Amane no era fiel amante a sus instintos o agradecía a Dios por haber sido un omega. Pero recuerda como le robaban besos ala fuerza cuando vivía, antes. Los alfas y betas que eran más fuertes que él, siempre se le acercaban y lo obligaban a darles besos, se sintió asquerosos, pero no podía hacer nada.
Y este beso se sentía tan seguro y confortante que por un momento olvido que el alfa que le daba el beso era su gemelo, se apegó más al cuerpo más grande y envolvió con suavidad sus brazos alrededor del cuello de Tsukasa.
El alfa lo abrazo por la cintura y el beso se volvió más lascivo y húmedo.
Amane fue el primero en separarse por la falta del aire, sus ojos seguían cerrados y las largas pestañas rozaban las suaves mejillas. Suaves jadeos salían de los labios del omega.
Tsukasa contemplaba la escena con una suave sonrisa de labios y mirada cariñosa, Amane era tan lindo. El alfa brindó suaves caricias con sus manos en las mejillas del castaño.
Amane comenzó a abrir los ojos, un par de pozos ámbar que mostraban un hermoso amanecer se asomaron entre una cortina de pestañas negras.
- Tsukasa - soltó Amane en un suspiro cariñoso.
Una sonrisa adornó sus labios. Amane poso su mano sobre la de Tsukasa y la acerco más a su rostro.
El corazón de Tsukasa se estremeció ante tal acto de cariño y aceptación.
Ciertamente, el beso fue un capricho de Tsukasa, una broma para su gemelo. O eso le diría a Amane si todo sé salía de su control. Tsukasa sabe que su querido Amane solo lo ve como un cachorro al que cuidar o un hermano al que vigilar. Él no lo ve con ojos tiernos en amor, no lo ve como Tsukasa ve a Amane.
Pero. Solamente, quizás, una pequeñita parte de su gemelo le puede dar una oportunidad. El omega de su hermano lo puede aceptar como pretendiente.
- No sabes cuanto te quiero, Amane - murmuro con una sonrisa mientras bajaba la mirada.
Amane se dejó envolver por los brazos de Tsukasa, dejó que Tsukasa ocultara su rostro en su pecho y se limitó a acariciar su corto cabello oscuro.
- No sabes cuanto miedo tuve cuando pensé que ibas a morir - recrimino el menor con la voz quebradiza y ronca.
Amane podía sentir las lágrimas mojar su camisa azul. Su corazón se partió, y sus ojos empezaron a lagrimear tanto. Solía romper en llanto cada que veía al ser que se había vuelto Tsukasa, cada que le recordaba que lo había matado, y ahora su Tsukasa le estaba confesando cuanto lo quería, cuanto le dolió verlo moribundo en el tatami cuando eran niños.
Amane se soltó a llorar mientras abrazaba a Tsukasa.
- Los siento, lo siento tanto Tsukasa - lloriqueo el omega mientras se frotaba con el antebrazo los ojos en un intento para evitar seguir llorando.
...
Amane entro a su clase con los ojos lloroso y a nariz cuál cereza. Kou se acercó a él y le tendió un pañuelo, además de sentarse un rato con él y frotarle la espalda como condolencia. Tsukasa le había dicho que se saltaría la clase, no estaba en condiciones para que alguien más lo viera de esa forma tan vulnerable que solo le ha enseñado a Amane y su familia.
Bueno, no es como si tuviera derecho a reprenderlo. Él solía saltarse muchas clases, Tsuchigomori se lo decía cada que podía.
La clase comenzó y solo se limitó a ver como los estudiantes escribían con entusiasmo, lo que decía el maestro que recuerda le dio clases a él antes. Que sorpresa que un vejestorio siga con vida, aunque claro está que cuando él lo conoció antiguamente era un joven beta nervioso. Y ahora estaba amargado después de pasar más de 50 años lidiando con adolescentes hormonales.
Los recuerdo que tienen son confusos, es acaso esto una nueva vida realmente o solo una alucinación provocada por otro espectro. Sea lo que sea, es bueno haber visto a este vejestorio dar la misma clase por tanto tiempo. Era un pasatiempo propio, rondar por los salones del nuevo edificio y ver a los estudiantes tomar clases, era melancólico.
Kou lo miraba a veces y sus miradas se encontraban, ciertamente el Minamoto es un alfa, recién presentado, pero era obvio. Todos en esa familia de exorcistas son alfas.
Los ojos oceánicos de Kou lo miran y le devuelve la mirada con una sonrisa, Kou se sonrojó y decía la mirada. Que lindo, piensa Amane.
...
En el horario de club se encuentra de nuevo con Yashiro, parece haberse calmado con lo de Teru. Ella le entrega una bolsita con galletas.
- No me comporte de la mejor manera contigo, Yugi-kun.
Él nunca podría enojarse con su querida Yashiro.
- No te preocupes, Yashiro - menciono risueño el omega agradeciendo con una reverencia ala beta.
- Aunque creo que yo también debería disculparme, en realidad no creo que por ser beta no sepas lo que yo como omega masculino tenga que pasar.
Si fue un golpe bajo, lo que hizo esa vez, sabiendo el complejo que tiene la albina consigo mismo con solo sus piernas, y recordarle que tiene menos chances de salir con una alfa fue bajo.
La beta cerro los ojos y volteo su mirada dolida.
- Pero tienes razón, no soy tan linda como Yugi-kun.
Su voz mostraba cierta admiración y melancolía.
- Lindo, muy cierto Yashiro-senpai.
La voz de Tsukasa provoco que tanto como la beta y el omega chillaran espantados. Amane le dio un codazo en el estómago a su hermano por inercia. Aunque Tsukasa lo detuvo con una mano, y soltó una pequeña risa infantil.
- Te asusté, Amane.
El omega se avergonzó, pero recordó lo que el alfa había dicho.
- ¿Creen que soy lindo?- cuestiono incrédulo mirando desconcertado al par.
- Por supuesto, Yugi-kun es el omega más lindo de la escuela - aseguro la albina.
- Solo un imbécil no podría notar lo lindo y encantador que es Amane - hablo Tsukasa evadiendo la mirada de su propio gemelo.
Amane parecía una fresa madura de lo rojo que estaba. Sus ojos brillaban y miraban escépticos, ala beta y al alfa.
- Deberíamos mejor ir a nuestros clubes.
Amane se fue con camino al club de cocina. Su rostro estaba sonrojado y apenado.
Tsukasa solo observo al omega irse, levanto sus cosas y tomo su rumbo al club de radio, dejando a Yashiro mirando como ambos gemelos se iban por rumbos diferentes.
Chachan, capítulo nuevo, en un rato subo el otro. Beso~
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