo sabía perfectamente que no dejaría de llevarme con Lando, pues nuestra amistad iba más allá del equipo.
Solo sería diferente. No nos veríamos todos los días en la Fabrica, no viviríamos cerca, y nos limitaríamos a los tres días del Finde. Éramos rivales.

McLaren y Ferrari, dos polos opuestos que se atraen mutuamente...

—¡Qué Cabrón!— Le grité a mi ex compañero, cosa que decidió ignorar o no logró escuchar.

—Quiere matar a la competencia tan temprano.— Bromeó Charles. Aquello me hizo gracia y no pude evitar sonreír. Si que tenía encanto.

Mónaco

Han pasado algunos meses desde que he conocido al Monegasco, puedo decir que ahora entiendo por qué todos lo adoran. Considero que nos hemos vuelto buenos amigos, le gusta jugar al golf, es un rival demasiado bueno en el ajedrez, el paintball es entretenido cuando juego con él y tenemos platicas demasiado amenas; a pesar de que creí que nunca lograría desenvolverme con un chico de su talla, me encuentro bromeando y molestándolo continuamente.

Inclusive tenemos ya un ship; Charlos. Y es que la química es notoria entre nosotros. La gente nos hacía burla por  llamarnos de la misma forma y somos lo que el público denomina "Atractivos". Una dupla perfecta según los Tifosi. 

—Si gano esta carrera, la fiesta va por mi cuenta.— Charles descansaba frente mío en uno de los sillones del hospitality de Ferrari.

A nosotros como pilotos, nos hace ilusión ganar la carrera de casa. Tener al público vitoreando tu nombre y ver fans con playeras tuyas, era otro nivel de sentir.
Pero así como es de increíble, es sumamente humillante perder en casa.
Sabía de las expectativas que el monegasco tenía sobre sí mismo, pues todos hablaban de su supuesta maldición. El nunca ganaba o terminaba las carreras en casa, pero seguirlo viendo optimista era de admirarse.

Yo lo admiraba.

—¡Venga!— Le sacudí el hombro de forma enérgica.—Doblete y nos la amanecemos.— Bromeé.

Not a bromanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora