Ruina

Capitulo 12

Mini maratón 1/2

Estoy sentada en las escaleras frente a los cadetes que mandé a ordenar en una línea, pero que no mantienen el silencio que exigí, porque no pueden controlar su respiración irregular.

Inútiles

— Regulen su respiración — les ordeno, harta del ruido — no quiero oírlos respirar.

el dolor de cabeza me mata, me late y no estoy de humor para soportar sus errores.

— Están en un comando de élite ¿y no pueden regular su respiración? — me les burlo — pero como no logran silenciarse. Vamos a jugar un juego — les sonrío — tienen treinta segundos para buscar un escondite en el que mi bala no los atraviese.

El silencio absoluto me hace sonreír más.

Todos me miran como si me hubiera vuelto loca, pero se tensa y se ponen a correr cuando me ven sacar mi glock y pararme de las escaleras en las que comía gomitas de ositos.

— veintiocho — les grito mientras camino — veintisiete — los veo desesperados subiendo a las copas de los árboles — veintiséis — los pongo más nerviosos — veinticinco — me acerco al centro del campo — veinte — recargo mi arma

escucho como cruje madera y mientras miro únicamente mi arma y el suelo sigo contando en mi mente.

Al menos ya no escucho sus respiraciones.

— tres — vocifero — dos — rastrillo el arma — uno.

giro en mi propio eje y con una gran sonrisa empezando a buscar, agudizo mis sentidos y escucho como alguien jadea entrecortado, no lo ubico en los árboles y prefiero ir primero por los lugares poco usuales.

término localizando al ruidoso en el barro — ingenioso pero ruidoso — pienso para mí.

Apuntó a dos centímetros de donde está y disparo, logrando asustarlo.

A unos pasos de mi, noto como uno que otro pájaro vuela de los árboles.

Sin embargo no volteo ni a ver la reacción del tipo y solo continuo con mi escáner.

Distingo el cordón de la bota de otro inutil, tras un arbusto y le disparo al piso.

sigo encontrando inútiles y tiro uno que otro soldado de los árboles a punta de disparos.

Son un grupo de imbeciles.

...

— Coronel mayor, la busca el general para saber sobre la misión del diplomático — intenta avisarme la pobre secretaria entre un montón de expedientes que le dificultan la visión. Pobrecita — pase, él ya la está esperando.

Camino a su oficina y no puedo ni decir que estoy nerviosa, porque no es posible que después de tanto tiempo tenga el más mínimo miedo a sus regaños, gritos o pataletas por cualquier cosa.

— lorelai — lo escucho llamarme cuando toco la puerta para ingresar — entra — me ordena con una voz gélida y recta

— Coronel mayor Campbell, estoy esperando su proceder desde hace cuatro horas ¡¿espera que la central se acomode a su horario?! — me reprocha.

— está en trabajo mi general, pero aunque no se me informó de la hora de entrega, lo tendrá antes de la cena. — le aseguró a regañadientes.

...

No se quien mierda olvido pasarme esa información y ahora por su incompetencia tengo a todos los bufones, mi tío y creo que hasta el mismo concejo sobre mi.