I. Misión

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Ellos han visto la humanidad progresar, son testigos de lo que puede llegar a ser la raza humana si todos mantuvieran una buena comunicación y no fueran simples mortales impulsivos

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Ellos han visto la humanidad progresar, son testigos de lo que puede llegar a ser la raza humana si todos mantuvieran una buena comunicación y no fueran simples mortales impulsivos.

Ellos son Dioses, deidades que únicamente observan desde El Jardín, un lugar paradisíaco que representa el cielo y la paz espiritual por la eternidad. Allí se pueden encontrar múltiples de ellos, muchos que sólo vienen de visita y otros tantos que recogen misiones para después ser enviados a cumplirlas.

No vivían con tristeza, les era imposible sentir las emociones negativas que en algún momento compartieron con los humanos. Y aunque siempre habían excepciones, la desgracia en general no era algo que pudieran experimentar por mucho tiempo gracias a su inmortal existencia en esa utopía.

Había visto muchas personas ir y venir, reír y llorar, tropezar y levantarse. Los admiraba un poco en secreto. Tenían una muy buena capacidad de seguir adelante a pesar de sus lamentos, continuar con su corta vida, sobrepasando las adversidades que tendrían que enfrentar. Era parte de crecer para ellos, era parte de analizar para él.

Nunca pidió algo fuera de lo común, siempre fue alguien que respetaba a Los Superiores y que obedecía órdenes cuando venían de arriba. Fue un buen niño durante su infancia, seguía siendo un Dios responsable a pesar de los años, aún así manteniendo su actitud tan característica.

Y, entre tantos seres míticos e increíblemente poderosos, estaba el hombre más cercano a las nubes, el humano favorito del Kitsune de las cinco colas.

- ¡Odasaku~!

- Ay no, ¿tan pronto te despiertas? Deberías dormir por lo menos otros cuatro meses más

Dazai no contuvo su alegría y fue corriendo hasta los brazos de quien aceptaba como maestro, Oda era un humano del Reino Mortal, pero eso no impedía que lo quisiera tanto como querría a una deidad.

- ¿De qué hablas? ¡Me siento fresco como una lechuga!- Alardeó alegremente, agitando sus orejas afelpadas en señal de tener energía - ¿Tú que has hecho? ¿Qué hay de nuevo en el lugar?

- Sólo estoy terminado el plano para la nueva finca, Fukuzawa-sama insiste en incrementar el equipo de salud y recuperación desde que sucedió tu pequeño accidente- Respondió desenrollando un pergamino - ¿Qué te parece?

Los orbes cafés, casi rojizos, del castaño se llenaron de curiosidad, una de las tantas cualidades que le hacían más peculiar que el resto. Acercó sus manos al papel para hacer un leve movimiento hacia arriba y recrear con sus habilidades cómo se vería la estructura.

- Creo que quedaría mejor si pusieras doble barandilla en los pilares- Sugirió haciendo la una ilusión, mostrando imágenes con sus palabras - Y si puedes, que la entrada sea un poco más abierta

- Si, tienes razón- Coincidió el pelirrojo - Así el personal médico puede entrar y salir con más facilidad y rapidez

- Lo sé, lo sé, siempre tengo la razón~

Suspiro de Vida // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora