Tan fino como el azúcar

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Estaba claro que no podría dormir, necesitaba confirmar si realmente Kakashi había dejado de amarlo, sabía que era alguien complicado, pero había cambiado y seguía haciéndolo. No quería perder al peliplata, y sabía que Kai no querría perder a su padre. Odiaba rotundamente en la posición en la que estaba, pero se negó a moverse y tener que enfrentar a Kakashi frente a frente.

—¿Sigues despierto? — cuestionó bajito.

El silencio reinó por unos segundos en la habitación, creyendo desistir rápidamente de su tan ansiada platica.

—Lo estoy

Todos los vellos de su piel se erizarón, odiaba tanto que esa voz profunda y serena de Kakashi le producierán  nervios.

Se quedó totalmente en blanco, todo lo que quería preguntarle simplemente se le desvaneció.

—¿Sucede algo? Obito — preguntó en pequeños murmuros.

Obito simplemente pasó saliva y se dio la vuelta para quedar de frente con Kakashi, no sabe en que momento su cabeza pensó que aquello era buena idea, pues era imposible no estar nervioso al estar cara a cara con su esposo.

—¿Tienes a alguien más? —para su boca fue difícil de cuestionar.

Kakashi automáticamente fruncio el ceño, dejando ver lo tensa que se puso su mandíbula.

—Obito ¿De que diablos estás hablando? ¿Alguien te dijo algo? — apretó sus labios. —Fue el imbécil de Yamato ¿Cierto?

Obito negó como pudo, sintiendo rápidamente el colchón volverse incomodo y duró.

—N-no, nadie me ha dicho nada — admitió —es sólo que estás actuando extraño, ya no me cuentas nada y apenas nos vemos, pensé que habías encontrado a alguien más

Kakashi lo observó, suavizando con rapidez su expresión. Sus dedos fueron a parar a la mejilla de Obito, no pudiendo apartar su mirada en ni un sólo segundo.

—Lo siento cielo, he estado muy estresado — con dulzura pasó las yemas de sus dedos por todo el rostro de su esposo. —No quería que me vieras así, he estado teniendo muchos problemas con Tenzou — ahogó un grito de enojo.—Pero por favor, no pienses que tengo a alguien más, a la única persona que amo es a ti, incluso si tengo que compartirte con el ingrato de nuestro hijo

Obito rió suave, despejando rápidamente todas sus dudas.

—Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea — se acercó mucho más a su esposo, sintiendo como sus respiraciones se mezclaban entre si. —¿Cuales son los problemas con tu kohai?

Kakashi rodó los ojos fastidiado tan sólo de escuchar aquello. 

—Se me ha estado insinuando, incluso dijo que vendría a decirte cosas a ti y no se que mas porquerías, lo escuché hablando con alguien — rascó su cabeza, bastante furioso. —Y entonces ahora estoy hasta el tope de trabajo, y no puedo pasar tanto tiempo contigo y Kai como me gustaría.

Obito lo miro con dulzura, cerrando la pequeña brecha e iniciando un beso suave e inocente, quitándole el oxígeno y volviéndolo débil.

Ambos se separaron en busca de aire, jadeando pero aún así manteniendo el contacto mutuo.

—Te amo, y no dudo de tus palabras — acarició con la yema de sus dedos los labios del peliplata. —Y debo decir que estoy ansioso — admitió con sus mejillas sonrojadas.

Kakashi sonrió ladino, depositando pequeños besos en el hueco de su cuello y su oreja, amaba ver como su esposo se deshacía por sus toques y caricias.

—¿Podrías hacerme el amor? — pregunto con ojos dulces.

Kakashi lo observó por un pequeño periodo de tiempo, volviendo a iniciar un suave beso, los toques eran ligeros y acaramelados, como si sus dedos fueran plumas y la piel de Obito rosas rojas. Todo era tranquilo, como nadar en un mar sin turbulencia, pues Kakashi amaba tocar a Obito de forma dulce, como si el hombre fuera frágil, y que en un mal movimiento pudiera quebrarle.

Aunque sabía de antemano que Obito era todo menos frágil, pero las manos de Kakashi no eran conscientes de ello, tenían estrictamente prohibido tocar de manera brusca, y ciertamente adoraba aquello. Ver como Obito se volvía tan fino como el azúcar con cada toque suave y sedoso, como su rostro adquiría tonos rosáceos que lo hacían lucir como un hombre perfecto.

Kakashi amaba todo aquello.

Como Obito pronunciaba suavemente su nombre, y como su cuerpo se encogía, la mirada penetrante que le daba y como sus labios se buscaban de forma reticente.

Sus manos se aferraron, y los toques descendieron por todos lados, porque ambos anhelaban siempre el cuerpo del otro, no importaba como lo hicieran o cuántas veces, el deseo siempre estaba implícito en ellos. Como abejas en busca del néctar.

Kakashi y Obito se complementaban de forma mágica, porque aunque no fueran conscientes las estrellas ya habían escrito sus destinos.

Quiero amarte hasta que estemos llenos de gusanos, cuando nuestra piel no exista y sólo seamos huesos.

Obito había descubierto un hogar, un hogar que sólo podía estar completo si estaba Kakashi.

Porque el tenía la certeza que había sido creado sólo para amarlo, incluso si sólo existía para ello, amar era divertido

Y lo sabe, sabe que lo ama demasiado

Porque él ha sido únicamente creado para amarlo.

                            FIN

  ( ꈍᴗꈍ)

Obito ¿tiene un hijo? |Kakaobi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora