Me encuentro, como ya de costumbre, de rodillas frente al inodoro. Estoy cansada de vomitar, la garganta me arde por el esfuerzo que hago.
Y por si fuera poco la alarma que puse no sonó, así que tengo 15 minutos para estar lista.
Tomé una ducha lo más rápido que pude, me puse la ropa que elegí la noche anterior, acomodé mi cabello ya que no tenía tiempo para peinarme y me maquillé lo más natural y rápido posible.
Una vez que estuve lista tomé mi mochila y bajé para despedirme de mis padres.
—Buen día.
Saludó mi padre al verme entrar al comedor, regalándome una linda sonrisa.
—Buenos días, linda.— saludó seguida de papá
—Buen día.
Fue mi única respuesta, tomé un vaso de leche rápido y ya me iba hasta que papá me llamó.
—Kayla, ven aquí un minuto.— pidió
Camine hasta él algo ¿nerviosa? No, confusa, sí, eso.
—Si te llegas a topar con el chico nuevo de tu escuela quiero que lo trates lo mejor amable y amistosa posible, ¿entendido?— me pidió de favor
—No prometo nada, si es agradable lo seré también con él, sino, no esperes mucho de mí.
Anuncié y después salí por mi bicicleta para comenzar el recorrido al instituto.
Mi casa no es muy lejos del instituto, queda a unas tres cuadras por lo que puedo ir caminando si quiero.
Cuando llegué y acomodé mi bicicleta en un lugar libre, fui por mi nuevo horario y después me fui a la primera clase, Artes.
Busqué algún asiento libre y encontré uno perfecto, estaba junto a la ventana que tenía vista al campo de fútbol y era el último, mis preferidos.
Tomé asiento esperando a que algún conocido llegara, y esperé y esperé, hasta que llegó Jenna.
—Rayos, estuve buscandote por todos lados.— dijo tomando asiento junto a mi
—Yo sólo te esperaba...— dije y me miró mal
—Déjame ver tu horario.
Pidió y me lo arrebató de las manos, típico de Jenna, arrebatarte las cosas.
—Uhm, al parecer sólo no coincidimos en dos clases. Biología y matemáticas.— dijo sonriente
—Es un buen horario, podré descansar de ti por lo menos dos horas.— dije fingiendo alivio
—Estúpida, me amas.
—Absolutamente, cariño.— dije y le guiñé el ojo para después ambas soltar una carcajada
Entre platicas pasó el tiempo y llegó el profesor, se presentó y nos explicó lo que veríamos en éste tema.
Las clases pasaron y pasaron hasta que llegó mi tan esperado receso, moría de hambre.
Entré a la cafetería y fui directo por algo de comer. Tomé una charola y comencé a llenarla, tomé una hamburguesa, papás fritas, un jugo, un pastelillo, un poco de pasta, una ensalada y un refresco.
Parecía que todo se caería, pero no se cayó nada y pude llegar a la mesa donde ya se encontraba Jenna con un chico y una chica.
—Hola.
Saludé y me senté. Todos me observaban con curiosidad, excepto Jenna.
—¿Vas a comer todo eso?— preguntó con disgusto la castaña