Temo me estaba esperando en la escuela el jueves. Estaba encaramado al capó de su coche y con el ceño fruncido mirando su teléfono cuando llegué. En cuanto me vio, el ceño se le borró de la cara.
Atravesamos el centro deportivo, saludamos a Yolo y a las demás madres y nos dirigimos a las neveras y a la máquina de hielo. Rebusqué hasta encontrar una taza de café sucia para ponerla debajo de la fuga de agua.
—Ya está. Ahora no morirás.
Metimos el hielo en los refrigeradores, corrimos a los casilleros y arrojamos los Gatorades y los refrescos para que se enfriaran. Sin embargo, algo no encajaba, a pesar de que él estaba bromeando. Me di cuenta de que estaba agotado, pero algo más le pesaba. Una pesadez se aferraba a él, ralentizaba la velocidad de sus sonrisas.
—¿Qué pasa? —pregunté una vez que habíamos colocado las neveras en su sitio en nuestro extremo del buffet. El menú de esta noche consistía en palitos de pollo y guarniciones caseras: macarrones con queso, pan de maíz, cazuela de patatas al horno, ensalada de col y judías al horno. Habíamos colocado las neveras en un tiempo récord y estábamos sentados sobre las tapas cerradas mientras las madres terminaban de preparar la línea de comida—. Pareces tenso.
—¿Lo notaste?
—Es difícil no hacerlo.
—Eres el único que lo ha hecho. —Una sonrisa jugó sobre sus labios antes de restregar ambas manos sobre su cara—. ¿Recuerdas cuando dije que Bethany viene a los partidos de Aaron en casa durante la temporada?
Bethany. Su ex. Asentí con la cabeza.
—Estará aquí este fin de semana.
A juzgar por su expresión, que Bethany llegara volando a la ciudad era tan bienvenida como la Inquisición española. Había tenido la impresión de que no se odiaban activamente.
—¿No están en buenos términos?
—Lo estamos y no lo estamos. Era mi mejor amiga antes de ser mi esposa. Pero ahora, Bethany es como un idioma extranjero que he olvidado cómo hablar. Solíamos estar bien, pero cada vez que intentamos hablar, es como... chocar los cinco y fallar cada vez.
Conocía esa sensación. Antes de que la gélida distancia se instalara entre Riley y yo, nos disparábamos de todas las maneras posibles. Después de un tiempo, era más fácil ni siquiera intentarlo.
—No solía ser así. No es... —Me lanzó una pequeña sonrisa mientras señalaba entre él y yo—. Así.
—¿Tienes que verla cuando está aquí?
Se mordió el labio superior.
—Sí, al menos un poco. Ella, se queda en mi casa cuando está en la ciudad.
Mis cejas se dispararon.
—Es... —Él gimió—. Es difícil. Se suponía que íbamos a estar juntos para siempre, pero fui yo quien lo cambió. Terminé nuestro matrimonio, y me mudé aquí con nuestro hijo, así que trato de facilitarle lo más posible su visita. Le pago los vuelos y la dejo quedarse en mi casa. Así pasa más tiempo con Aaron con la menor interrupción de su vida. Está bien. Funciona. —Se miró las manos entrelazadas.
—¿A quién intentas convencer? ¿A mí o a ti?
Se rió, no la risa cálida y bulliciosa que le llenaba de vida, sino una risita triste mientras cerraba los ojos.
—Todo estaba bien antes de la última primavera. —Se frotó las palmas de las manos—. Llevaba una semana aquí, y supongo que para ella era como si volviéramos a ser una familia. En su última noche, trató de 'recordar cuando' estaba conmigo. Decía cosas como que yo 'siempre tendría un lugar en su vida', y que si quería, podía volver a Utah. —El dolor se reflejó en sus rasgos—. Desafortunadamente, eso llevó a una pelea, que la llevó a llorar, que llevó a Aaron a irrumpir... Dios, Aaron estaba furioso. Se pelearon, y ella lloró aún más. Fue un desastre. Todo ha sido tenso desde entonces.
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you and me | aristemo.
Fanfiction[ADAPTACIÓN] You and me es un romance de padres solteros, de amigos a amantes, de despertar biológico, lleno de padres y sus exasperantes hijos adolescentes, de travesuras deportivas en el instituto y de #FamiliaElegida. Ven por el amor épico, quéda...