Aun te amo

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Semana tras semana Zoro se dedico al cuidado exclusivo de Sanji y de ese crio que no le agradaba mucho, lo cuidaba en todos los aspectos, no permitía que el cocinero subiera a la torre o cargara cajas pesadas, su prioridad era que no se sobre esforzara o por lo menos lo intentaba, Chopper le explico que los embarazos solían ser incomodos, por eso se esforzaba en dar lo mejor de si, aunque en algún punto no lo soportaba.

Mientras se esmeraba en cocinar Luffy se encontraba muy cerca, literalmente pegando su oreja en el diminuto vientre del rubio con la esperanza de oir al pequeño, tenia esa clase de relación con el bebé y Sanji, aquello claramente le molestaba mucho a Zoro, no podía tener ese tipo de contacto con su rubio y ese engendro, se veía al margen en la paternidad que trataba de forjar. Sanji también notaba eso, eran pareja, se querían, pero habia una larga regla que los separaba, se dio cuenta que el bebé era eso pero no lo culpaba, ese pequeño era su otro consuelo, era su futuro Marimo.

La vergüenza y el miedo lo invadían a cada momento, eso lo hacia cada día más difícil, no se lo diría, lo había dicho y decidido hasta que nazca, pero a la vez temía perderlo, lo amaba demasiado -ve a lavarte las manos Luffy y llama al resto-

-¡Si!- como una bala el Capitán fue por el resto, las manos eran lo primero, las manos, suspiro ya que Luffy no cambiaria sus malas costumbres

-¿Quieres que te ayude en algo?- pregunto el espadachín mientras lo observaba hacer lo suyo con sumo cuidado

-No te molestes, solo debo servir la comida, tu quédate ahí- aunque intentaban hacer cosas juntos más a menudo, el rubio le cortaba el chorro, siempre lo hacia, tal vez porque sabia como el se sentía respecto al vientre -prepare un postre, te lo daré después- se volteo a verlo, era mágico poder decirle cosas así al peliverde, no eran insinuantes ni pervertidas, solo era atención y cariño.

Sonrió, le gustaba ver al Ero-cook con esa clase de sonrisa, tan feliz y que lo llenaba de satisfacción, se levanto de su respectivo lugar y se fue directamente a darle uno de sus inesperados abrazos -sabes, me gusta tenerte cerca- beso su nuca y el rubio correspondió a esos brazos, le gustaba sentirse reconfortado, pero la magia se fue en un instante cuando el peliverde se aparto, tal vez por sentir la presencia en el interior del rubio -lo lamento- bajo la mirada y volvió a sentarse, si el pequeño no estuviera en el medio podría haber disfrutado un poco más de Zoro, pero se reafirmaba que no era su culpa, no lo era, solo era Zoro que estaba algo estremecido y todavía no se acostumbraba, acaricio su vientre y miro al peliverde que se miraba las manos, seria un poco difícil tenerlo cerca y lejos.

-Es dificil...- se dijo para si mismo, acomodo los platillos, cada integrante comenzó a entrar, Franky entro con algo más de prisa y se acerco a Sanji, tomo una cinta y midió el ancho de su barriga, apenas le había crecido -¿que crees que haces Franky?-

-Es que paso unas par de semanas y sabes que mido cada dos, quería ver si creció un poco más- guardo silencio por un segundo -solo es un poco- se lo vio algo decepcionado, sabia que era por la comida, le pareció bueno que no lo estén esquivando, las mujeres del barco se dedicaban a tejer ropa para el futuro tripulante, Chopper ya se estaba previniendo ante todo, todos hacían una parte por el pequeño, Law…Law se encargaba de pasar tiempo medico con el cocinero, aunque eso le correspondería a Chopper, este se encontraba ocupado con todo lo centrado al niño, pero siempre había un ojo de águila entre ese cirujano y el cocinero, hablamos de Zoro, quien los vigilaba bien de cerquita a ver que hacían.

-Sanji-san -necesitas que alguien te arrope por las noches?- una bofetada de Nami le quito el resto de sus bobas palabras, ese maldito esqueleto cantero no sabia comportarse por nada del mundo -que violenta Nami-san-

-¡Vuelve a decir otra estupidez y la próxima vez te arrojare del barco!- se irritaba con más facilidad, parecía ella la embarazada -Sanji-kun, toma asiento y déjanos el resto a nosotros-

Perdona mis actosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora