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La pelimorada se extrañó, normalmente Yae era bastante reservada en ese ámbito pero la curiosidad, esta vez, le ganó. La pelirrosa la vio dudar, había intentado acercarse a ella de otras maneras más indirectas pero Ei nunca le seguía la conversación y eso demostraba profesionalidad por su parte, pero por parte de Yae, solo generaba más curiosidad y quería ver más allá de aquel muro, descubrir que secretos acechaban a la jóven, quería conocer su otra faceta. Se echó a un lado y dio un par de golpecitos en la cama para que la enfermera se sentara, pero está se negó sentandose en uno de los asientos que adornaban la pequeña habitación.

"¿Saber cuanto pesa un oso polar?"

"Entre 150kg y 450kg apróximadamente, ¿por qué?"

Ella sólo trataba de sacar tema de conversación y romper el hielo con aquella bromita pero eso le hizo más gracia, estalló a carcajadas causando que Ei alzara una ceja confundida, ¿acaso se había equivocado en el peso?

"No boba, lo suficiente como pra romper el hielo. No me lo esperaba para nada, lo dijiste súper convencida."

Ei pestañeó y miró a un lado aún pensando, entendía el concepto de la "broma" pero no el porqué su respuesta le había parecido tan graciosa. La paciente se secó un par de lágrimas que habían escapado de tanto reir y poco a poco se calmó.

"Pero un os-"

"Mejor cambiemos de tema, trata de olvidar el peso de los osos polares"

Y así empezaron, o más bien dicho, Yae comenzó a hablar con ella tratando de que no se aburriera, en uno de esos momentos llegó el tan inesperadamente esperado momento. Yae yacía frente a la ventana, entraba una suave brisa nocturna pero desde el punto de vista de Ei, le daba un aire al cuadro "Muchacha en la ventana" de Salvador Dalí. Se levantó del asiento y fue a su lado, admirando el oscuro paisaje. Las estrellas casi no se veían y era noche de luna nueva, lo único que alumbraba era la luz del mismo hospital y otros edificios por la zona, pero era extremadamente tranquilo.

"¿Estás nerviosa?"

Fue de las pocas oraciones que Ei murmuró esa noche.

"Lo justo, obviamente no me hace gracia la idea pero todo sea por volver a tener una vida pacífica"

"Lo harás bien."

Yae soltó una risita suave mientrss se apartaba de la ventana sentándose nuevamente en el colchón.

"Eso debería decirte yo, aunque esta vez no seas tú la que me haga la sesión, tal vez en un futuro sí. Así que fíjate bien y toma nota, no quiero morir, al menos no ahora."

Se mantuvo en silencio mientras asentía, pero en el fondo, pese a no ser creyente, le rezaba a ese algo que hubiese ahí arriba para que nunca tuviese que realizarle la quimio y que una vez superado el cáncer, la pelirrosa no pasara nuevamente por algo así. Pero ahí hay una verdad y una mentira.

"Me debería ir, pase una buena noche, la veré mañana por la mañana."

Desapareció. A Yae le dio un pequeño sube baja de emociones, en parte había conseguido que la enfermera la tratase de "tú" en vez de "usted", luego se deprimió porque volvió a su dialecto normal y de nuevo arriba con el "nos vemos mañana", era tonto pero le hacía feliz que muy lentamente fuesen forjando algo más que un enfermero-paciente.

"Hasta mañana."

Susurró un poquito más feliz que ayer, pero menos que mañana. Y así concluyó la noche.

Eutanasia [EiMiko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora