Lo sé. Estaba ahí. Vi el gran vacío de tu alma, y tu viste el mio.
-Sebastian Faulks-No quiero que se termine la noche- expresé en voz alta tras aquella explosión de euforia. En mi ser habitaba muchísima paz gracias a la cercanía de mi equipo. Sentía estabilidad, seguridad. En el fondo, no estaba preparada para separarme de ellos, no tan pronto. Caminabamos por las silenciosas e iluminadas calles del Distrito donde el Uzumaki vivía. Debido a mis palabras, se llevó una mano al mentón, a los segundos se le iluminó el rostro, aparentemente, por una genial idea.
-¡Ya sé!- celebró alto, importándole poco los vecinos -¡Tengamos una pijamada en mi casa! ¡Sería mi primera pijamada, dattebayo!- la emoción de sus palabras me ilusionó y quebró a la vez ¿Cómo era posible que aquel chico angelical nunca hubiera tenido amigos con quienes compartir esos momentos en la vida? Conocí a Naruto cuando éramos niños regulares de la Academia, allí no hablábamos a menudo aunque recuerdo que, cuando me le acercaba, las fulminantes miradas y comentarios despectivos aumentaban gradualmente. Fuera de la institución nos cruzabamos poco, nos movíamos en Distritos de ubicaciones opuestas y rara vez nos topabamos por las calles. A veces, lo encontraba en el parque y jugábamos a la pelota hasta que la luz del sol se perdía, a veces nos tumbabamos en el pasto a mirar las estrellas o las nubes y reirnos de las formas tontas que veíamos, a veces recibíamos rechazo por niños más grandes y éramos golpeados hasta que nos quedabamos quietos cual sacos. Increíblemente y contra toda tormenta, ese chico nunca dejó de sonreír, ni de sonreírme, se le iluminaba el rostro en cada encuentro y me permití disfrutar de ello, porque en el fondo me hacía sentir bien el saber que alguien me consideraba tan especial como para regalarme una sonrisa. Sentía un arrepentimiento espinoso de no haberle dado más de mi desde el inicio, de no haberle dado las mil pijamadas que se merecía. Porque él logró que mi infancia tuviera algo de color, porque su sonrisa iluminaba mi alma.
Recuperando la euforia, apoyé el plan con un salto enérgico y una sonrisa -¡Me apunto!
Pensaba devolvérselo. Lo haría feliz, me encargaría de que así fuera siempre.
-¡Genial! ¿Teme?- expulsaba brillitos por todas partes, ambos miramos al azabache, quien venía detrás de nosotos, con ojitos de cordero.
La mirada analítica que nos lanzó no aminiró nuestro sentir, conocíamos perfectamente su carácter.
-Dudo que tengas futones para los tres- razonó pensativo.
-¡En una pijamada no duermes, temebaka!- le replicó al instante.
-Y Sakura y yo no tendremos ropa de dormir- continuó sin prestarle atención -Vayamos a mi casa, tengo dos futones y ropa de Sakura- la cara que Naruto puso fue legendaria, toda roja de ira y verguenza y las cejas arqueadísimas.
-¡¿Cómo te atreviste a robarle la pijama?! ¡PERVERTIDO!- la arrogancia que expuso Sasuke en su rostro hizo que el rubio se pusiera aún más rojo.
-No tuve que robarle nada. Ella deja prendas ya que viene seguido a pasar la noche. Tampoco tengo porque explicartelo, usuratonkachi- observé de reojo como Kakashi-sensei presenciaba todo inquisitivamente, desde la cena lo sentía más relajado con nuestra presencia, y más atento también.
Al escuchar unos gritos que exigían silencio, decidí interferir en la situación de mis amigos, ya que la indignación aguda de Naruto estaba despertando a medio barrio. Y el tarado de Sasuke, en vez de hacer que se calme, se burlaba de él con altanería y arrogancia, provocando que sus sentimientos aumentaran.
En un instante, estuve en el medio, apretando con fuerza sus hombros para obtener su atención. Ambos se giraron a verme y se dieron cuenta con horror y disgusto del llanto de un bebé por encima de nuestras cabezas. Sin dejar de aprisionarles el cuerpo y con una sonrisa amigable giré el cuello en dirección a la ventana del departamento más cercano, donde sobresalía un hombre civil con aspecto de somnoliento y enojado.
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Restos de luz [Sasusaku]
FanfictionLa guerra ha dejado un desequilibrio desmesurado en Konoha, y una paz entre Aldeas lejos de ser férrea. Por ello, el Hokage se ha esmerado en el entrenamiento prematuro para los shinobis, siendo una urgencia tener miembros activos en el sistema para...