El Club de las Lesbianas II

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Segundo capítulo de las aventuras de estas chicas.

WhatsApp: Delfi Líder
*Tabi, te espero mañana en otro punto de reunión, te uniste hace una semana y ya es hora de que conozcas a nuestra mucama 😏*

Seguido de este mensaje me mandó la ubicación, quedaba un poco más lejos esta vez, tendría que tomar el colectivo, que por lo general está lleno de soquetes.

WhatsApp: Respuesta a Delfi
*Gracias Delfi, muero de ganas por conocerla 😈*

Al día siguiente me conducía con entusiasmo a la parada del transporte público. Tengo que aprovechar esta visita, la semana que viene no podré asistir, los parciales se aproximan.

Veo llegar al coche, venía algo cargado, mal día para viajar con una faldita tan corta y una blusa veraniega casi invisible, puede verse mi sostén a kilómetros, pero eso me gusta, la poca ropa, y aprovecho ya que el invierno se hace esperar.

Una vez arriba me veo obligada a viajar de pie, siendo víctima de un depravado, infeliz pero muy bonito acosador. El perverso comenzó a apoyarme tan pronto subió, cuando era notable que tenía lugar para pararse cómodamente, no necesitaba estar sobre mi, pero bueno, él estaba cómodo ahí.

Era un viaje de más de veinte minutos, y como estaba aburrida comienzo a moverle la cola, que venía pegada a su miembro desde hace rato, pude sentir como se ponía erecto, y parecía grande.

El muchacho tendría un metro noventa como mucho, se veía robusto, tenía tatuajes en el brazo derecho y simplemente vestía un jean azul y una remera gris, siempre me atrae la simpleza.

Se acercaba mi momento de bajar y mi acompañante se había animado a ponerme una mano sobre las nalgas, acarició un poco, y luego apretó, por supuesto, correspondí a todas sus caricias. Tomé mi bolso, busqué una lapicera y un pedazo de papel, por suerte tenía mi agenda. Escribo mi número celular y me doy vuelta mirándolo con una sonrisa pícara

—Llámame —le digo, luego le doy un beso cerca de los labios y me retiro del lugar, pude ver su cara, estaba completamente anonadado.
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Me veo en la obligación de hacer una pequeña aclaración, este relato es ficticio, lo que no es ficticio es el acoso, es real y existe, este tipo de conductas son muy desagradables y asquerosas, en fin, sigue disfrutando del relato.
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Al bajar y caminar unas cuadras llego al lugar, el patio no era tan grande esta vez, pero da igual, dudo que lo vayamos a usar. El portón no era electrónico, Delfi vino a abrirme agitando las llaves en su dedo índice, dándome un coqueto desfile.

—Hola Tabi —dice con una sonrisa cálida, diría que estaba calmada, pero tan pronto entré me tomó de la nuca y me besó, uno de esos besos largos y sabrosos, casi en plena vereda.

—Si ya empezamos así, no me imagino lo que me espera —dije riendo.
Al entrar los gemidos resonaban en las paredes, como si quisieran escapar de ellas.

—¿Ya comenzaron a jugar con la mucama?

—No mi vida, la sumisa te espera arriba.
Al acercarme veo a la tetona ¿La recuerdan? Ximena con una chica de caderas, muslos y glúteos muy desarrollados y apetecibles.

Sexo En Diferentes VocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora