01: El sonido de una motocierra

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Es un sentimiento que no le deseo a nadie

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Es un sentimiento que no le deseo a nadie. Siento el pecho hundirse, cómo si un pequeño agujero se estuviese creando justo ahí. Las manos me tiemblan y el sonido de mis pensamientos descontrolados es muy parecido al sonido de una motocierra que no parece querer parar. Me cuesta respirar entre lágrimas, no hago más que sollozar una y otra vez y repetirme mentalmente que estoy bien, no me molesta y no me afecta. Pero el sonido de mis pensamientos es más fuerte, las voces se hacen escuchar, me gritan cosas, me recuerdan cosas en busca de lastimarme más.

Mi pecho se hunde cada vez más, la respiración se me corta y siento que voy a desmayarme en cualquier momento. Trato de controlar el temblor de mis manos cerrandolas con fuerza y arrodillada en el suelo comienzo a mecerme de un lado a otro tratando de calmarme. Me repito una y otra vez que voy a estar bien, que no me afecta, que no me molesta. Es solo eso, un sentimiento pasajero y pronto ya estaré bien.

Pero no es sencillo. He estado aquí muchísimas veces, sintiéndome así, tratando de respirar. La depresión parece que no quiere irse, las voces no quieren callarse, el sonido de la motocierra no para. Un huracán se cierne sobre mi, girando y llevándose partes de mi a su paso. He estado aquí antes, he salido de aquí solo que ahora no recuerdo cómo.

Me estremesco con un sollozo y sin más bajo una de mis manos a mi muslo. Pellizco mi piel con tanta fuerza que el dolor me distrae de las voces. Lo repito tantas veces, en distintos lugares del muslo, hasta que la piel me arde y no puedo más. Las voces desaparecen, ya no se escucha la motocierra y ya no hay huracán sobre mi. Todo desaparece pero me quedo en el suelo repitiendome que no me merezco esto.

Tratando de no volver a oír las voces busco en los rincones de mi memoria cuál a sido el detonante de este episodio. De un momento a otro comencé a disociar y termine en el suelo tratando de respirar. ¿Que es lo que me está pasando? ¿Por qué no puedo estar simplemente bien?

La puerta del baño se abre con brusquedad, golpea la pared y gracias al repentino sonido me levanto rápidamente del suelo. Me seco las lágrimas con el dorso de la mano y me pongo de pie delante del espejo. De reojo logro ver a las chicas que entran, me miran con mala cara, cómo si estuviese loca.

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