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¿Perdonarlo de que?

Zoro no comprendía el porque de sus palabras, el por que se aferraba con tanta fuerza hacia sus ropas ni menos los gritos ni el miedo que expresaba, le preocupaba, ni siquiera lo pensó demasiado, lo rodeo con sus brazos en un intento de reconfortarlo, no sabia que diablos le estaba pasando pero si uno de sus Nakamas se encontraba vulnerable no era momento de mostrarse inmutable -cálmate ¿de acuerdo?- el temblor se fue apaciguando y solo quedaron pequeños susurros

-Ma-Marimo….perdón- su alma estaba desesperada, tenia miedo.

-¿Qué diablos hiciste para que te pusieras así?- apenas se separo, el peliverde le limpio una lagrima que no terminaba de caer

-Yo…- no sabia como decírselo, tenia miedo de que todo fuera el fin, Zoro lo despreciaría, en cuanto supiera la verdad escupiría su repulsión, pero ¿realmente seria así? Este hombre, este maldito bastardo hasta ahora lo estaba escuchando y parecía realmente preocupado -yo…-

Law había literalmente pateado la puerta -estuvo cerca- murmuro, en su mano tenia lista una jeringa -con permiso- tomo el brazo del cocinero

-¡¿Qué mierda haces?!- el rubio le dio un manotazo resistiéndose no quería esa inyección, sabia con claridad que ese maldito Cirujano tenia la intención de callarlo -¡Bastardo!- aun estaba adolorido pero si que podía forcejear

No podía dormirlo si el idiota se removía de ese modo -con que lo quieres rudo, dame una mano Roronoa-ya- Zoro sin saber muy bien acato las palabras de ese hombre y sujeto sus brazos, Trafalgar se encargo de que todo fuera rápido y seguro, el liquido se perdió al atravesar la piel del brazo, calmo sus movimientos y sus maldiciones cesaron poco a poco.

-Cocinero- sostuvo su mano mientras comenzaba a cerrar los ojos -prometo no moverme de tu lado, así que no te preocupes- nunca le había prometido nada a ese rubio y esta vez lo hizo

Movió sus labios sin pronunciar nada, pero fueron muy claras para Law y para el mismísimo Zoro.

Perdóname.

Se durmió, al fin aquello dio su efecto -debemos dejarlo descansar, vamos- el espadachín no movió ni un ápice de su cuerpo, se giro a verlo -¿No me escuchaste?-

-Prometí que me quedaría a su lado, no me moveré-

Lo miro por unos momentos y sonrió -esta bien, estaré afuera junto al resto- cerro la puerta dejando a ambos rivales al fin solos.

Esperaba que no sea nada grave, si era algún tipo de sedante ¿eso podría dañar a su bebé? ¿podría ser que Trafalgar quería matarlo para ayudarlo? No lo ayudaría en nada, solo lo deprimiría, este niño era su pequeño, una inocente criatura que crecería en su interior, hasta salir y decirle un día… papá, sonrió muy avergonzado, un niño que lo llamaría papá que le pediría que lo alce y seria caprichoso o tal vez no, cabellos rubios o verdes, podría utilizar sus piernas o brazos para pelear, tal vez utilizaría un estilo diferente de lucha, seria un caballero o un vulgar y podría…podría tener a sus padres, su familia.

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-Un hijo- Law miraba el tubo de ensayo que contenía la sangre del tripulante premiado, lo movía levemente -eso quiere decir que el se entrego a ese sujeto, que idiota- según Sanji, el tomaría a Zoro con amabilidad para que no se diera cuenta o algo así, pero al parecer los papeles se revirtieron y decidió entregarse al Marimo, a ese idiota espadachín. No comprendía que le vio a un sujeto como él, era vulgar e idiota, simplemente no podía entenderlo -¿acaso se lo dirá?-

-¿Quien dirá que Torao?- Luffy se colgó de su espalda sorpresivamente -¿Esa es la sangre de Sanji?- con sus dedos golpeo levemente el tubo -¿como se siente?-

Perdona mis actosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora