II. Tigre

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Bajar al reino mortal no era tan fácil como parecía, siempre tenían que mantener extremadamente controlado quiénes iban y venían, quiénes regresaban heridos o incluso perdían la vida allá abajo

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Bajar al reino mortal no era tan fácil como parecía, siempre tenían que mantener extremadamente controlado quiénes iban y venían, quiénes regresaban heridos o incluso perdían la vida allá abajo.

El Reino Mortal siempre tuvo mala fama desde tiempos inmemoriales, con miles de historias y leyendas distintas conforme las generaciones crecen y avanzan, mitos y relatos que van de boca en boca como si se tratara de simples granos de arroz cocido.

No le molestaba, incluso ese peligro tan característico de ese mundo le atraía mucho más de lo que quisiera admitir.

Odasaku tuvo que bajar junto con él debido a que su estadía había terminado por el momento, regresaría en un par de días o una semana si llegaba a necesitar más tiempo. Él no era inmortal como todos en El Jardín, al ser el único humano se tenía que proteger el triple, en algunas ocasiones se le complicaba tener que balancear sus dos vidas.

La historia de cómo el Dios de la Luna encontró al humano vagando entre reinos es un cuento de niños, y por ende, ya nadie pregunta por él. Nadie excepto ese curioso Kitsune de pelaje blanco, por lo que iban de camino a la aldea mientras contaba el relato una vez más.

- ¡Ay, siempre me dan escalofríos cuando terminas de contarla!- Gritó con emoción tallando sus brazos - Y dime, ¿cómo puedes seguir trabajando en esa casita de tablas tan delgadas?

- No es el material lo que importa, sino el cuidado que le das- Respondió quitando el tablón de seguridad - Por eso sigue en pie después de tanto tiempo

- Ohhh~

- Adelante, los niños no vendrán hoy

Dazai suspiró dramático, los pequeños engendros siempre le daban miedo cuando el mayor no se encontraba cerca para auxiliarlo. Por suerte, esta vez habían ido todos juntos a ver la obra de teatro que se presentaría en el pueblo por la medianoche.

Conocía ese lugar de arriba a abajo, no existía rincón en esa casita que no conociera ya. Tantos juegos del escondite y tantas veces que jugaron a las atrapadas le hicieron comprender que la pequeña, pero muy bien cuidada, vivienda era como su hogar en el mundo humano.

- Dazai- Le llamó el pelirrojo saliendo de su santuario - Usa esto para evitar que te sientan, ya sabes las reglas que Fukuzawa-sama tiene cada vez que tú bajas hasta aquí

- Aish, nadie nunca confía en mí- Se quejó, de todas maneras inclinado un poco sus orejitas para que el broche de perlas quedara bien acomodado en su cabello - ¿Esto no es algo... exagerado?

- Cuando se trata de ti nada lo es- Dejó en claro para revolver levemente sus hebras castañas - Eres extremadamente curioso y te vuelves un desastre cuando algo te provoca intriga

- Si, si, si, ¿entonces no confías en mí?

- Confío en ti, pero no en el mundo que te rodea y la clase de personas que viven en él

Suspiro de Vida // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora