Prólogo: Hinata en boca de todos

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El viento lo golpeó en el rostro, secando las gotas que adornaban sus mejillas, lágrimas y brisa húmeda mezcladas, hacía un clima terrible, y muy justificado lo tenía, pues recién comenzaba el invierno, la semana pasada hubo lluvias devastadoras en las fronteras, y fue testigo de los tantos repentinos turistas, que llegaban a Konoha para resguardarse del desastre que eran los pueblos vecinos.

Sus piernas sintiéndose débiles, su cuerpo entumido del frío, y esas voces detrás de él que eran opacadas de manera consciente por las mismas personas, llantos ahogados, sollozos con un intervalo de silencio largo, y el silbido de las hojas de los árboles que se movían por el viento, nada de eso era tan deprimente como los gritos de dolor que soltaba Naruto delante de él, de rodillas a esa figura de piedra con 'Hyuga Hinata' tallado.

A los lados de la lápida, habían sembrado zarzales, y cubrían alrededor de la zona, dando su fruto, dañando con sus espinas las plantas de campo que quisieran crecer ahí, sin darles paso. Enmarcada en madera barnizada de fucsia, la foto a color, la versión adolescente de su madre, con el cabello largo y una mirada más animada en el rostro a como él la conoció, cuando era una entre su grupo de amigos, alegre y soltera.

No llovía, muy contrario a como veía en las películas que pasaba cada que alguien moría, estaba un poco decepcionado por ello, he de mencionar, pero no había espacio en su ataviada mente, concentrándose (milagrosamente, ya que contaba con un trastorno de déficit de atención e hiperactividad) en el hombre arrodillado a dos metros delante de él, de cabello rubio corto y alborotado, quizás la noticia de la mañana lo había atareado por completo y olvidó peinarse.

Naruto Uzumaki gritaba llorando con la frente pegada a la piedra, de 39 años, exmarido de Hinata y fundador de una clínica de ayuda psicológica en el centro de la ciudad con ayuda de su actual pareja y esposo; Uchiha Sasuke, dueño de una galera. Boruto dudó por un instante sobre acercarse y abrazarlo, para acompañar las penas ajenas compartidas con las suyas propias, el dolor de dejar atrás a alguien importante.

¿Era eso lo que Naruto sentía? ¿Dolor por ya no poder verla? No estaba seguro de que el hombre Uzumaki tuviera el sentimiento de perder. Pronto, los pasos de un hombre también amortiguaron su llanto, y por inercia volteó el rostro levemente hacia la izquierda, donde Sasuke pasó sin mirar atrás, en dirección a su marido, para hacer lo que él no pudo; consolarlo. Si le preguntas a Boruto, te dirá que ver a dos hombres besarse o tomarse de la mano, no es desagradable, porque es un acto de afecto y amor pero, si es en específico el par de hombres frente suyo, no responderá.

No diría nada, ni siquiera miraría o haría muecas, tal vez voltee la mirada hacia un punto ciego, relaje las cejas y boca, tal vez deje de sonreír, o en otros casos, de estar decaído, como hace al ver a Uchiha Sasuke tomar del rostro a el hombre para que lo mirara, Boruto no dirá nada cuando vea cómo enfrente de la tumba de su difunta madre, el exesposo de la misma besa a su marido, con lágrimas en los ojos, pero sonriendo entre el beso, reconfortado por la muestra de cariño.

Boruto no tendría reacción más que apartar la mirada, y tal como ahora, buscar algo en qué fijar su atención, para evitar incomodidades innecesarias por el par, como dirigir su vista hacia su hermana menor, Himawari Hyuga, que cubría sus ojos por las mangas negras de su blusa especial, tal como la suya, pero unas tallas más pequeña.

Vio brillar el cabello de su hermana, que tenía el mismo tono del de su madre; negro con destellos en azul rey, pero con un corte que le hacía lucir sus ojos color azul y esas pequeñas facciones hereditarias de parte paterna.

Kiba, el esposo de su mamá (quien lamentablemente ahora era viudo), tenía su mano en el hombro de la niña, pero no servía de nada, porque él miraba fijo al cielo, quizás esperando que todo fuera una pesadilla, no era así, Boruto lo sabía, así que se acercó unos pasos a la bolsa de la chaqueta gris de su padrastro, y sacó las llaves del auto en el que habían llegado, sin que este se diera cuenta.

𝙢𝙖𝙢𝙖́ 𝙩𝙚 𝙖𝙢𝙖𝙗𝙖 ³ [⚜️] narusasu's novelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora