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No se había percatado de que hora era, pero era seguro de que lo asesinarian en casa. Miró el reloj y luego la foto donde estaba con sus amigos.

—Si tan solo hubiera elegido bien.— pensó.

Los recuerdos llegaron a su mente como un montón de agua caliente sobre su pecho, le quemaba, le dolía.

—Por favor... tú dijiste que...—

—No hagas esto más difícil, me duele tanto como a ti.—

—Escuchala, podemos quedarnos los tres juntos sin casarnos, pero juntos. Naruto por favor no lo hagas.—

—Lo siento, pero no puedo fallarle a Hinata.—

—Naruto, no me abandones haré lo que sea...¡lo que quieras!—

—Sakura, perdóname. Ambos, perdónenme por favor.—

Opto por recoger sus cosas e irse a casa, llamó a la floreria de los Yamanaka pidio un ramo de rosa blancas y rojas con dirección a su casa. Cuando llegó su esposa estaba en el sofá tejiendo pero se veía preocupada.

—Estoy en casa.—

—Hola querido, ya te sirvo la cena.—

—¿Como te fue hoy? ¿Ya llego Boruto?—
—Ya pero se volvió a ir con sus amigos.—

El timbre sonó y Hinata abrió, del otro lado de la puerta un ramo de flores junto con una caja roja de terciopelo.

—Señora Hinata le envían esto.—

—Gracias.— dijo tomando el regalo.

—¿Acaso tienes un admirador secreto? Deberías leer la tarjerta— el rubio sonrío y la mujer dejo las flores en la mesa para buscar el remitente.

—Feliz aniversario, te quiere Naruto.— al terminar de leer a la Hyuga se le llenaron los ojos de lágrimas y se abalanzó sobre su esposo. —Gracias Cariño, son las flores más bonitas del mundo.—

Naruto la beso, últimamente estaba deseoso tenía más energía de la normal y sabía perfectamente por qué. Comenzó besandola suave para luego aumentar la velocidad, bajo hasta su cuello y le des abrochó el escote para luego quitarle la blusa y el sujetador.

—Naruto... tú ¿quieres?—

—Muero por hacerlo, pero esta vez será a mi manera.—

La volteo recargandola en la mesa, le quito la falda y la ropa interior, dejándola completamente desnuda. Le separo las piernas, el flujo de su intimidad había comenzado a salir así que el rubio aprovecho para meter dos dedos y probarlo. Luego comenzó a lamer su entrada haciendo que comenzará a gemir fuerte.

—Vamos correte para mi.— 

Y así fue, su cuerpo se contraía como respuesta al orgasmo que su marido le estaba regalando. El Uzumaki lamío todo a su paso hasta dejarla libre de cualquier fluido luego se quito los pantalones y la penetró de golpe con fuerza, tanto que la Hyuga casi pierde el equilibrio.
Apretó sus caderas tanto como pudo perdiéndose en el extasis de placer que estaba teniendo, ambos gemian y ella se sentía liberada pues hace meses que deseaba que la tocará así.  Estaba por llegar al climax cuando una simple palabra la hizo rabiar.

—Se siente tan bien estar dentro de ti...
Sakura.—

El peor error de su vida, por que podía pensar en ella podía mirarla pero... ¿Confundirla mientras tenían sexo? Era lo más ruin que había cometido.

—¿¡Que dijiste?! ¡Sueltame imbecil!—

—Hinata, perdóname yo no quería...—

— No me vuelvas a tocar.— la Hyuga tomo su ropa y se vistió, acción que repitió el Uzumaki. Luego tomo un poco de aire y limpio su rostro. — ¡Lárgate!—
Hinata abrió la puerta y le hizo una señal para que se fuera, con el corazón en la mano el Uzumaki la miró una vez más.

Futuro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora