Capítulo 1: Felizmente casada

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Hinata Hyuga y Naruto Uzumaki habían estado juntos después la época universitaria.

Mientras que Hinata cursaba su último semestre en una universidad particular de pediatría del país, Naruto estaba a dos semestres de salir de la carrera de psicología.

Se habían conocido desde primaria, pero su primer encuentro como personas capaces de amar y ser maduras, fue en una biblioteca, a los 25 años, en el centro de la ciudad, y por compartir el mismo cariño y ternura por los niños, siguieron conversando.

Las reuniones y citas fueron frecuentándose, ya no era cada mes, si no cada sábado, luego dos días en una semana, y pronto, se llamaban todas las tardes para hablar de su día o acordar una salida.

Evidente fue, cuando aparecieron las mariposas (sin asegurar que haya sido en ambos estómagos), y sus reuniones de amigos, empezaron a llamarse secretamente «citas».

Cuando ambos habían culminado la universidad, buscaron trabajo juntos, apoyándose mutuamente, descubriendo nuevas oportunidades para los dos.

Y en ese momento, su relación ya era bastante obvia para amigos y familiares, que no perdieron el tiempo en avergonzarlos, justificando que Naruto era un sol, y Hinata una luna.

Esa era su historia de veinteañeros, pues empezaron su noviazgo tres meses después de que consiguieran trabajo, y a los veintiocho (Hinata) y veintisiete (Naruto), la boda tomó de sorpresa a la familia de ambos adultos.

Era la clase de pareja que te imaginas que van a estar juntos toda la vida desde que comienzan a salir en la universidad.

Sus vidas transcurrían sin problemas en lo que se podría considerar como una buena vida.

Un buen trabajo, pues Naruto impartía consultas como psicólogo en una clínica residencial.

Una hermosa casa y dos hermosos hijos, tanto espiritual, emocional y psicológica como físicamente.

Himawari tenía el don de la paciencia, la humildad y la bondad, según Naruto, su hija era la persona más pura que pudo haber conocido, aún si era una niña, él tenía la fé en que seguiría siendo igual de bondadosa de grande; mientras que Hinata hablaba del don de la curiosidad, pues su hija no dejaba de ver pequeños actos y cosas como lo más grandioso del universo, y señalarle todo lo que llamara su atención porque todavía no sabía hablar.

En cambio, a Boruto ambos padres lo definían como energético y pillo, pero de una voluntad inquebrantable para amar y proteger; Hinata amaba abrazar a Boruto y sentirlo inquieto entre sus brazos por querer correr a seguir jugando, en esos momentos se volvía su debilidad, un niño que acepta el amor de su madre, pero sigue siendo un niño.

Por otro lado, Naruto se sentía pleno de verlo correr hacia él cuando llegaba del trabajo, con su bonita sonrisa de naranja y esa risa aniñada que le recordaba su realidad; tenía una esposa e hijos maravillosos.

Desafortunadamente, esto no era suficiente para él.

En ese momento, Hinata era inocente y disfrutaba de su vida, de verdad pensaba que tenía el estilo de vida que siempre había querido, el esposo e hijos ideales.

Así que, un día cualquiera, decidió que para celebrar su hermoso matrimonio y familia soñada, organizaría una tarde de fotos sorpresa en familia.


-Me voy -la voz de su esposo la hizo reaccionar a tiempo, terminando la bufanda de estambre que estuvo fabricando en la noche para Naruto, pues empezó el invierno. Claro que también tejió bufandas y guantes para sus hijos, pero dado que estaban en vacaciones de invierno, no salían (tenían demasiado frío y se la pasaban jugando o durmiendo), por tanto, no los ocupaban.

𝙢𝙖𝙢𝙖́ 𝙩𝙚 𝙖𝙢𝙖𝙗𝙖 ³ [⚜️] narusasu's novelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora