El Club de las Lesbianas III

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Hoy es sábado, noche de fiesta. Las chicas acostumbran ir a un boliche bailable, caro y prestigioso, para tener sexo con las strippers mejores pagas, o mejores pagos en el caso de las que somos bisexuales, nunca estuve con un hombre que se quita la ropa por dinero, pero supongo que por algo son los que más lucran (pollas gigantes).

Una vez ahí me dijeron que vaya directamente al lugar vip, ya que había un sitio exclusivo para nuestro club. El lugar está repleto de gente, tuve que cruzar entre toda esa multitud para llegar a la escalera que me lleva con las chicas. Algunos intentan sacarme a bailar, eran bonitos, pero hoy no vine para eso, así que lo siento mucho bebés.

Ahora en la parte vip la diferencia se hace notar desde el inicio, hay servicio de primera clase, mozos y una barra enorme, no veo la hora de tener sexo sobre ella. No hay gente alborotada como abajo, solo seis mesas redondas ocupadas en su totalidad, parece otro lugar.

Luego de observar el panorama, noto que un grupo de chicas me miran y murmuran por lo bajo, y en contra posición, una mesa repleta de hombres de traje que ponen sus ojos en mí, llenos de deseo, imbéciles, pensé, hasta que noté que uno de ellos es bonito, y sin darme cuenta le regalo una pequeña sonrisa. Después de eso pude encontrar a las chicas.

Solamente son dos, está la líder Delfina con otra chica, pelirroja y de cabello corto, que vino vestida con una blusa negra y una falda blanca.

—Llegaste Tabi —me dice Delfina con una hermosa sonrisa— ella es Judith, otra líder fundadora.

—Hola, soy Thabita, mucho gusto —digo al ver su mirada, como me examina, esa falda apenas puede cubrir el gran culo que tiene, acompañado de una panza chata y una carita hermosa, pocas veces vi a una mujer tan bonita.

—Ah Thabita —dice con algo de sorpresa— si, me han contado de ti

—¿Qué te han dicho? —digo riendo.

—Que la chupas muy bien —responde entre risas.

A lo que sólo respondo con una pequeña carcajada, no sé que acotar, quizá sea temprano para hablar de sexo.

—Tenemos que aclararte algo bonita —me dice Delfi— como es tu primera noche de fiesta con nosotras debo decirte que no puedes acostarte con cualquier imbécil, solo puedes escoger entre los mejores, ya que estás representando a nuestro club, y si vas por ahí cogiéndote a cualquiera nos dejas como un grupo de putas, cuándo sales con tus amigas, haz lo que quieras, pero aquí tienes que hacer valer el nombre del grupo, nos costó bastante ganar prestigio, y no ser tomadas por cualquier cosa.

—Está bien —respondo— no me acostaré con cualquiera.

—Las líderes no contamos cómo cualquiera —me dice Judith, seguido de eso me da un guiño.

A través de su mirada, se nota lo caliente que está, haber gente, ¿qué hice para provocarla tanto?.

—¿Has visto a las chicas que nos miran mal de aquella mesa? —me dice Delfi.

—Si, las vi cuándo llegué —respondo.

—Son un grupo rival, nos odian.

—¿Por qué?

—Porque nuestro grupo es más popular —me responde con un gesto de desprecio.

—Ellas también son un grupo sexual —me dice Judith— se hacen llamar Las Panteras, sus celos se deben a qué nos va mejor que a ellas.

En medio de la conversación, una sirena da aviso que el show comenzó, abandonamos nuestros asientos y fuimos a ver el espectáculo que nos aguardaba.

Sexo En Diferentes VocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora