VI. Islas

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En lo más profundo del Reino Espiritual se encuentran aquellas almas que vagan por la existencia sin rumbo fijo, un lugar para perderse en un mar de dudas y pensamientos que podrían llevarlos a su salvación o su perdición

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En lo más profundo del Reino Espiritual se encuentran aquellas almas que vagan por la existencia sin rumbo fijo, un lugar para perderse en un mar de dudas y pensamientos que podrían llevarlos a su salvación o su perdición.

Un agujero oscuro carente de luz, desolado y triste que le haría perder la cabeza a cualquiera. Rodeado de lamentos pidiendo perdón y gritos suplicando piedad, de cosas que en algún momento de sus vidas mortales eran humanos, que ahora son y serán un cascarón humeante de esperanzas olvidadas por el resto de la eternidad.

Jigoku era un mundo terrorífico, envuelto en llamas de sufrimiento, donde habitaban malvados demonios y se les imponían castigos inhumanos a los pecadores. Jigoku era el lugar perfecto para el renacimiento de un Shinigami.

Recuerda su nombre, recuerda su estatus, recuerda todo de lo que es capaz y en dónde acababa de resurgir, eso suficiente para recuperar el deseo de quien anteriormente implantó el pecado en la humanidad.

Sus pasos en el castillo imponían el miedo y terror más puro que alguien como los perdidos podían llegar a sentir, se veían obligados a cumplir sus órdenes, sus deseos eran castigos para ellos. La primer oportunidad fue aprovechada desde el inicio, un pequeño pueblo indefenso ante las crueles manos de la guerra.

Su más fiel subordinado se inclinó ante él antes de siquiera mirarle a los ojos, sonrió levemente cuando divisó al Dios de la Muerte concederle el permiso para hablar.

- Mi señor, el chico problemático del Sur ya se encuentra en las Islas tal y como usted lo pidió- Informó con gran emoción, compartiendo el sentimiento de superioridad - ¿Desea que enviemos al Kitsune Blanco junto con él?

- ¿Ya terminaron con bosque envuelto en fuego como lo dije esta mañana?- Cuestionó con su característica y sombría voz

- Por supuesto que sí, fue la primera acción del día- Respondió alzando la mirada, orgulloso de su trabajo - El bosque que rodea al río principal lleva ardiendo desde hace unas horas

- Perfecto- Susurró suavemente, aunque se haya escuchado en cada rincón del Reino Espiritual - Prepara a los otros dos, uno está paralizado momentáneamente y el otro está debilitado hasta nuevo aviso... no te olvides del cachorro

- Como usted desee, mi señor

Shibuzawa despareció entre las tinieblas del castillo, dándole libertad al pelinegro de reír con mucha alegría. Era todo lo que podía desear hasta este instante, sus planes estaban saliendo de maravilla y no había contratiempos por ahora.

Dirigió su vista al gran ventanal a su derecha, deleitando sus ojos con tan sólo ver las formaciones de los perdidos en los Caminos de Fuego. Cada grupo con un propósito, cada una de las cuatro naciones del mundo caería rendido antes sus pies y vivirían en carne propia el dolor eterno que les esperaba en Jigoku.

 Cada grupo con un propósito, cada una de las cuatro naciones del mundo caería rendido antes sus pies y vivirían en carne propia el dolor eterno que les esperaba en Jigoku

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Suspiro de Vida // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora