—El lugar es un asco, Walker.
—Qué lindo, Woods —di otra calada—. Somos tal para cuál —reí amargamente y apagué mi cigarrillo en el cenicero de cristal.
—Me gustaría ir a Las Vegas —,dije mientras leía el grabado que tenía este acompañado de un par de naipes...una reina de corazones y un as.
—¿Las Vegas? —me miró arqueando una ceja—, ¿Qué harás allá?.
—Yo que sé —levanté mis hombros de manera exagerada a lo que el castaño rió—, jugar póker, beber champagne, apostar hasta perder la cabeza...de todas formas ya la estoy perdiendo aquí.
Archie estalló en carcajadas, por más molesto que me pareciera, una risa bastó para darme cuenta de lo agradable que era tener su compañía, después de todo él fue el único que no me dejó, el único que se quedó conmigo.
Se quedó sabiendo la clase de persona que era, se quedó sabiendo todo lo que he hecho, sé quedó conociendo todos mis defectos...
Llevo conociendo a Woods desde que empecé en el cine, estuvo ahí cuando hacía mis primeras películas, mis audiciones, cuando fui nominado a premios y cuando los recibí, fue mi acompañante de fiestas, estuvo en mi casa al día siguiente de cada una de mis borracheras ayudándome a curar mi resaca, estuvo ahí hasta las veces en las que sólo necesitaba que alguien me escuchara. Él siempre estuvo ahí y nunca lo había apreciado tanto como hoy, él siempre estuvo y quizá es ahora que toque fondo cuando caigo en cuenta de todo lo que tuve y perdí, sin importar qué tanto haya sido, Archie estuvo ahí, estuvo conmigo y al oír como sus carcajadas bajaban de intensidad hasta desaparecer por completo es cuando pienso que todos deberían tener un Archie en sus vidas; soy afortunado de tener uno en la mía.
Tras empalagarme con mis propios pensamientos dirigí mi mirada hacia a la pared junto a mi y luego hacia mi amigo... Él también lo estaba viendo.
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Las paredes lloran © (Crying Walls)
Mystery / Thriller➰Con la caída de la carrera de Antony Walker su vida de actor termina en un departamento de mala muerte. Las drogas, alcohol y un viejo sillón serán su compañía en aquel lugar junto con cuatro paredes que no cesan su llanto.