Capítulo 22

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— No es incómodo trabajar con él, pero su trabajo es impecable y escalofriante a la vez. No se como describirlo, pero se que hay algo de Maurizio Bergmann que no me gusta, tal vez su habilidad de hablar cuando es adecuado, de ser coqueto y profesional a la vez... me confunde y sinceramente puede ser cautivador, pero, demasiado... demasiado perfecto. — concluyo entre muecas.

Luego de todo un día de trabajo con él para cerrar cabos sueltos, llegué a la conclusión que trabajamos bien cuando no peleamos o nos distraemos.

— Se supone que sea extraño cuando empiezas a conocer a alguien igual a ti — escucho la voz de mi mejor amiga casi burlarse de mi

— te digo que es escalofriante — le hablo al teléfono — él es demasiado de todo, es... molesto — bufo — y aún así, pero no me da la cabeza para tenerlo cerca y pensar en los documentos — entorno los ojos por su carcajada

— tenemos que ser sinceras y hasta a mí me parece escalofriante — sigue con sus burlas — pero es que es tu versión en hombre, es como verte al espejo y a la inversa.

— No es igual a mí — me defiendo de sus suposiciones — y te necesito centrada, no veo seguro que esté rondando y aun así poder sacar esos papeles de su escondite — la devuelvo al tema central — he pensado que la mocosa esa, tal vez podría ayudarme con eso. Usarla no me vendría mal, tendrá que hablar por las malas o por las peores.

Se me acaba el tiempo y necesito tomar decisiones.

repiensa las cosas mientras escucho teclear a Paulina en su lado de la linea, ella se tiene que mantener incógnita y de "infiltrada" mientras yo no pueda acceder.

— Puedo buscar información y archivos fantasma, pero no tengo un gran acceso sin ser detectada, aunque podría intentar inhabilitar el sistema para que me deje...

— No — sentencio — ya haces mucho con esto y dar alarmas es lo que menos necesito, esto no es tu problema — me duele recordarle que si se enteraran, si tan solo supieran. Ella no viviría más que unas horas, desde donde estoy no podría ayudarla y sería mi precio a pagar. No estoy dispuesta a eso.

— deja el sermón para luego que me tengo que ir, seguiré buscando, hasta luego coronel — vuelve su tono burlesco.

— hasta pronto agente.

— ¡Ah! y no esperes para meterlo en tu cama que ya te tiene muy distraída — exige  y corta.

No me da risa su pedido, me da escalofríos, porque aunque tengo muchas certezas en misión, se que este tipo tiene algo.

...

Narrador omnisciente

Mientras la noche caía y la central cambiaba de guardia se esparcía el rumor de "las justas", los grandes cambios entre generales, cadetes, coroneles y capitanes para ser todos personas con puño limpio.

Está noche en particular no sería diferente, es más, está noche y solo por esta noche tendrían a una leyenda viviente y activa en sus rings o mejor expresadas, catacumbas con líneas.

Toda central se desentiende de cómo inició tal tradición, pero ninguna omite su legitimidad. rumores y pensamientos en voz alta, pero todos sin nombres.

Nadie dijo, nadie escucho y nadie organizo, pero toda la central se enteró y se presentó como cada noche de pelea.

A horas del combate, coroneles, capitanes y cabos vendaban sus manos, calentabas y esperaban a que dieras las doce.

RuinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora