Capítulo 2: Ser o no ser

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Hinata había olvidado un inconveniente; Naruto odiaba las fotografías.

Era un hermoso pero frío día de invierno, ella conducía su auto Chevy con sus hijos en los asientos traseros, Himawari iba tomando de un biberón, y Boruto cuidaba que no se manchara la ropa, con una toalla en la mano por si su hermanita regaba la leche.

Hinata se sentía un poco culpable por no pensar en ello, pero tenía una buena justificación: era la fecha en que se comprometieron, y quería un recuerdo de años después de la pedida de mano.

Sí, también se sentiría culpable de poner una excusa tan barata.

Las hojas de los árboles ya habían caído por completo, las hojas verdes de aquellos árboles eran un recuerdo, porque solo quedaban las tristes ramas, sin siquiera nidos o pájaros, pero afortunadamente el clima todavía era agradable y por ser casi mediodía, no hacía tanto frío.

Sin embargo, Naruto parecía incapaz de disfrutar el clima.

Mirando de reojo hacia el asiento del copiloto, vio la incomodidad de su marido, venía jugando con su bufanda, y movía los pies tal como un conejo, echaba la cabeza bruscamente hacia atrás, o prendía su teléfono para ver la hora.

«Es un capricho mío, podemos regresar a casa», pensó Hinata, pero no era simplemente llegar y decirle a Sasuke que cancelaba la sesión, porque realmente esperaba conservar esos primeros años como esposos.

Al estacionarse, y asegurar que cerró bien el auto, bajó tomando de la mano a Boruto, mientras Naruto cargaba a Himawari intentando que soltara el biberón para que no saliera tomando leche en las fotos.

Sasuke no llegaba aún, y Hinata casi empezó a temer cuando habían pasado 12 minutos y no recibía mensaje o llamada sobre su ubicación, pero su inseguridad se fue al caño cuando una motocicleta negra se estacionó cerca del auto, y bajó el Uchiha.

Llevaba un pantalón ajustado de cuero que contorneaba sus piernas, muslos y trasero, de verdad que se le veía muy bien, además de un suéter blanco de lana y encima un abrigo café, con la cámara colgando del cuello.

Boruto soltó su mano para correr hacia el hombre que se hincó para poder abrazarlo, Sasuke sonrió por levedad al oír a el niño reír alegre cuando llegó con él, y levantó la mirada hacia Naruto, todavía sonriendo.

Quien nerviosamente jugueteaba con su camisa mientras esperaba que Sasuke llegara frente a ellos, Hinata pensó que era muy extraño, pero decidió no preguntarle nada.

Ella sabía que a su esposo no le gustaban las sesiones de fotos.

Las odiaba.

En verdad no le gustaban ni las fotos y por tanto, los fotógrafos, así que esa era probablemente la razón de su comportamiento tan extraño.

Pero a medida que Sasuke se acercaba hacia ellos, Naruto desviaba con más frecuencia la mirada a cualquier lugar que no sea mirarla a los ojos.

-Buen día, Hinata -Sasuke saludó a su clienta, mientras cargaba en brazos a un mimado Boruto que se aferraba a su cuello como si fuera lo más sagrado del mundo.

A ninguno de los dos padres les pareció extraño su comportamiento, pues en varias ocasiones había visitado a la familia, la cual siempre disfrutaba de su compañía, organizaban comidas, y Sasuke acostumbraba llevar regalos para sus sobrinos.

-Buenos días, Sasuke -respondió sonriente, intentando llamar la atención de su esposo que miraba fijamente a el hombre delante de ellos, con tanta seriedad que por poco le asustó.

-Naruto -dijo Sasuke en forma de saludo, sin cortar el contacto visual, a Hinata le parecía que no sabían cómo interactuar porque seguramente llevaban bastante sin hablarse, así que tomó del brazo a su esposo para romper la tensión del ambiente.

Sin embargo, solo logró que su marido se tensara, y que Sasuke dejara de verlo a él, para verla a ella, casi bajó la mirada, estuvo a segundos de cohibirse y alejarse, pero Naruto no le había enseñado eso, él fue quien la ayudó a superar su timidez.

Porque él siempre supo la solución a ese tipo de problemas sobre comunicación o interacción social, sabía qué hacer y qué decir, lo que podía ser correcto para la ocasión.

Pero de repente, Naruto no sabía cómo comportarse.

Sasuke carraspeó caminando hacia la pequeña Himawari que estaba en brazos de su amigo, y la niña estiró sus brazos hacia él, riendo infantilmente cuando él hizo bizco frente a ella.

A los minutos, la risa dulce de la hija del matrimonio paró, y fue momento de que Sasuke hiciera su trabajo, así que entregó la bebé a Naruto, quien nunca dejó de mirarlo, pero el Uchiha se dio la vuelta en dirección a su motocicleta, dándoles la espalda.

Hinata fue un dirección a buscar una zona perfecta en ese campo para su sesión, junto a Boruto, creyendo que dejar a ambos hombres para que entraran de nuevo en confianza funcionaría en el frívolo ambiente.

-Hagamos esto -habló el fotógrafo estirando sus brazos hacia abajo, sin doblar las rodillas, para luego levantarse y hacer tronar su cuello moviéndolo con el dorso de su mano -Busquen un lugar que les guste, yo me encargaré ya de la angulación de la cámara después, no se preocupen por ello.

Con una sonrisa nerviosa en su rostro, Naruto asintió, aún si su amigo no le estaba viendo, y miró a una zona más despejada de árboles que la demás área.

Encontró el paisaje que quería en sus fotos, y se sentó en el suelo de ahí mientras hacía caminar a Himawari para que conociera la naturaleza del campo.

Hinata y Boruto llegaron junto a él, y se sentaron dejando enmedio a la bebé, que sonreía divertida de ver que la halagaban por gatear de aquí para allá.

Sasuke aprovechó lo distraídos que estaban y tomó una foto desde donde había estado ajustando su cámara, dando como resultado a Boruto riendo y aplaudiendo, a Naruto con las manos estiradas hacia su hija para que no cayera, y Hinata sonriendo suavemente mirando con cariño a su esposo.

Tragó saliva al ver la fotografía por el cristal, pero rápidamente acomodó su cabello detrás de su oreja y avanzó hacia ellos, para dar por iniciada la sesión de fotos de la familia Uzumaki.

Uzumaki Hyuga.

-Bien, empecemos -susurró flexionando sus rodillas para poder tomar una foto con una angulación contrapicada a la familia que ahora miraba hacia el lente de su cámara.

Naruto dejó de sonreír genuino, y trató de retener esa expresión por el suficiente tiempo como para que la sesión terminara. Quería complacer a su familia, darles recuerdos sobre su tiempo padre e hijos a los niños, comportándose y formando parte de esta hermosa fotografía familiar para la posteridad. Pero en el fondo, se estaba desmoronando.

Era tan difícil.

𝙢𝙖𝙢𝙖́ 𝙩𝙚 𝙖𝙢𝙖𝙗𝙖 ³ [⚜️] narusasu's novelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora