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Las mañanas en la casa de los Hyuga Uzumaki eran bastante silenciosas hasta que Boruto cumplió 16 y se sentía un RockStar, con los ahorros que tenía se había comprado una guitarra y un amplificador. También quería hacerse una perforación pero sabía que su madre lo colgaría del árbol más alto de la aldea así que mejor lo evito. Encendió su guitarra y comenzó a tocar con el volumen más alto que tenía, despertando así a sus enfurecidos padres.

—Boruto ¡Carajo quiero dormir apaga esa cosa!— Grito el septimo desde su habitacion pero su hijo ni siquiera lo escucho.

Su madre opto por despertar y hacer el desayuno, como era fin de semana no había más que un poco de huevo y arroz así que tendría que salir en busca de comida. Con calma y a pesar del ruido que había, abrió la habitación de su hijo y le desconecto el amplificador.

—¡Mamá!— se quejo el pequeño Uzumaki.—Estaba en mi mejor momento.—

—Tú padre está cansado y quiere dormir un poco más.  Anda vístete y acompañame a comprar alimentos.—

—Ya voy. Siempre se hace lo que tu dices.—

—Ya quiero que tus hijos te digan lo mismo.—

Mientras compraban en el supermercado Boruto aprovecho para conversar con su madre, cosa que casi nunca hacían.

—Oye Mamá ¿te puedo preguntar algo?—

—Adelante.—

—Si no hubieras sido una Shinobi ¿Que serias en este momento o que te gustaría ser ?—

—Cuando era joven no había otra opción más que convertirte en Shinobi, sobre todo por la disputa entre aldeas y que en cualquier momento podría empezar la guerra.—

—Si pero ¿y si el abuelo te hubiera permitido ser otra cosa?—

—Pues... Sería repostera. Me gusta mucho hacer postres y decorarlos. —

—Deberías hacerlo, aún estás a tiempo.—

—Eso ya no se puede ahora tengo otras cosas que hacer y en que pensar.—

—Yo creo que deberías seguir tus sueños, al menos eso dice papá. Oye ma ¿me compras un cereal?—

—Vale, eligelo.—

La Hyuga tomo una lata de duraznos  y cuando la iba a depositar al carrito se le cayó de las manos, rodando hasta un hombre de cabello castaños que estaba eligiendo una mermelada, se agacho y recogió la lata caminando hasta donde estaba la ojiperla para entregársela.

—Hinata ¡que gusto verte!—

—Hola kiba. —

—¿Haciendo las compras?—

—Si, olvidé hacerlas ayer y hoy no he encontrado nada para cocinar ¿Y tú? ¿Preparas algo?—

—Estoy buscando un glaseado para mis rollos de Canela ¿te enteraste de la fiesta de Ino?—

— Aun no se si iremos ya vez que Naruto siempre tiene mucho trabajo.—

—Pues deberías ir así puedes probar mis rollos de canela.—

Hinata se sonrojo justo cuando su hijo estaba regresando cosa que le dio mucha ternura pues su madre jamás había hecho algo así con su padre, aunque sinceramente Kiba no le caía muy bien.

—Mamá no hay el cereal que quiero.—

—Hola Boruto.—

— Mamá ¿ya nos podemos ir?  Muero de hambre. —

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