Me encontraba sentado en el piso de mi habitación mirando la pequeña tarjeta de hace unos días, sostenía el pequeño rectángulo en mis manos mientras mis ojos recorrían una y otra vez los números anotados en esta, tomé el vaso de cristal que tenía a mi lado y le di un sorbo a la bebida que este contenía, era té verde; recuerdo que Woods siempre me hacía tomarlo cuando amanecía con resaca gracias al alcohol, detestaba su sabor pero también detestaba la insistencia del castaño, así que cedía a beberlo con tal de quitármelo de encima; ya tenía suficiente con la resaca.
Si él me viera en este momento se burlaría de mí, diría algo como:
"Oye Walker, ¿se te acabó el 'bourbon' ?", ó, "Permítame, señor. Puedo servírselo 'en las rocas' si lo desea, así lo disfrutaría más, ¿no cree?"...
De hecho estaría en lo correcto, ya no tenía "bourbon" en mi vitrina, ni whiskey, mucho menos vodka, lo único que quedaba a mi alcance eran cientos de cajas de té que el mocoso había comprado para mí, aunque no estuviera sufriendo precisamente una resaca me dolía la cabeza, todo lo que estaba pasando me enfermaba.
Di un sorbo más antes de llamar al número que ya tenía memorizado para entonces, luego di otro para tomar valor y después otro más para dejar el vaso limpio y llevarlo al lavaplatos, cuando ya no tenía más té para seguir procrastinando fue cuando me dirigí a mi sofá y tomé el teléfono antes de marcar.
«888-2710», me repetía mentalmente para no olvidarlo, «888-2710», «888-2710», «888-2710»... indiqué los números en el aparato y esperé hasta que finalmente alguien atendió la llamada.
Tras unos minutos colgué. A juzgar por su voz podía asegurar que se trataba de una mujer mayor de edad; buscaba rentar su viejo departamento en un barrio del que jamás en mi vida había escuchado... dijo que si me interesaba, podía irlo a ver mañana mismo, la cantidad de dinero no le importaba y no necesitaba mucho en realidad, lo que ella quería era deshacerse del lugar lo más pronto posible.
Desde el incidente en mi camerino todo se desplomó, el dinero, las ofertas de trabajo, absolutamente todo... no pueden culparme... ella era una chica atractiva y yo estaba ebrio.
Me levanté del sillón y fui hacia la cocina, después de todo los platos no se lavarían solos.
Abrí el grifo, tomé el jabón y mientras sentía el agua caer sobre mis manos comencé a hacer espuma con ayuda de la esponja; todavía debía llamar a alguien más...
«Contesta...», pensé más de una vez mientras esperaba a que se dignara a responder el teléfono, estuvimos trabajando mucho tiempo juntos ¡fui su cliente favorito por años!.
"beep...beep...beep", el teléfono sonaba pero no había respuesta...
"beep...beep...beep", «¿Cambió de número?, estaba seguro que el de su oficina seguía siendo el mismo», pensé.
«Contesta, contesta», «Vamos, contesta», pasaba por mi cabeza mientras comenzaba a desesperarme, detestaba que me hicieran esperar y ella lo sabía...imposible no saberlo.
"beep...beep...beep"... nada aún.
"beep, bee-...", «Al fin», pensé, el pitido paró indicándome que el otro teléfono había sido descolgado.
—¡Hey, darling! —exclamé cuando por fin obtuve respuesta—. ¿Qué tal corazón?.
—¿Tony?—preguntó como si no me conociera—, ¿Qué haces llamando?, sabes que ya no puedes hacerlo. Tú y yo ya no trabajamos juntos, después de lo que hiciste...
—Mira Clare —la interrumpí un poco irritado, no llamé para un sermón—, Llevo marcando este maldito número por más de diez años, sé que eres toda una profesional en tu trabajo y lo suficientemente madura para separar lo laboral de lo personal así que por qué no dejas tus papeles en el escritorio y le prestas tan solo cinco minutos de tu valioso tiempo a un amigo, ¿si? — sólo obtuve un suspiro cansado cómo respuesta.
—Dígame, señor Walker — dijo con un tono falsamente alegre, estaba seguro de que la estaba molestando y ella intentaba todo lo posible por no explotar en ese momento porque si lo hacía no sería muy profesional de su parte, ¿verdad?, no podía sacar su cólera con un ex-cliente por teléfono, no sería adecuado—, ¿puedo ayudarle en algo?.—añadió de la misma manera.
—Llamé al número que me diste, ¿Qué demonios fue eso?.
—¿De qué hablas Anthony? —preguntó como si no supiera—, ¿no es una buena oportunidad?, escuché que no piden una cantidad grande de dinero por el departamento, la dueña sólo quiere...
—¡Si, si, si!, ¡ya sé lo que quiere!, acabo de decirte que ya la llamé, ¿Qué no me estás escuchando?—volví a interrumpirla dando un suspiro cansado mientras llevaba mis manos a mi sien—, quiero decir, ¿no pudiste escoger un lugar mejor?, mañana tengo una cita en la tarde para ir a ver ese chiquero, según las medidas que me dio la anciana ¡ese lugar mide exactamente lo mismo que mi sala!, ¡está ubicado en un sitio del que jamás había escuchado y por lo que ella comenta, le falta mantenimiento!. ¿Cómo pasó por tu mente la fabulosa idea de mandarme a mí a un lugar como ese, Angela?, ¿no pudiste buscar...
—Escucha, en este momento ya no soy tu agente, soy tu amiga. Ya no tengo que preocuparme porque sigas tu agenda al pie de la letra ni matarme por encontrarte un buen papel en la nueva película de un director reconocido— hizo una pausa, pude escuchar como tragaba saliva desde el otro lado del auricular—. Ya no tengo que seguir resolviéndote la vida, Tony. Ya no. No tengo que estar detrás de ti cuidando que estés sobrio para tu siguiente casting ni preocupándome acerca del café que tomarás en la mañana —escuché el sonido de un encendedor, ¿iba a fumar?, es irónico porque Angela siempre se enojaba conmigo cuando yo lo hacía—. En este momento soy tu amiga, Anthony, mera compañía. Tus problemas ya no son míos, yo sólo intenté ayudar. Tras enterarme de lo que pasó, ¡intenté ayudar!... ¡Hablé con cientos de directores para que te contemplaran en sus próximos proyectos, negocié con miles de productores para que te contrataran!, cuando el problema creció fue justamente cuando vi el anuncio de la renta mientras caminaba a casa, tomé una de las tarjetas que había frente al letrero y te la di; sabía que las cosas iban de mal en peor, quería ayudar, te quería ayudar porque te aprecio. ¡Siento mucho que no sea una mansión en Malibú como hubieras querido!.
—Angie, yo...
—¡Y disculpa si arruiné tu ilusión de comprar un departamento moderno con cinco pisos en Los Ángeles!—gritó interrumpiéndome—. Lamento haberte ayudado, lamento preocuparme y puede que tengas razón, pero ese chiquero es mucho mejor que la calle... agradece que a pesar de todo tendrás un techo dónde dormir, ojalá cuando la arrendadora te vea en persona no reconozca tu cara, dudo que alguien quisiera confiarle su "hogar" a una persona como tú—exclamó furiosa... y colgó de golpe.
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Las paredes lloran © (Crying Walls)
Misterio / Suspenso➰Con la caída de la carrera de Antony Walker su vida de actor termina en un departamento de mala muerte. Las drogas, alcohol y un viejo sillón serán su compañía en aquel lugar junto con cuatro paredes que no cesan su llanto.