La guerra evolucionaba y las ofensivas enemigas eran atrevidas, a veces con una hostilidad que no encontraba diferencia entre atacar flotas militares de la República o caravanas civiles. A esas misiones les sucedieron otras, limitando el tiempo que regresaban a Coruscant y el que podían pasar juntos. Anakin se dedicaba a las naves la mayor parte del tiempo, intensos combates que se seguían desde el Consejo, estrujando el corazón del maestro cuando estaba presente y veía cómo caían como moscas en ambos bandos. Él, por su parte, ejercía como diplomático, escolta o negociador, lo que no excluía la lucha en gran parte de las ocasiones.
Habían pasado tres meses cuando supieron que coincidirían por unos días en Coruscant, encargados de encontrar a una señora del crimen que tenía matones al servicio de la Federación, destinados a chantajear a algunos de los nobles que les apoyaban.
Obi Wan había llegado primero, horas antes de que Anakin y sus soldados comenzaran a aterrizar. Estaba en la cantina, rodeado de clones que charlaban en voz alta, comentando los últimos incidentes en varias mesas y corrillos. La mayoría habían perdido su antinatural neutralidad del principio, aunque seguía siendo muy sencillo distinguirles de las tropas nacidas a la vieja usanza. Mientras bebía en la barra, el maestro escuchaba a dos de ellos.
—...estaba a punto de huir del carguero en una cápsula de salvamento, llegamos por los pelos. No creía que fueramos a sacarle ninguna información de utilidad, fue hostil desde el principio.
—He escuchado a los demás comentarlo. Debió ser impresionante de ver.
—Al principio yo pensé que se había tragado una cápsula de veneno. Empezó a manotear y agarrarse la garganta, luego se puso morado. Entendí lo que pasaba cuando levitó. Deberías haber visto su cara de alivio cuando lo alejamos de él para llevarlo detenido.
El jedi frunció el ceño, deteniendo el vaso a medio camino de su boca. No se volvió ni hizo ningún gesto que evidenciara que les había escuchado. Estaban sentados cerca de él, pero la forma circular de la barra propiciaba que casi les diera la espalda al acodarse. Completó el movimiento para dar el trago y dejó el vaso sobre la superficie. Aquella noche el 79's bullía de actividad. La cantina ya era conocida como un lugar de reunión para los clones, pero Obi Wan solía acompañar al batallón 212, al que lideraba, tras alguna de sus victorias. Esa noche ni Cody ni los clones a los que comandaba le acompañaban. Había acudido solo, ansioso por reunirse con Anakin.
Llevaban dos semanas sin verse en persona y, aunque hablaban tanto como podían a través de la Holored, le habían parecido una eternidad. Obi Wan no dejaba que aquello afectara a su rendimiento, estaba centrado en la guerra, en las estrategias y en los esfuerzos que el Consejo hacía para alcanzar una victoria que cada vez parecía más complicada y lejana. A pesar de eso, estaba siendo difícil gestionar la preocupación y la añoranza que la separación le causaba. Escuchar a los soldados de la 501 que ya habían llegado contribuyó a acrecentar su preocupación. No necesitaba hacer preguntas para saber de quién hablaban. Anakin era general, como él, tenía bajo su mando a la 501 y tomaba las decisiones que consideraba apropiadas en cada situación, pero temía que la guerra estuviera reforzando ciertas tendencias en él.
Se terminó el contenido del vaso con un solo trago y lo acercó al borde. El camarero droide enseguida lo rellenó. Obi Wan ni siquiera lo miró. Echó un vistazo hacia la entrada con las emociones contradictorias bullendo dentro de él. No podía evitar pensar en lo que ocurrió con Watto. Ni siquiera estaban en guerra y Anakin encontró sobradas justificaciones para dejarse llevar. Odiaba no poder estar con él. Los dos eran mejores cuando estaban juntos y tendría que hacer entender aquello al Consejo.
El alboroto se multiplicó cuando un pitido familiar sonó en la entrada. Todo el mundo saludaba al pequeño droide azul y blanco, pero el se dirigió derecho a su viejo compañero, girando con euforia. Estaba radiante, evidenciando que lo habían puesto a punto y lustrado para su merecido descanso. R2 manifestó su alegría por ver a Obi Wan sano y salvo, quedándose junto a la barra a su lado. El jedi le frotó la cabeza redonda tras ponerse en pie para recibirle. Su corazón se había acelerado al escuchar al droide.
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Esclavo de la ira (Obikin 4)
FanfictionMientras investigan la actividad de una señora del crimen de Coruscant en el Inframundo, Obi Wan y Anakin son secuestrados y encerrados en una misteriosa mansión de los niveles altos de la ciudad. Lady Daesha, traficante y proxeneta twi'lek, no est...