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Algo en su interior se removió, como si de algún bicho emocionado en su estómago se tratase. Si pudiera ahora mismo estaría con la cara contra la almohada gritando cual adolescente mientras golpea el colchón con sus pies. Había algo en esa chica que llamaba su atención y no entendía muy bien porqué. Yae siempre vivió con ese pensamiento de: "ya que me voy a morir no me quiero encariñar con nadie". Y por primera vez y de la manera más aleatoria alguien había perforado esa idea. Que sí que había mantenido relaciones estrechas, pero era más de confianza que de cariño. Vienen y van, siempre se quedó en eso, nadie querría estar con alguien con cáncer, para qué iban a querer a alguien que perderían cuando la enfermedad se apoderase de todo. No se iba a curar, nunca tuvo mentalidad de curarse. Se quedó callada por unos instantes, y tras demostrar que obviamente se había sorprendido, su voz le agració con un gallo.

— Uhm, gracias a ti por la ayuda, por haber venido Ei.

"No sabes lo mucho que el ambiente cambia cuando estás cerca, no eres ni medio consciente de lo que me gustaría poder descubrir tu yo real, qué es lo que te mantiene tan fría, tan imperforable. Espero y algún día seas capaz de mostrarlo. Pero no tardes mucho por favor, quizá para cuando llegue ese momento, yo ya no forme parte de este mundo."

No llegó a decir nada de lo que rondaba por su cabeza, Ei se quedó un momento admirando a la pelirrosa como si esperase algo más de ella, algún gesto típico suyo pero al ver que sólo le sonreía no esperó más y se fue, pensando en porqué su mirada traía consigo algo de tristeza.

La enfermera se fue a cambiar debido a que su turno había terminado, y una vez abandonó el hospital una brisa fresca acarició su rostro haciéndola volver al mundo real. Tonos rosados y violetas en el cielo anunciaban el atardecer más bonito que había presenciado en mucho tiempo. Se giró hacia esa ventana en concreto y una silueta ya acomodada yacía risueña admirando el mismo paisaje, cruzaron miradas y solo sus corazones saben que sintieron una conexión.

Los días, semanas pasaron. Yae paseaba por el hospital poco más tenía que hacer. Se había aficionado a hacer pulseras, vio a una señora y una niña en la entrada haciendo pulseras de hilo y le pareció tan tierno que buscó en google como se hacían, un mundo se le abrió y no paraba, en menos de un mes medio hospital traía un brazalete con diferentes patrones y colores. Tenía una muy especial guardada en una cajita ya hacía tiempo, con avalorios, era morada, la receptora destacaba por dicho color, tenía unos corazoncitos en rosa y blanco y un nudo raro que no recordaba el nombre al final. Llevaba tiempo queriéndoselo dar pero no encontraba el momento. A veces se ponían a charlas, mejor dicho, Yae a hablar y Ei a prestar atención. A la paciente le gustaba sentir que alguien le escuchaba, o fingir que lo hacía, nunca se sentía sola gracias a ella. En cambio Ei le había cogido cierto cariño a Yae Miko, siempre la asombraba con jna charla distinta, cosas que no tenían nada que ver, datos curiosos sobre alguna serie en la que se había obsesionado. Ella entendía lo que era la soledad, nunca nadie visitaba a la paciente, hablaba con todo el mundo e igual la soledad no parecía un problema, pero lo que algunos se cierran y se vuelven mas cerrados, otros se vuelven cotorras.

Eran las 10 de la mañana, 3 toques, Yae estaba sentada de piernas cruzadas concentrada en su nueva hiperfijación. No levantó la mirada cuando un hombre canoso y alguien más bajito entraron a su cuarto.

— Buenos días Señorita Miko, ¿cómo se va encontrando? Me han dicho que últimamente se está notando mejor, es eso cierto?

— Ahm, sí, un momento que acabo esto...

Silencio...

— ¡No me lo puedo creer, me equivoqué! Detesto el crochet no quiero hacer esto nunca más. Sí, cierto, buenas tardes doctor, tiene toda la razón, ya me siento curada. Una vez salga de aquí lo celebraré con zumo de arándanos y seré feliz.

— Me alegra mucho oír eso, igualmente no nos vamos a confiar, le he programado un análisis de sangre para dentro de dos días. Recuerde...

— Venir en ayunas, sí doctor no es algo nuevo, usted tranquilo que tengo una buena sensación.

Y fue ahí que vio a Ei al lado del hombre mirando unos papeles, esta alzó la vista justamente cuando la pelirrosa le guiñó un ojo. Tras un poco de charla con el doctor este se fue quedándose la enfermera haciéndole un poco de chequeo y preguntas habituales, un poco de enrojecimiento en las encías.

— ¿Has estado sangrando?

Un cambio que hubo fue el que por fin se había dejado de formalidades, su trato era cercano, Ei sonreía más, ¡y Yae le había visto los dientes en una sonrisa en una ocasión! Eso era ya el pico.

— Cdeo que ci, oe me puedez quitad ia ed dedo de da boca?, Gracias, llevo unos días que sí, igual es sensibilidad.

La enfermera asintió apuntando eso en la libreta, una vez el chequeo listo y todo en órden se iba a marchar pero la detuvo Yae, agarrándola del brazo.

— No creas que te vas a escapar tan rápido Ei-Ei, tengo algo para ti.

Rebuscó entre sus cosas sacando la cajita toda feita, dándosela a la enfermera que traía el ceño fruncido. La abrió sacando la pulserita de dentro. Se enterneció y por un breve instante una lágrima estuvo a punto de escapar. Un dejavú, Recordó a su hermanita la cual siempre le daba las pulseras de gomitas que hacía, la sonrisa que traía cuando su hermana le decía que de todas las que habi hecho la que le daba era la mejor que le había quedado por eso se la regalaba.

— ¿Te gusta?, Es por si algún día ya no estoy, quiero que siempre me recuerdes y cuando la veas pienses en la mejor paciente que tuviste. Y ni se te ocurra pensar eso de otra, soy muy celosa.

Ei sonrió y procedió a murmurar un gracias algo ruborizada. Quizá no lo expresó pero ese pequeño detallito, incluso la caja le pareció algo precioso, por un instante vaciló pero se dejó de tomterías y rodeó a la pelirrosa con los brazos. Era el primer abrazo.

Y Yae consiguió derribar otro muro.





un año sin actualizar espero que os guste me vino la inspiración.

xoxo, la escritora fantasma.

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⏰ Última actualización: Jan 22 ⏰

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Eutanasia [EiMiko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora