12. Secretos:

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  Cristian:

Habían pasado unos cuantos días después de la cita con Helena.
Ella era maravillosa y cada tiempo con ella era como trasladarse a otra dimensión.
Hoy iba a volver a verla y esta vez en mi castillo. Le contaré mis secretos vampíricos... Espero que no se asuste jajaja.

Ya era mediodía, acababa de ducharme, ya me había vestido, con otra ropa diferente a la de la cita, claro.
Cómo era pronto cogí un libro y me puse a leer mientras pensaba en qué le diría a ella cuando viniera.
El tiempo pasó muy rápido y me entró hambre, así que hablé con mi padre:
-Padre, tengo hambre y luego voy a quedar con Helena. No quiero que presencie eso, así que ¿Me puedes dar ahora...?- no terminé la pregunta porque ya sabía a qué me refería.
-Sí... Vuelvo en seguida.
Y sin más que decir, mi padre se fue a donde lo tenía guardado
Segundos después, con su gran velocidad, me trajo un vaso lleno de sangre. No de la humana, claro.

Bebí demasiado rápido, esa ansia de beber me volvía loco.
Después me puse la ropa, me peine... Y cuando terminé, como todavía no era la hora de ir a buscarla, me quedé en el salón, sentado.
De repente apareció Blake, mi hermano gemelo.
-Hola hermanito. ¿Qué tal tú día? Especial ¿Verdad?- dijo con ese tono característico de él.
-

Normal. No te metas en esto y no la hagas daño- dije.
-Está bien, hermanito. Yo no la tocaré...¿O sí?- dijo dudando.
-Ni te atrevas.
Él no dijo nada así que continué hablando:
-Y, por favor, no aparezcas en nuestra cita y si apareces sé amable- le regué.
-Me lo pensaré. Bueno... Me voy a dar un paseo. Que disfrutes.

Se despidió y se fue, cerró la puerta y fue en dirección al lado, se supone que ha hablar con amigos o algo más...
Minutos después de que se fuera, yo me levanté y decidido, me despedí de mis padres y hermana, los cuales iban a quedar con las brujas.
Salí del castillo y me encaminé a la cabaña de Jack y sus invitadas.
Cuando llegué, llamé a la puerta y... Me abrió Helena.
Ella estaba estupenda, radiante, guapísimas... Parecía un ángel con ese vestido azul que llevaba.

Sin dudarlo la saludé:-¡Hola Helena!-Hola Cristian, ¿Qué tal?-Estupendo

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Sin dudarlo la saludé:
-¡Hola Helena!
-Hola Cristian, ¿Qué tal?
-Estupendo. ¿Y tú?
-Genial...¿Vamos?- me preguntó.
-Sí, sí...
Salimos de la cabaña y fuimos andando mientras hablamos de lo que habíamos hecho los días anteriores.
Al llegar al castillo, le ofrecí paso a ella primera lo cual ella aceptó y sonrió.
Ella entró hasta el comedor y le ofrecí asiento en le sofá.
-Qué bonito castillo aunque ya había estado antes- dijo.
-Sí, es un hogar acogedor.
Ella asintió.

No sabía que decir, ella era muy especial y no quería meter la pata o decir algo incorrecto.
Al pensar, ella me sorprendió con una pregunta:
-¿Tú qué comes? Me refiero. Tú eres un vampiro y al ser lo tendrás que comer algo especial o algo.
Esperé unos segundos y la respondí:
-Sí. Tienes razón. Yo no como la comida que comen los humanos. Yo... Tomo otro tipo de alimento. Es  asqueroso pero los vampiros tomamos sangre. No la de humanos, sino la de animales- respondí.
-Yo... no sé qué decir. Me ha sorprendido. Y...¿No sientes atracción por mi sangre?
No sé cómo responder a eso. Sí, claro que sí, pero me contengo.
No. No puedo responder eso...
Piensa, piensa...
-No. Haber, ya estoy acostumbrado a estar con humanos y ya es algo normal... es... natural- mentí un poco para no asustarla.
-Ah, ya lo entiendo. Debe de ser algo muy difícil- dijo siendo empática.

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