Oh Eli, dame la oportunidad

Steve el fifas

Steve era un deportista, era guapo, era increíble, él era el rey; es el rey. Repite la mentira hasta que te la creas. Y ahí estaba en su cuarto mintiéndose a sí mismo otra vez mientras se miraba al espejo.

No es por justificar al fifas de Steve pero debemos comprender su manera de comportarse: creció con un padre del cual nunca sabía si estaría ese día en casa y por la parte de su madre, ella estaba más tiempo con el entrenador.

Steve solo quiere atención, necesita ser alabado, ya sea en los juegos de deportes o en los estúpidos concursos y festivales de temporada de la escuela. Todo era agotador y frustrante.

Tenía que sacar sus frustraciones de una forma u otra, ya sea a la hora de jugar futbol o pateando traseros como el de Eli. Muy en el fondo de él se sentía mal. Al momento de desahogar su frustración se sentía bien, sin embargo después de ello se sentía hueco y algunas veces culpable.

Pero con su aventura pasada, cuando llevó a ese troll blanco con él y estuvo junto con Eli y él lo aceptó, como si todo lo que le hizo de pronto desapareciera.

A veces se preguntaba si podía cambiar, cambiar para bien, para ser alguien merecedor de atención genuina; podría llegar a tener respeto; ser alguien digno de admiración; lograr estar al lado de buenos amigos; poder ser merecedor dpe Eli... ¡De su amistad! ¡Eso que quede claro!

Aún recuerda como entró con prisa a la casa de Pepperjack; a su cuarto, joder, entró a su cuarto. No es gran cosa. También vio a su madre. Sigue sin ser la gran cosa. Cuando el troll salió de su mochila y buscó proteger a Eli, con su cuerpo. No es la gran cosa.

Cómo con todo esto Eli no se mostraba temeroso e incluso agarró un mazo y estaba determinado a ¿matar a Jim? Oh maldición. Esa nueva vista de él, a Steve le gusta ese ángulo. Steve admite que tenía miedo pero Eli, joder, eso le gustó.

Maldición, estaba pensando mucho en lo de hace unos días. Y verlo ahora con su chaqueta, pequeño, como un pequeño nerd. Le gustaría mirar más de él, más versiones de él, poner atención a sus gestos; compartir más con él. Ese nerd, su nerd.

- Él mejor que nadie sabe la mierda de persona que soy y aun así él me sonrió al final. – No se quitaba esa sonrisa, esa sincera sonrisa, tan genuina y amable. Quería más sonrisas así.

Pero... ¿Cómo?

***

No me disculparé por el título de este capítulo porque saben perfectamente que Steve si es.