‡El primero de la noche‡

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¿Quieres detenerte?.— hablo cansado por fin.

— No puedo.— miro al chico quien ya estaba recostado sobre la cama mientras ella frotaba sus manos entre si.— Tu no viste lo que yo.— murmuró mientras observaba la ventana cubierta con la cortina.

— Él está bien.— frotó uno de sus ojos cansado.— Sabes que es muy delicado con la sangre, si fuera grave ya hubiese acudido a ti.

Rosé asintió estando convencida, Taehyung era alguien muy delicado cuando de alguna herida se trataba. Cada que llegaba a tener alguna cortada o un raspón ella era siempre la persona a la que él acudía para sanar la zona.

Revolvió sus cabellos sintiéndose desesperada al no saber que hacer, sintió su piel erizarse al recordar la forma en que el vaso había explotado frente a sus ojos. No lograba encontrar alguna explicación lógica a lo que había ocurrido.

— Recuestate un rato.— palmeo un lado de la cama.— Si Taehyung no entra por esa puerta en los próximos diez minutos entonces lo damos por muerto.— se quejo cuando recibió un fuerte golpe sobre su brazo.— Eso dolió, pero solo bromeaba.— beso la frente de su novia.— Te prometo que no morirá desangrado. En un rato iré yo mismo a ver cómo está.

— ¿Lo prometes?.— se acurrucó entre los brazos de su novio dejando su nariz contra el pecho de este.— Tae me preocupa mucho.

— Lo sé, igual a mi.— murmuró contra la coronilla de su novia observando atentamente la puerta esperando que él rubio cruzará por esta.

Rosé le había comentado sobre lo sucedido, él no creía en esas cosas, pero con lo que había pasado con el juego de la Ouija ahora creería cualquier cosa que le dijeran.

Solo esperaba que lo que sea que haya ocurrido con Taehyung, no fuese nada grave. Pues comenzaba a tener un poco de miedo y eso no era buena señal.

 Pues comenzaba a tener un poco de miedo y eso no era buena señal

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Observaba detenidamente la madera frente a él, llevaba mucho tiempo en ese lugar. Las gotas carmesí caían sobre la madera donde yacía un pequeño charco de sangre.

Con la misma mano lastimada tomo el pomo de la puerta girando para poder abrir e ingresar a la casa. La oscuridad lo recibió, no había nadie al rededor.

Con dificultad logro dar un paso hacia en frente, su cuerpo lo sentía rígido y muy pesado, era difícil caminar o hacer cualquier movimiento.

Tambaleándose de un lado a otro llegó hasta la cocina, se quedó parado bajo la puerta viendo nada en particular.

Camino hacia la barra donde estaban los cuchillos bien acomodados, los observó por largos minutos hasta que estiró el brazo para tomar del mango uno de los más grandes.

¡RUN! [Bangtansé]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora