Capítulo iv. Disputa.

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Cerré los ojos con fuerza y me cubrí la cara con los brazos.

Esto no pintaba nada bien.

Las esferas de fuego, de alrededor de treinta centímetros de diámetro, venían hacia nosotros como si de meteoritos se tratase.

El hombre era un gran controlador de su don y eso nos ponía en una absoluta desventaja. No sólo porque yo no sabía cómo reaccionar, sino que además era difícil prever su próximo movimiento.

Por eso cuando ya había dado todo por perdido y esperaba quemarme a "lo Bonzo", me extrañó que pasaran unos segundos sin que nada ocurriese.

Fueron las palabras de una voz conocida las que me hicieron salir del shock y descubrir mis ojos para ver lo que pasaba.

- ¿Qué están haciendo?

Lo primero que atisbé fue que las siete esferas de fuego se reducía a grandes y espesas volutas de humo que cubrieron por un momento mi visión y el callejón en donde estábamos. Luego de eso dirigí mi vista a Liz que nos miraba realmente cabreada con Ana tomada de la mano.

- Si ustedes quieren pelear ¡perfecto!, pero ¿podrían hacerlo en un lugar más privado? – dijo irritada – Por favor, esta bobería llamará la atención y yo no quiero dar explicaciones de cómo comenzó un incendio porque no se llevan bien.

Estaba confusa. ¿A qué se refería?

- Sabía que Seb no te simpatizaría en un comienzo, dada su forma de ser, pero esto raya en lo ridículo... - Liz asió mi brazo y me ayudó a levantar del suelo.

Al intentar estabilizarme miré mis pies y me di cuenta que uno de los tacones se había desprendido de la bota, era por esta razón que no había podido levantarme antes.

- ¿Me puedes explicar qué es lo que estaban haciendo? – continuó bufando - Mostrando sus dones a "diestra y siniestra..." y después se quejan porque les llaman críos.

- Espera, espera... - la detuve de golpe y me apoyé en uno de sus brazos para no perder el equilibrio otra vez - ¿Cómo es posible que creas que esto lo he provocado yo? – pregunté.

Liz achinó los ojos y con suspicacia los dirigió al chico que estaba a unos pocos metros.

- ¿Seb Vásquez, has sido tú? – preguntó airada - ¡Por Dios! Si ya estás grandecito para hacer espectáculos en público.

- ¡Que tampoco he sido yo! – se excusó levantando las palmas.

- ¡Ah! – siguió – entonces tengo un severo problema ocular, por no decir que también soy esquizofrénica y me imagino cosas.

La chica estaba realmente enfadada.

- Liza, cálmate – le cortó Seb molesto – Nadie está diciendo que eres una esquizofrénica, aunque yo ya me lo haya cuestionado en su momento... – agregó más bajo por lo que Liz le miró con odio. – Fue un... Un hombre quien estaba atacándonos...

- ¿Qué quieres decir?

- Sabemos tan poco como tú – le dije – Sólo caminábamos hacia el peluquero cuando nos atacó desde allá – y le mostré el lugar de la muralla en donde había estado. – Domina un don, y lo manipula como si tuviera mucha experiencia en ello.

- ¿Cómo era? – preguntó - ¿Le habías visto antes... por ejemplo en A-Nea?

Seb nos miró sin comprender.

- No, no le había visto nunca. Era alto. Probablemente de metro noventa, pero no estoy segura ya que se encontraba arriba de la pared, pelo largo, oscuro y sucio... - Luego miré de reojo a Seb y sin más proseguí. – Podría pasar por el hermano mayor de él... - y lo apunté.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2022 ⏰

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