03:18 am
Llevo recostada en mi cama horas sin poder dormir. El insomnio es una tortura.
Escucho el silencio de la noche, interrumpido solo por el tic-tac del reloj, y me doy cuenta de que cada segundo que pasa, casi como un instinto maniaco. Mis pensamientos se enmarañan en mi cabeza.
Ya probé de todo para intentar descansar, pero terminé manteniendo mi vista fija en el techo blanco de mi habitación, y sinceramente ya me estoy desesperando. Voy a volverme loca si sigo estresada así y definitivamente no pienso seguir tirada en mi cama si sé con toda certeza que lo que menos podré hacer es dormir.
¡Esto es una mierda!
3:40 am
Estoy en mi tercera vuelta por la pista de correr, sintiendo el aire fresco de la madrugada contra mi piel y no podría sentirme mejor. He decidido cansarme corriendo, buscando el alivio y la liberación que solo el ejercicio intenso puede ofrecer. ardor y liberación de pensamientos.
Sin embargo, desde hace seis minutos, una sensación inquietante me acompaña, siento una mirada intensa y persistente sobre mí, pero no la veo, el circuito que tracé mentalmente y en el que corro ahora mismo se encuentra algo alejado de donde me parece que se encuentra esa mirada. Es cuanto mínimo incómoda y penetrante, como si tratara de perforar mi concentración y tranquilidad. La sensación de ser observada sin permiso me irrita en demasía y me distrae de mi muy placentero momento de cero pensamientos.
Concluyo que aquel extraño me está devorando con la mirada y no tengo intención de dejar que alguien me intimide o me haga sentir vulnerable en mi propio espacio de entrenamiento. Así que después de dar unas vueltas más, decidí cambiar mis ejercicios y empezar a hacer algo más interesante. Una de mis rutinas favoritas de gimnasia, pero un poco más... a mi estilo.
Tras posicionarme, inicié la rutina con simples mortales al frente —como calentamiento—, continué con saltos para los que tuve que tomar vuelo y así realizar algunos giros en el aire. Había olvidado lo mucho que me gustaba esta rutina.
Después de unos contoneos, volví a los ejercicios en el aire y realicé una complicada pirueta en la que daba un giro en el aire para caer en squat, como el gran final de la acrobacia. Pero la realidad es que el motivo principal de mi rutina es que solo haciendo esas piruetas y giros puedo obtener una vista perfecta de lo que me rodea, por ende, ubicar quién era el dueño de esa mirada penetrante y molesta que no me dejaba entrenar en paz.
Estaba frente a mí, apoyado en el tronco grueso de un árbol y sin perder de vista ni el más mínimo de mis movimientos.
Perfecto.
Me levanté de mi squat y después de hacer una última voltereta del show, quedé de espaldas al tipo que tenía de público.
En cuestión de unos segundos levanté mi pierna a la altura de mi cabeza para poder retirar el puñal que en un instante separé para que fueran dos. Luego de posicionar uno en cada mano, hice mi última pirueta, un mortal hacia atrás, que aproveché para lanzar ambos puñales sin titubear. Ambos salieron disparados de mis manos y cortaron el aire en dirección al árbol en el que se encontraba el tipo que tanto me estuvo mirando.
Tardé solo dos segundos en darme la vuelta con una sonrisa angelical impresa en mis labios.
Los puñales dieron a cada lado de su cuello, sin tocarlo.
—Ese fue un excelente saludo, señorita... —dijo sin inmutarse por mi bienvenida, y aún así esperando a que lo completara.
—No te incumbe —le respondo— y que me mires entrenar es muy molesto —le espeto con indiferencia.
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Ruina
Ciencia Ficción"-Porque existe una fina línea entre hacer arder el mundo y arder en el." Lorelai Campbell, Significa desastre, significa peligro y significa Ruina. - Es un honor para la T.E.A.C.I nombrarla coronel mayor Campbell Veinte segundos Solo demoró veinte...