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La tarde se fue rápido, se presentó formalmente a los gobernantes vecinos, saludo a los jefes de sección de su reino y se aseguró de que todo en el palacio quedara esplendido para el baile de esa misma noche. Como fue prometido su padre no se incluyó en ninguna decisión, agradecía a la luna por ello, ya que su plan contaba con eso.

Los invitados comenzaban a llenar el salón real, algunos soldados se encargaban de monitorear las fronteras, otros los alrededores y había muy pocos dentro del palacio. Jaebeom no se separó nunca de él, era peligroso que siendo el nuevo soberano estuviera descuidado, de igual forma Félix jamás se separó de su caballero real, no congeniaban para nada pero al menos podían charlar un poco.

¡Sana! – llamo el azabache a la chica, su mentora hablaba nerviosamente con Jihyo sobre algún tema que desconocía –

¿Sucede algo? – pregunto la peli naranja con una sonrisa, rápidamente la azabache se despido saliendo del lugar –

Eso debería preguntarte a ti, ¿Pasa algo? – pregunta curioso –

Nada grave, solo cosas estéticas – responde colocando su mano en el hombro del joven – Sera mejor que vayas a cambiarte, la gente comenzó a llegar y ninguno de los dos está listo

Esta bien, solo encárgate de que todo salga como lo planeado – murmura dejando un beso en la frente de su mentora – Me voy, nos vemos en unos minutos

El azabache se alejó del salón real perdiéndose entre los pasillos, cuando por fin ingreso a su habitación sintió la calma inundarlo, nunca en su vida había estado tan acelerado y necesitaba un respiro.

Chris comenzó a cambiarse la ropa de forma perezosa, en su cama estaba el traje limpio que debía utilizar, un hermoso traje similar al que uso en la ceremonia de coronación, lo único que cambiaba eran los colores, paso de ser un azul marino y blanco, a un negro con rojo, simplemente perfecto.

Sonrió con melancolía tomando el collar que colgaba de su cuello, por un momento quiso creer que su madre estaría orgullosa de él, que lo felicitaría por haber dejado los ideales de su padre en la basura como tanto habían soñado, por un momento se sintió feliz.

El azabache estaba tan distraído colocándose su traje, que al momento de sentir unas manos en su cintura se sobresaltó, luego sonrió al ver el reflejo de Félix en el espejo, su hermano estaba totalmente cambiado con su traje negro y dorado, totalmente pulcro y elegante.

El menor de los Bang se encargó de colocarle su saco y sus respectivos pendientes, de igual forma le arreglo su cabello asegurándose de que quedara perfecto.

¿Cómo me veo? – pregunto el mayor mientras se daba una ligera mirada en el espejo –

Perfecto – murmuro en respuesta –

La puerta fue tocada con lentitud captando la atención de ambos.

Majestad, los invitados están llegando, es momento de bajar – informa Jaebeom en voz lo suficientemente alta para ser escuchado –

Enseguida voy – rápidamente escucha al caballero marcharse – Creo que es hora – voltea a ver a su hermano menor con una sonrisa de oreja a oreja –

Bang menor asiente, posteriormente ambos hermanos salen de la habitación real caminando por los pasillos con tranquilidad, al llegar a las escaleras que llevan al salón real las miradas de toda la gente caen sobre ellos. Ambos comienzan a bajar recibiendo aplausos y saludos ligeros, la música vuelve a sonar y la gente vuelve a sus anteriores charlas, mientras los Bang se dirigen a los tronos reales, en uno de ellos se encuentra su padre, esperándolos con poca paciencia.

❝El bailarín enmascarado❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora